21. La angustia

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Hunter observaba la puerta de la habitación en la cual estaba encerrado siendo abierta, anteriormente se había escuchado esto mismo, lo cual el menor pensaba como una muy mala señal. Era Belos, el cual había llegado de los pequeños trabajos que debía de atender.

–¿Estabas hablando con alguien, pequeño?– Preguntó con frialdad, como si poco le importara el hecho de ver a un chico de 13 años tan asustado, y sobretodo en malas condiciones, claro, un monstruo como Belos nunca se preocuparía por esas cosas.

El menor rápidamente negó con la cabeza sin mostrarse nervioso, pues sabía que tenía que verse lo más honesto posible para evitar ser descubierto, y claro que Belos se creyó la mentira, sonriendo con supuesta y falsa calidez. –Perfecto...Hey, sé que estos días no han sido buenos para ti, quiero decir, te alejé de tus amigos y bueno, esas estupideces que ponen tristes a los niños como tú–

Por más que pareciera una especie de enfermiza pero 'honesta' disculpa, claramente podía verse que no lo decía realmente, no decía en serio nada de eso, pero Hunter creía que genuinamente el mayor se estaba disculpando, probablemente cualquier otra persona lo hubiera notado, pero ¿Por qué él no?

Bueno, era comprensible, años de malos tratos y manipulación, realmente no importaba a este punto cuantas veces el menor pareciera revelarse o hartarse de todo, al final del día su ceguera ante la idealización que creó en Belos como el hombre que lo salvó y cuidó siempre acabaría ganando, haciéndolo regresar a los brazos de ese hombre, los cuales eran como rosas llenas de venenosas espinas.

Los pensamientos fueron interrumpidos, el silencio nuevamente roto cuando Belos continuaba con sus supuestas disculpas –Bueno, recuerdo que te gustaba mucho esta cosa, te la dió ese amigo tuyo, pensé que alegraría un poco tu día, mi niño– Volvió a decir con frialdad, pero eso poco le importó a Hunter cuando vió el objeto que el mayor le lanzó.

Era el peluche de pingüino que Gus le dió aquella vez en el arcade, Hunter lo daba por perdido, acaso...¿Belos se arriesgó para traerle devuelta el pingüino de peluche? Después de todo, dicho objeto se había quedado en la casa anterior del más alto, pudo haber sido descubierto por los oficiales al volver ahí.

Una sonrisa dulce salió de los labios de el chico menor, sintiéndose feliz de poder tener nuevamente a ese peluche en sus brazos, dándole un abrazo fuerte, mientras que el adulto simplemente cerró la puerta, esta vez sin llave, saliendo de casa sin decir nada, realmente no le importaba nada si Hunter estaba feliz o no, sólo quería una excusa para que este no se quejara cuando el mayor deseara aprovecharse de él una vez más.

[...]

Habían pasado algunas horas, el menor no había oído el regreso del mayor, lo cual de alguna forma lo calmaba y preocupaba al mismo tiempo, pero prefirió simplemente seguir leyendo mientras abrazaba al dichoso peluche.

Por otro lado, muy lejos de ese lugar estaba Edric Blight, frente a Darius en su oficina, esperando una respuesta del oficial de policía.

–¿Qué estás diciendo? ¿¡Lograste contactarlo!? ¿¡Cómo!?– Exclamó con notoria confusión el mayor de la oficina, a lo que el peliverde comenzó a explicar como fue que tuvo la oportunidad de hablar con el muchacho rubio.

–Bien, al parecer su walkie talkie sigue funcionando...aunque no tan bien como me gustaría, pero logré tener algo de pistas sobre dónde está...pero parece que ni siquiera él sabe específicamente la zona– Dijo un poco decepcionado, la información dada no era muy útil, pero tal vez sí lo suficiente para descartar zonas y no tener demasiadas incógnitas.

–Dijo que estaba en una cabaña en medio de la nada en lo que dijo según sus palabras un bosque, no hay muchos bosques aquí, ¡Sería fácil encontrarlo! ¡Tienen que buscarlo! ¡Tengo que...!– Antes de siquiera poder terminar lo que tenía que decir el joven Blight, fue interrumpido por Darius.

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⏰ Última actualización: Nov 09, 2023 ⏰

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