な vigesimo primer capítulo.

33 5 0
                                    

Sabían que dijeron que estaba bien, también sabían que dijeron que no era cuestión de preocuparse la situación. Ellas dijeron que confiarían en el sistema de seguridad y los guardias que se hallaban infiltrados en todo el edificio pero simplemente una ocasión así podía resultar ser demasiado agobiante para cualquiera que la estuviera viviendo en carne y hueso.

Aunque todo trascurso con normalidad, desde los invitados, las pláticas, los intinerarios y demás aún existía cierta tensión en el aire que puede que la pelinegra esté emanando de una manera inconsciente.

Sentados en la mesa asignada a los Manoban se encontraban Rose, Lisa, los padres de la azabache y los Kim, disfrutando de una interesante plática en la que estaban sumergidos acompañando sus palabras con vino tinto en hermosas copas de vidrio.

Era un completo éxito aquella velada a ojos de los mayores con el apellido Manoban, pues todo estaba yendo según lo planeado en perfecta armonía. Había sido una de las mejores fiestas que habían organizado en mucho tiempo para presentar así a las nuevas herederas legítimas de la empresa.

Pero en cambio, para la menor portadora del apellido Manoban todo estaba hecho un completo desastre al igual que un notorio remolino en su cabeza, aunque la pelirosa hubiera cumplido su promesa y se hubiera quedado junto a ella como lo dijo antes de que comenzará la noche habían algunos pensamientos divagantes por su cabeza constantemente.

No soportaba la idea de apartarse de Chaeyoung ni siquiera por sólo un segundo, se aferraba a su mano entrelazando sus dedos mientras trataba de no colapsar y sufrir un ataque de pánico frente a todas las personas.

Lo único en lo que pensaba era en salir de ese lugar junto con su esposa y encerrarse en una de las habitaciones vacías, besarla mientras la mano de la pelirosa se posaba sobre su cabeza y acariciaba sus azabaches hebras, solo eso quería, realmente.

Deseaba sentir con más intensidad el calor de su esposa, escuchar los latidos en su pecho y sostener con cuidado su cintura mientras susurraba lo mucho que la amaba cerca de su oído.

Solo, quería salir de ese lugar.

No sabía porque lo deseaba o porque sentía la necesidad de hacerlo pero estaba increíblemente nerviosa y deseaba solo levantarse y arrastrarla lejos de ahí.

Estaban en una terrible situación ahora.

—¿Tu que opinas Lisa? —Y finalmente escucho su nombre ser nombrado, con el ceño frunció ligeramente giro su cabeza en dirección a donde la voz de su progenitora se encontraba, observándola con cierta molestia al percatarse que había prestado nula atención a toda la charla.

—Ah... No, digo, si. Esta bien. —Logró responder dudosa y con nerviosismo, pasando saliva en seco al sentirse atrapada igual a un niño haciendo una travesura.

Pará su propia suerte solo se ganó una mala mirada de su madre antes de que continuarán la conversación, y nuevamente todo lo que escucho fueron murmuros sin sentido. Pero esta acción no fue nada ignorada por Rose, quien la miró con desconcierto debido a su comportamiento.

—Amor. —Llamó a lo bajo deseando solamente ser escuchada por ella en la mesa, y por suerte nadie pareció notarlo, solamente Lisa quien alzo la cabeza en su dirección, atenta. —¿Te encuentras bien? Podemos ir por algo de agua si así lo deseas.

Y oh mierda, no pudo evitar asentir repetidas veces en acuerdo con la situación, quería salir de ahí junto a Rose.

La pelirosa no tardó mucho en levantarse sosteniendo aún la mano de Lisa, disculpándose con los padres de su esposa al igual que con sus –en teoría– familiares. Y sin perder demasiado tiempo atrajo a la azabache junto a ella, lográndo escabullirse sin ser vistas antes de que alguno de los invitados lograrán verlas irse del lugar.

Finalmente un suave suspiro logró escapar de los belfos de Lisa, quien había estado reprimiendolo desde lo que parecía ser una eternidad, era un alivio salir de ese lugar pero no estaba dispuesta a caminar hasta el comedor donde los empleados tenían los alimentos que esta noche se harían para buscar algo de agua que no quería.

Observó a los lados por un segundo, y al ver que no había nadie a la vista solo empujó a Rose a una de las habitaciones que aún estaban vacías sin ser vista por nadie.

El frío de un que rápidamente hizo impacto contra ella haciéndolo deslizarse un poco en el suelo de mármol, un jadeo escapo de los bellos de la pelirosa quien sintió la sorpresa recorrer todo su cuerpo, abriendo sus ojos grandemente al notar que ahora estaban en una oficina vacía y oscura.

No pudo ver nada, sólo escuchó el sonido del pestillo ser puesto antes de que alguien se colocará entre sus piernas, sin embargo la reconocida fragancia con olor a vainilla que su esposa usaba a diario llegó a sus fosas nasales haciéndola delirar los un momento, sus cuerpos se encontraban muy cerca, demasiado como para estar en un lugar público de esa manera.

Sus mejillas no evitaron ponerse de un ligero color carmesí que ante la oscuridad no podía verse en lo absoluto, se supone que debían sólo entrar y buscar un poco de agua ¿que mierda estaba pasando en esa oscura habitación con potencial riesgo de ser encontradas en una posición... comprometedora, ante un guardia? no lo sabía, deseaba averiguarlo pero un poco de miedo invadía en la misma pregunta.

—Lili, ¿que haces cariño? —Decidió preguntar con las mejillas ardiendo de la vergüenza, deseaba apartarla pero su cuerpo no quería eso, era como... si su cuerpo se hubiera desconectado unos pocos segundos nada más. —Podrían vernos en este lugar ¿que crees que haces, mmh? —Interrogó con el ceño ligeramente fruncido, aparentemente aún no lograba procesar toda la información que se le presentaba en frente, porque no entendía absolutamente nada aquí.

Y fue hasta que los esponjosos belfos de su esposa chocaron contra su cuello, besando con levedad desde esa zona hasta su hombro descubierto.

—Eso lo hace más excitante, ¿no? —Y un jadeo lleno de sorpresa resonó por las paredes de la cerrada habitación...

¿Que mierda estaba pasando?

again the euphoria [ 2 ] 'nd chaelisa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora