CAPITULO 11

164 4 2
                                    

Ya era de día, Meliodas y Elizabeth seguían dormidos, claro no se les culpaba ya que, en la noche se había relatado el horrible pasado de Ellie, Meliodas por su parte, estuvo consolando y ayudándola a dormir tranquila a su pequeño ángel, después de tan horrible recuerdo amargo, la arrullo como a una pequeña bebe, hasta que se quedo dormida, pero por su parte él seguía pensando el porqué la vida podía ser cruel con los inocentes, hasta que también se quedo dormido y soñando con algunas escenas de el relato de Elizabeth.

Poco a poco Elizabeth despertaba de su largo sueño, al despertar se sintió prisionera de unos brazos ajenos a ella, que la abrazaban con mucho cariño y posesión , al voltear hacia donde provenía ese abrazo, vio a Meliodas, con una expresión entre seria y relajada, le pareció lo más dulce que podía ver al despertar, pero tenía que despertarlo ya que eran los anfitriones de la velada de anoche y tenían que ayudar a prepara algo para desayunar, así que con el dolor de su corazón comenzó a despertar a su amado.

Elizabeth: mel, amor, hay que levantarse—susurrándole al oído— tenemos que ir a hacer el desayuno—moviéndolo del hombro.

Meliodas: hmm... 5 minutos más mami — comenzándose a arroparse más con las mantas.

Elizabeth: jejejeje, mel no soy tu mami, ¡soy tu novia—sacudiéndolo más— despierta ya!, dormilón.

De pronto a Elizabeth se le ocurrió una idea, se acerco al rostro de Meliodas, lo tomo con ambas manos y le dio un beso, digno de una príncipe para su princesa, cosa que en esta ocasión fue al revés, ahora era la princesa que besaba al su príncipe dormido, y valla, si logro despertar a Meliodas, despertó con una sonrisa y topándose con la mirada azulada de su linda novia.

Meliodas: *bostezando* Que lindo despertar — dándole un beso de regreso a Elizabeth— buenos días mi amor.

Elizabeth: jejejeje, buenos días mel, que bueno que ya despertaste— comenzando a levantarse— hay que ayudar a hacer el desayuno.

Meliodas: *volviendo a bostezar*tu tranquila—comenzando a estirarse— Ban se hará cargo de todo, es el mejor cocinero que eh conocido—comenzándose a levantar y dirigiendose a Elizabeth— además — comenzando a abrazarla por la espalda— quiero estar más tiempo contigo en la cama, hacerte mimos y quién sabe, tal vez algo mas— poniendo una cara de pervertido.

Elizabeth: ¡q...que cosas dices cariño! —poniéndose muy sonrojada— además, no será la última noche que la pasaremos juntos— comenzando a acercarse al rostro de Meliodas— tu sabes que soy toda tuya, todas las noches— dándole un beso apasionado a su novio.

Meliodas, lo acepto gustoso, cada vez se volvía más intenso, que hasta por inercia se recostaron en la cama para continuar con su apasionado encuentro, comenzaron las caricias y uno que otro gemido, por parte de los dos, hasta que fue interrumpido...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Meliodas, lo acepto gustoso, cada vez se volvía más intenso, que hasta por inercia se recostaron en la cama para continuar con su apasionado encuentro, comenzaron las caricias y uno que otro gemido, por parte de los dos, hasta que fue interrumpido por el toque de la puerta.

*TOC, TOC*

Ban: ¡capitán!!! ¡Ya dejé de manosear a su novia y vamos a desayunar! yo lo preparare, antes que nos intoxiques a todos—hablando del otro lado de la puerta.

Otra oportunidad para amarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora