Capítulo 21.

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Daphne.

Paradise.

Estoy haciendo el desayuno junto con Alexei, según él esta ayudando pero lo único que hace es todo lo contrario.

Me he tropezado ya dos veces por su culpa.

Estúpido.

Está abrazado a mi cintura con sus brazos mientras yo voy picando la fruta con la cabeza enterrada en mi cuello.

—Hueles tan bien –Dice inhalando mi cuello.

—Si, pero apártate ya.

—No quieres ser mi novia –Hace un puchero.

—Si quiero Alexei, pero no haces nada tu ni me dejas hacer nada a mi.

Me suelta de mala gana y conecta la wafflera.

—Espero que esta noche no me pidas que te abrace.

—No lo hago, eres tú que no me deja respirar.

Se coloca la mano en el pecho y empieza a hacerse el indignado.

—Que mala novia eres Daphne.

—No me decías lo mismo anoche cuando tenía tu polla en la...

Levanta la mano en señal de que me calle y me río.

—No quieras manipularme con los recuerdos de tus hermosos labios rodeando mi polla Malyshka.

—Ponte a hacer los waffles que tengo hambre.

Hecha mezcla para pancakes en un boul, luego leche, huevo, le pone un poco de vainilla y leche condensada

—Prepárate para comer los mejores waffles de tu vida.

—Ajá.

—No quiero presumir pero soy el mejor en esto.

Termino de picar la fruta y me doy cuenta que es demasiada pero como últimamente ando comiendo muchísimo sé que me la comeré toda.

Cara de barbie, estómago de camionero.

Apago la cámara y me siento en un taburete a esperar que Alexei termine para seguir grabándolo, hacer videos en YouTube me gusta porque es cool hablar todo lo que se me ocurre y a la gente le gusta.

Alexei no tiene problema en aparecer en mis videos, he intentando cortar las partes donde sale él y se molesta.

Animal.

Lo hacía por intentar respetar su anonimato pero dijo que por ahora le gusta ser llamado él novio sexy de Daphne.

—Ya terminé. –Anuncia

—Que bueno, ya tenía mucha hambre.

—Prueba esto y dime que no son los mejores waffles de tu vida.

Corta un trozo con el tenedor y lo mete en mi boca, lo mastico y oh Dios mío...

—Esto sabe delicioso –Digo y él sonríe victorioso mientras mete otro pedazo.

—Te lo dije.

Sigo masticando y en verdad no entiendo puedo explicar el delicioso sabor, no creo que la vainilla se lo haya dado.

—¿Que les pusiste?

—No puedo revelar el secreto.

Saca dulce de leche y lo pone en el desayunador, luego trae el plato de waffles, dos vasos con zumo de naranja y se sienta a mi lado.

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