Félix

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Día 3

Félix tenía mucha sed.

Eran alrededor de las 2 de la madrugada y en lo único en lo que pensaba era que quería agua. Andaba medio dormido, pero hizo una pausa cuando vio una luz de la cocina y escuchó un golpeteo. ¿Alguien está tocando la madera? También escuchó algunos gruñidos y resoplidos. Félix todavía no estaba completamente despierto, así que entró adormilado.

Cuando entró en la cocina, se despertó de inmediato.

De pie frente a él con las manos moviéndose estaba Cas, pero también su cuñado perdido hace mucho tiempo, Bruno.

—¿Bruno? —Félix preguntó impactado.

Bruno y Cas saltaron sorprendidos y se giraron para mirar a Félix. Bruno y Cas parecieron culpables.

Félix no pudo hacer nada más que mirar por un momento. ¿Estaba soñando? No, sus sueños siempre son sobre Pepa y tal vez sus hijos.

Cas movió sus manos mientras hacía contacto visual con Bruno.

Bruno pareció horrorizado y respondió moviendo las manos frenéticamente.

Félix miró a los dos confundidos, ¿estaban... hablando con sus manos? Félix sabía que era un tipo de lenguaje, recuerda haber visto algunos libros sobre eso en la biblioteca. Era algo que la gente que no podía hablar ni oír hacía.

Félix finalmente salió de su estupor.

—Bruno, ¿volviste? Pepa va a estar tan...

De repente, Cas y Bruno ya no estaban frente a él, nadie lo estaba. Félix miró a la izquierda y vio que Cas ahora estaba sentada en la mesa del comedor con un plato de sopa frente a ella junto con jugo mirándolo preocupada.

—Tío, ¿estás bien? —ella preguntó con una ceja levantada—: Estabas hablando con la pared diciendo algo sobre Bruno.

—¿Qué? ¿No estabas allí con Bruno? —Félix señaló confundido dónde habían estado parados.

—No he visto a tío Bruno desde que tenía 5 años y si no me equivoco, él tampoco está aquí, ¿verdad? —Cas fingió y comió más sopa—. Todavía debes estar medio dormido, tío Félix.

Félix meneó la cabeza, no. No puede ser cierto. No estaba tan dormido cuando los vio. Miró a su supuesta sobrina y a los relojes de arena de su pijama verde. ¿Ella... detuvo el tiempo y le dio a Bruno la oportunidad de irse? Cas tenía el poder de detener el tiempo, pero ¿en serio lo usaría en la familia?

Tratando actuar con calma, Félix se acercó al fregadero, sacó una taza del gabinete, se sirvió agua y luego se acercó a la mesa del comedor para sentarse con Cas.

—Supongo que tienes razón.

El hombre observó la ligera relajación de los hombros de Cas. Tenía razón. Tal vez, podría obtener más información.

—Lamento lo que hizo Camilo —Félix se disculpó.

Cas tarareó pareciendo escéptica.

Félix golpeó con los dedos la mesa, que extraño. Mirabel habría liderado la conversación, siempre estaba dispuesta a hablar con él. Sobre todo cuando estaban limpiando junto con Agustín. Mirabel era muy alegre y le encantaba hablar con ellos. Pero Cas era callada. Extrañaba mucho a su pequeña compañera de limpieza.

—Por cierto... Camilo encontró una foto tuya con dos niños —comentó Félix y bebió su agua.

La vio ponerse un poco tensa y fulminarlo un poco con la mirada.

—Es grosero robar.

—También lo lamento. ¿Puedo preguntar quiénes son? —preguntó el hombre con una sonrisa.

—No.

La forma en que lo dijo le dijo mucho a Félix. Escuchaba mucho ese tono. Julieta lo usaba, Isabela lo usaba, Dolores lo usaba. Era el típico tono de hermana mayor que no daba permiso para objeciones. Los niños son probablemente sus hermanos. ¿Por qué mentía? Julieta les contó todo lo que Cas dijo, así que ¿por qué mentía sobre los niños? Félix decidió probar una táctica diferente.

—¿Qué tan cercana eras a Bruno antes de que se fuera? —Félix intentó de nuevo hablar con su "sobrina"—: Ambos tienen relojes de arena en sus puertas.

Una mirada apareció en su rostro. Cas miró el reloj de arena en su pijama.

—La abuela tiene una foto de él y yo en su habitación. Nunca tuvo hijos o... pareja. Así que me consentía un poco. Tanto que hasta la gente comenzó un rumor horrible sobre nosotros.

El interés de Félix despertó aún más.

—¿Un rumor?

—Todos notaron mis poderes y cómo brillaban mis ojos y pensaron que no era la hija de mis padres —respondió Cas mientras jugaba con su cuchara—. Que en realidad era la hija de tío Bruno.

La gente siempre es cruel. Había escuchado el mismo rumor sobre Mirabel después de su ceremonia fallida, había roto a Agustín y Julieta. Hicieron todo lo posible para ocultárselo a Mirabel, pero Dolores admitió un día que Mirabel escuchó el rumor de unos niños del pueblo.

—Si no me pareciera tanto a... —la chica meneó la cabeza, tomó la sopa y se puso de pie—. Olvídalo. Éramos muy cercanos antes de que desapareciera.

Cas fue y dejó su plato en el fregadero, luego salió de la cocina.

—Buenas noches, tío.

—Buenas noches, Cas.

Félix la vio salir. Se giró y miró el árbol genealógico. Ese rumor parecía ser hiriente para Cas, al igual que lo fue para Mirabel. Miró dónde debería estar Mirabel en el árbol y vio a Cas en su lugar. Luego miró el lugar de Bruno en el medio.

Si Bruno estuviera aquí... Él quería que volviera con la familia. Conseguir que todos los Madrigal lo busquen no ayudaría. Especialmente no con su esposa aún molesta o suegra. ¿Quizás podría intentarlo de nuevo mañana? Dios. Todo era tan complicado. Tal vez debería haber acallado más el rumor, pero como sea la gente no iba a parar de mencionarlo. Ojalá hablaran nomás entre sí.

—Lo siento —suspiró mientras se levantaba y salía de la cocina.

Pero no estaba seguro de si se lo estaba diciendo a Mirabel, a Cas, a Bruno o los tres.

.....

Mientras tanto, en los muros de Casita, Bruno observaba cómo más de las grietas de Casita desaparecían. Bruno había pensado que a medida que la familia se diera cuenta de cómo se sentían Mirabel y sus propios problemas, sanarían, pero aun así era extraño verlo.

Sabía que las grietas más grandes solo desaparecerían una vez que Mirabel regresara y sanara con la familia. Pero esto era un buen comienzo.

Bruno miró hacia donde Félix y Cas acababan de salir y suspiró aliviado. Podría ser capaz de comer ahora. Bruno no estaba contento de que Cas hubiera detenido a Félix para ayudarlo a escapar. Félix no caería. Tampoco estaba contento de que Cas hubiera decidido que tenía que presionar a la familia por última vez mañana.

Él le había preguntado qué cómo planeaba hacerlo.

Y ella solo había sonreído y contestado con señas que los golpearía donde más les dolía. Que haría que Luisa se sintiera inútil, que le recordaría a Isabela que no es perfecta y que haría que la abuela se vea mal.

Incluso ahora Bruno estaba meneando la cabeza.

—Esto va a ser un desastre.

Cuidado con lo que deseas, abuelaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora