03 / One Shot

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Te encontrabas leyendo un libro interesante hasta que escuchaste cómo abrían la puerta principal, por fin había regresado.

-Ya vine, perdón la tardanza, cariño. -Freddie entró y dejó unas bolsas de varias compras sobre la mesa.

-¿Estás bien? ¿Qué pasó? -Preguntaste bastante preocupada, había tardado casi dos horas de tan sólo ir al supermercado.

El invierno era muy fuerte esa temporada, la nieve no paraba de caer y las calles poco a poco se iba desalojando cada vez más, pues todos las pasaban en sus casas al lado de la cálida fogata.

El pelinegro simplemente te rodeó con sus brazos para intentar tranquilizarte y, seguidamente, se separó un poco para tomarte de ambas manos.

-Lamento preocuparte, cielo, pero no podía dejarlo solito.

Ibas a preguntar algo más hasta que viste cómo el azabache abría más su abrigo y dejaba ver a una pequeña gatita salir de este. En ese momento comprendiste todo.

-¡Oh, Freddie! ¡Es precioso!

-Será nuestra nueva bebita. Ven, vamos a calentar un poco de lechita para ella.

Lo seguiste mientras permanecías con una sonrisa completa de ternura. Freddie tenía un corazón muy grande para los animales, en especial los gatitos; y con mucha razón, pues son realmente tiernos, y esta vez, no fue la excepción.

Cuando el pelinegro finalmente comenzó a hervir un poco de leche, notaste cómo éste alzaba a la nueva integrante de la familia y la mecía como si fuera un bebé.

-Es demasiado adorable. -Comentaste- ¿Qué nombre le diste?

Ante esa pregunta, Freddie levantó su cabeza y, con una sonrisa divertida, miró nuevamente a la gatita.

-Eso era lo que estaba pensando cuando venía de regreso... -Comentó con una leve timidez en su sonrisa.- Quiero ponerle tu nombre.

Inmediatamente parpadeaste un par de veces y tu mirada cambió a curiosidad.

-Oh, ¿y eso? ¿Por qué?

-Tu nombre es hermoso y me encantaría que lo tuviera esta gatita. Por favor, déjame bautizarla así. -Pidió e inmediatamente pudo notar cómo la gatita te observaba con suma atención, como si pudiera entender lo que ambos estaban hablando.

Luego de unos segundos pensando, te diste cuenta que ese es un gesto realmente tierno, por lo que asentiste.

-Eso sería hermoso, cielo. Me encantaría.

El joven de ojos marrones sonrió con gran ilusión para luego servir la leche en una pequeña mamila y, teniendo a la felina en brazos, esperó un pequeño lapso de tiempo para después poder alimentarla.

A pesar de que ya era el gatito número tres que Freddie encontraba y adoptaba, la emoción nunca se iba y ambos sabían que muchos felinos estaban por llegar a sus vidas en el futuro.

Definitivamente el corazón de Freddie es muy grande con los gatitos.

♡

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|𝐅𝐫𝐞𝐝𝐝𝐢𝐞 𝐌𝐞𝐫𝐜𝐮𝐫𝐲 - 𝑰𝒎𝒂𝒈𝒊𝒏𝒂𝒔 𝒚 𝑶𝒏𝒆 𝑺𝒉𝒐𝒕𝒔|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora