CAPITULO 28

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Es el día siguiente en la casa de la familia Demon, Elizabeth se despertaba cómodamente en la cama de la habitación de huéspedes, la luz se colaba en la ventana de la habitación, dándole un ambiente muy iluminado ayudándola a levantarse con ánimos. Solo paso unos minutos cuando tocaron la puerta de su habitación.


Meliodas: ellie... ¿estás despierta? -asomándose por la puerta, viendo a Elizabeth sentada en la cama.


Elizabeth: guamm... *bostezando* si lo estoy cariño-palmeando la superficie de la cama donde quería que se sentara el rubio- ¿ya está el desayuno?


Meliodas: en quince minutos estará listo-sentándose y besando la frente de la albina-que te parece si hoy nadamos un poco en la piscina ¿Qué dices?


Elizabeth: me parece bien mel-levantándose de la cama- bien ahora voy a cambiarme-mirándolo sonrojada- t... te podrías retirar un momento por favor.


Meliodas: ¿pero por qué? -mirándola pervertidamente- si ya te vi todo lo que escondes-abrazándola por detrás y tocando sus senos.


Elizabeth: -sonrojada y avergonzada-kyaa...m...mel po...por favor no seas tan pervertido-retirando las manos de mel de sus pechos y volteando a encararlo- que diría tu madre si nos ve en esta situación, además cuando estemos solos en tu departamento te daré una recompensa-besando su mejilla.


Meliodas: está bien mi amor, solo porque me lo pides me abstendré a hacerte mía-lo decía mientras besaba su cuello provocativamente-también me iré a cambiar, nos vemos en 10 minutos en el comedor.


Elizabeth asintió y el rubio salió de la habitación cerrando la puerta y dejando en privacidad a la albina. Comenzó a cambiarse de ropa a una cómoda.
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Ya abajo, todos estaban reunidos tomando desayuno, y comenzaron a dialogar de cosas triviales hasta que Zeldris dio un aviso.


Zeldris: después del desayuno llevare a Gelda a su casa, me quedare con ella hasta la noche-mirando a sus padres.


Ellos asintieron dándole su aprobación


A Elizabeth no se le hizo extraño la petición del Zeldris ya que Meliodas haría lo mismo por ella.


Ya todos habían terminado el desayuno, Zeldris salió con Gelda hacia su casa, Elizabeth ayudo a recoger la mesa, para después ir a su habitación para cambiarse a su ropa de baño eh ir a la piscina.


Meliodas se adelantó a salir a la piscina para estirarse, después de 5 minutos Elizabeth apareció con su bikini blanco, al rubio se le ilumino los ojos, aunque ya el haiga visto muchas veces en traje de baño nunca la dejaba de ver con deseo a tocarla y tenerla en sus brazos.


Elizabeth: jejeje deja de verme con ese rostro mel me da vergüenza-acercándose al rubio.


Meliodas: que te puedo decir ellie, eres toda una sirena-tomándola de la cintura y atrayéndola a él para susurrarle al oído-además, nadie nos está viendo, así que puedo tocarte lo que quiera.


El rubio la llevo a una de las sillas de piscina la recostó, para comenzar a tocarla y besarla apasionadamente, la albina no objeto nada y se dejó llevar por el momento, habían muchas caricias y besos entre ellos, hasta que Meliodas comenzó a deslizar su mano al cordón del bikini de Elizabeth para desatarlo.


Elizabeth: -quitando la mano de Meliodas- m...mel detente, no podemos hacerlo aquí-mirándolo con la cara roja- que tal si ya vamos a nadar para bajar el calor-tratando de levantarse para que el rubio no siga con sus caricias.


Meliodas: -terminado de besar su cuello- está bien ellie, lo haremos a tu modo-levantándose de encima de la albina para darle espacio- pero acompáñame a darme un chapuzón

Otra oportunidad para amarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora