な vigesimo cuarto capítulo.

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El nerviosismo de su cuerpo desapareció en un segundo, mientras que antes era la presa ahora se encontraba apuntando directamente a la cabeza de la pelirroja, con su dedo en el gatillo amenazando con desear disparar la bala que a dentro de esta había.

Los cuerpos ajenos se quedaron rígidos a su alrededor, especialmente de la tensa chica que se encontraba ahora siendo apuntada con un arma de fuego en la cabeza.

Una sensación nada agradable, donde veías tu vida recorrer frente a tus ojos con simples destellos que demostraban todo lo que viviste y al mismo tiempo no viviste. Desde recuerdos reprimidos de la infancia hasta los más vividos y recientes en tu vida.

Era inexpresable, demasiado irreal el hecho de que tu vida estuviera siendo puesta en riesgo por una persona por cualquier motivo.

—¿Quien caza a quien ahora, Ji? —Preguntó, está vez siendo ella quien tenía una mirada llena de oscuridad sin reflejar expresión alguna de lástima, estaba demasiado cegada como para simplemente dejar ir sus palabras como si la corriente se la llevara. —Mataron a mis padres, me condenaste a una vida llena de infelicidad. Debo ir a terapias para superar los traumas que me ocasionaste. —Sus ojos se llenaban de una ligera capa de lágrimas que hacían ver sus ojos cual el cristal más frágil, su pulso ni siquiera temblaba.

Sentía como su mundo se demoraba bajo sus pies, pero todo su cuerpo tomaba el impulso para seguir.

—Cariño, no hagas algo de lo que después puedas arrepentirte. —La voz de la azabache, de su esposa interrumpió el momento, haciéndola voltear, mientras forzaba un poco más de presión en la cien de Jisoo.

Sus ojos captaron por una fracción de segundos el cuerpo de Jennie al otro lado del cuarto, sosteniendo un arma el cuál también la apuntaba, pero ese era el menor de sus problemas ahora.

—Tu no lo entiendes, Lisa. Ella mato a mi familia. —Y finalmente su voz se quebró, las lágrimas saladas recorrían sus mejillas hasta llegar a su mentón donde caían cruelmente al suelo.

Todo esto era aterrador, pero no para Rose quien ahora solo se sumergía en su propio dolor y en lo que pasaría si jalaba del gatillo. Todo era simplemente perturbador para el resto de personas en ese lugar.

Podía ver a Jennie temblar en su lugar, no llegando a sostener con firmeza el arma que en su mano se encontraba.

Su labio inferior temblaba con miedo, y al notar la mirada de Rose puesta sobre ella quiso hablar: —No me obligues a dispararte.

—¿Cuál es tu maldito problema? —Escupió la pelirosa con rabia, apretando más el arma entre sus manos. Agradecía su autocontrol porque de ser otra persona posiblemente ya habría un cadáver tumbado en el suelo sin vida.

—A ella le gusta. —Interrumpió Lisa, con los ojos cristalinos en su lugar, al ver la mirada rota de su esposa, su corazón se ablando un poco, deseando por un momento, solo por un momento, soltar a Jisoo y dejarla ir aunque la tenía completamente a su merced.

—Ya no hay nada que hacer, Lisa. Si paramos esto ahora todo esto volverá a suceder más adelante.

—No es la hora, ni el momento. Si algo ocurre aquí la fiesta estará completamente arruinada, Rosie, sabes que es lo que menos me importa ahora, pero es desesperante. —Ya no sabían que podían hacer. Todo pasaba tan rápido que incluso parecía irreal, imposible, pero era real.

Todos sabían que eso era real.

—Por favor, no le dispares Rosie. —Una voz ajena interrumpió y ahí fue cuando vio la mirada devastada de Jennie, que poco a poco bajaba su arma hasta quedar en el suelo, la pateó lejos para denostar confianza hacia ella. —Jisoo es todo lo que me queda, si muere yo moriré junto a ella. No hay armas, no hay trucos, ambas nos iremos sin causar muchos problemas, por favor todo déjala ir.

La respiración de Rose era pesada, deseaba que hubiera una manera más fácil de escapar de todo esto, se sentía como en el mismo infierno y todo era por su culpa.

Rose. Llamaba a lo lejos algo una y otra vez.

Jennie no lograba acercarse por miedo a que el gatillo fuera jalado por Rose en un acto de inconsciencia, podía perder la cabeza en cualquier momento.

Las mejores personas están locas, eso lo había escuchado una vez en alguna película de Alicia en el país de las maravillas, pero no deseaba caer en el mismo valle de locura en el que alguna vez Jisoo se sumergió.

Pero ahora, al ver a todos a su alrededor, finalmente su pulso comenzó a temblar con cierto desespero.

Pequeño fragmentos de su vida comenzaron a llegar a ella, desde los momentos en los que estaba con sus padres hasta aquellos más oscuros cuando estaba en la casa de Sunoo, su propio secuestrador quien le había arrebatado la oportunidad de ser feliz con Lisa por un largo, largo tiempo.

Nunca pensó que todo acabaría de esta manera, nunca pensó que el ir a Seúl terminaría de una manera tan desastrosa, hubiera preferido quedarse atrapada en aquel pequeño pueblo antes de presenciar esto en carne y hueso.

Pero todo comenzaba a hacerse borroso a su alrededor, todo daba vueltas, mareandola y haciéndola sentir mal.

Tenía muchas ganas de vomitar, su estómago estaba revuelto como si acabará de ingerir incontables cantidades de alcohol.

Su cuerpo ardía ante la sensación de desespero mientras que el arrepentimiento llegaba a su consciencia.

—Yo nunca debí venir a Seúl. —Expresó en pequeños murmuros mientas sollozaba, se sentía mal, demasiado cansada y molesta consigo misma por alguna vez haber querido salir de su hogar.

Se sentía enferma, agotada. La palabra "Rosie." No dejaba de resonar por los muros, aturdiendola. Sentía como si estuviera volando y al mismo tiempo cayendo con brutalidad.

Todo estaba dando vueltas y vueltas como si fuera un caballo de un carrusel, su pulso temblaba con dificultad y su cuerpo se paralizaba.

Así fue hasta que sintió que alguien colocaba la punta de un arma contra la parte baja de su mentón, cerca del comienzo de su cuello.

—Te tengo. —Expresó Jisoo en una carcajada.

Y disparo del arma mientras todo se hacía borroso a su alrededor.

again the euphoria [ 2 ] 'nd chaelisa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora