𝐂𝐀𝐏Í𝐓𝐔𝐋𝐎 𝐗𝐕𝐈

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Aunque nos una la sangre, el parentesco no es una garantía de amor

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Aunque nos una la sangre, el parentesco no es una garantía de amor.

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Las dudas que tengo en mi interior son realmente abrumadoras, parecía que por fin iba a aclarar todo este misterio pero solo he acabado ahogada en un mar de mentiras. Si dijera que he asimilado todos los recientes sucesos mentiría, no los asimilo y si quiera puedo aceptar que mi padre me vea como una mera marioneta, ¿A caso todos estos años a su lado no significaron nada?

Aunque no sé de qué me quejo, hay personas agonizando de dolor en las calles que después de una hora sin amparo alguno , Alaris se había dignado a mandar a los médicos reales con ellos al estar la situación más calmada en castillo. Me alegra haber podido llegar a un trato con él, pero no confió en su persona y mucho menos tras sus últimas palabras "Es porque realmente no comprendes tus orígenes". Ahora más que nunca necesito respuestas y se dónde encontrarlas, o más bien en quien encontrarlas, pero de momento me limitaré en ir y hablar con Viktor para conocer el estado de sus heridas.

La sala en la que me adentraba estaba a apartada del resto de heridos del castillo, debido a que Viktor era un futuro posible heredero y no debía juntarse con "inferiores". Una vez de pie frente a la camilla del moreno pude percatarme que tenía alguna que otra venda cubriendo las heridas más leves y superficiales, sin embargo hubo algo que hizo que no pudiese evitar sorprenderme y saltar en mi sitio con cierto pánico. Viktor estaba con unas tijeras intentando remover la gran y ancha venda que cubría su ojo, estaba estresado y casi en pánico, me temo que ha perdido el ojo.

— ¡Viktor no hagas eso!— exclamé corriendo a su posición para quitarle el objeto punzante de las manos y por primera vez tenerlo frente a mí, confirmando mis sospechas.

—Delora no veo, me duele y no puedo ver ¿Dónde hay un espejo?—hablaba rápidamente muy angustiado con una respiración irregular y muy acelerada— Delora por favor, tráeme un espejo.

—Viktor no creo que sea bueno hacer eso, primero cálmate y prometo traerte el espejo una vez estés mejor— intenté tomarle de las manos para dirigirle a la camilla pero en cambio recibí un fuerte golpe en el rostro que me tiró al suelo. De mi mejilla brotaba ligeramente algo de sangre, dolía, pero no dolía tanto como lo que debería estar sintiendo él ahora.

—¡Delora!—gritó angustiado al ver mi rostro— Lo siento yo no quería, solo. . .

—Está bien, no pasa nada comprendo que estés asustado— finalmente pude alcanzar sus manos y le acompañé hasta la camilla, lugar donde se sentó conmigo al lado— Mira Viktor no te voy a mentir, tu ojo se ve realmente mal y si no ves es porque seguramente lo hayas perdido. No sé si tiene solución, como tampoco sé si la herida mejorará mucho o poco; pero de lo que estoy segura es que si quieres mirarte a un espejo necesitabas saber primero esto ¿Estás preparado para asimilar lo que vas a ver?

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