Finalmente, el cumpleaños de Freddie había llegado. Tú terminas de preparar un gran pastel junto con varias velitas de colores, aún sin iluminar.
Globos se encontraban flotando hacia arriba, deslizándose lentamente por toda la casa, esto producido por el jugueteo delicado de los pequeños felinos desde el suelo. Era inevitable que esos listones coloridos pasaran desapercibidos por los peluditos de la casa.
Muchos, pero muchísimos regalos se encontraban sobre la mesa apilados perfectamente gracias a la paciencia de Brian May, quien se tomó la tarea de acomodarlos.
En cuanto escucharon el claxon emitido por el vehículo estacionado al frente, se dieron cuenta de que se trataba del chofer de Mercury, con este mismo adentro. Todos se acomodaron en fila para esperar al pelinegro.
Freddie abrió la puerta de su casa, completamente confundido al ver las luces apagadas; su casa nunca lucía así. Justamente antes de que su dedo índice tocara el apagador, todas las luces se iluminaron y todos los invitaron salieron gritando un muy eufórico "¡Sorpresa!"
La sonrisa de Freddie no tenía precio, era igual de hermosa que siempre, pero podías sentir perfectamente su emoción.
La fiesta comenzó estupendamente. John Deacon se encargó de la música, por lo que el ambiente fue muy movido y agradable. Los bocadillos eran deliciosos y ni qué decir de la cena.
Brian sacaba fotografías de absolutamente todo, hasta incluso de un pequeño vasito de fiesta o una servilleta arrugada con alguna forma peculiar.
Freddie no pudo evitar reír al intuir quién fue la persona que le obsequió la vela más grande, pues ésta tenía forma de un automóvil rojo. Sin embargo, jamás fue encendida en el pastel, pues Roger estaba a punto de llorar cuando iba a ser encendida.
La fiesta fue maravillosa. Al finalizar, Freddie dio unas hermosas palabras de agradecimiento hacia todos. Sin embargo, a mitad de dicho discurso, no pudo evitar correr hacia ti y abrazarte, dedicándote unas exclusivas palabras.
-Para ti, mi amor, gracias por estar en mi vida. Sin ti mi mundo estaría tan solo. Te amo y te amaré por siempre, bebé.
Con tu mano en el corazón, simplemente asentiste con una gran sonrisa.
Y ambos volvieron a unirse en un abrazo tan dulce como la miel.
Sin duda se convirtió uno de los cumpleaños más memorables de la historia.
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Feliz cumpleaños, Freddie. No sabes cuánto te adoro, niño hermoso. ♡♡♡
