Estás tranquila en el sofá leyendo un libro cuando de pronto lo escuchas. Puedes sentir su emoción conforme el sonido aumenta, la sensación era tan maravillosa como la primera vez.
Era Freddie, estaba con su gran piano de cola tocando algunas melodías completamente improvisadas. Las melodías continuaban y una dulce sonrisa se asomó por tus labios.
Te levantaste para poder ir a la cocina y comer algo hasta que lo escuchaste. Te detuviste forma abrupta al escuchar a tu pareja cantar. Nunca habías escuchado esa canción, claro que no. Como se mencionó anteriormente, era una canción completamente improvisada. Pero la letra era hermosamente poderosa.
I was born to love you With every single beat of my heart Yes, I was born to take care of you Every single day of my life.
Lo más hermoso de todo, es que sabías que él la estaba cantando para ti. Esa canción era para ti. Sentías tu corazón salirse de tu pecho justo como cuando lo escuchaste por primera vez. La melodía continuaba, por lo que subiste las escaleras lo más rápido posible hasta llegar a la habitación donde se encontraba el pelinegro.
En cuanto llegaste, él se giró un poco para verte y sonrió, aunque eso no impidió en que siguiera tocando, era sencillamente maravilloso.
Unos momentos después, Freddie dejó de presionar las teclas del instrumento y alzó la mirada para poder verte. No se dijeron nada más. No era necesario. Todo era perfecto.
La conexión era celestial. No hubieron falta palabras. Definitivamente nacieron para amarse.
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