CAPITULO 21

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Paso el tiempo y llego el tan esperado día, todo estaba listo y cierta peli plateada estaba muy emocionada, todos estaban reunidos en la terminal para comenzar el viaje, apenas subieron y comenzó el trayecto, Elizabeth miraba por la ventana el tan lindo paisaje de la carretera, se emocionaba como una niña pequeña, eso hacia Meliodas muy feliz ya que su cometido se estaba realizando y apenas se asomo la vista al océano sus ojos se iluminaron, era lo más hermoso que había visto desde hace mucho tiempo, la vista del pueblo y del puerto la asombro.

Elizabeth: ¡mira mel!!!­—llamando la atención del rubio— ¡mira! ¡El océano se ve muy azul y las palmeras hacen que se vea muy hermosa la playa! —sin dejar de ver por la ventana.

Meliodas: jejejeje y eso no es todo cariño, no has visto donde nos vamos a hospedar—mientras le da un pequeño beso en la frente.

Elizabeth solo asintió muy contenta, al parecer las vacaciones serian muy inolvidables.

Habían llegado y desembarcaron, ya en la zona de espera los esperaba un señor con una camioneta que los llevaría a su hospedaje. Apenas llegaron Elizabeth se asombro ya que no era un hospedaje cualquiera, era un centro vacacional, donde cada familia o grupo se podía hospedar en una cabaña propia, había una piscina y varias zonas recreacionales, se le cayó la mandíbula por tanto lujo, eso hizo recordar que la familia de Meliodas tenía muy buena situación económica, eso la puso muy nerviosa y un poco incomoda, solo por unos pocos minutos se sintió minúscula, pero eso no le quito la emoción que sentía. Meliodas al ver su expresión y lo tensa que se ponía en el camino a la cabaña que les correspondía solo la abrazo y le dio un beso en la mejilla para consolarla.

Meliodas: ¿ellie te sientes bien? —tomando la mano de Elizabeth y dándose cuenta que estaba temblando— ¿hay algo que te incomoda? —mirándola muy preocupado.

Elizabeth: ehm... ¿po... podríamos hablar en cuanto lleguemos a nuestra cabaña? — dándole una mirada nerviosa.

Lo único que hizo Meliodas fue asentir y seguir hacia su cabaña. Ya en el lugar Gelda y Zeldris se despidieron ya que ellos tenían su propia cabaña también.

Zeldris: hermano no vemos en unas 2 horas en la recepción para irnos a la playa—mientras abrazaba a Gelda— desempacaremos y nos vemos después.

Meliodas: está bien hermano, nos vemos en un rato—despidiéndose y conduciendo a Elizabeth a donde se hospedarían.

Ya cada pareja estaba en su cabaña, y Elizabeth al ver el interior de la misma, se asombro no era un sitio tan lujoso, pero se veía muy especial, un sitio tropical, tenían una mini sala con una gran televisión y un mini bar, mas al fondo se veía que había dos habitaciones cada una con su baño propio y sin olvidar la vista al mar que era muy hermosa, lo único que ella pudo hacer en ese momento fue comenzar a sollozar y para susto de Meliodas eso lo hizo sentir muy alarmado.

Meliodas: ¡ellie!¡que sucede! ¿No te gusta la cabaña? —mientras la tomaba de las manos para acariciarlas y tranquilizarla.

Elizabeth: no... no es eso—mientras comenzaba a limpiarse las lagrimas— es que... no lo merezco... eso es todo—lo decía con una voz rota—no lo tomes a mal, me gusta el lugar... es más me siento que estoy en el paraíso, pero por alguna razón siento que no merezco toda esta atención, no es fácil para mí subir mi autoestima de la noche a la mañana así que... —Fue interrumpida por Meliodas que la abrazo con mucho afecto, para después depositar un beso con todo el cariño que podía darle.

Meliodas: ellie, no eres poca cosa—mientras acariciaba su mejilla— es todo lo contrario, yo soy la poca cosa—besando sus nudillos de la mano de la peliplateada—mi intención era que te relajaras, que te soltaras y te divirtieras, y ¡por supuesto que mereces todo esto y más!—en eso Elizabeth se sonrojo— así que ellie deja de lado tu baja autoestima, y diviértete como nunca.

Otra oportunidad para amarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora