な vigesimo sexto capítulo.

40 4 0
                                    

En la oscuridad de la noche lo único que podía iluminar el camino a casa a esas horas de la noche. Estaba mirando hacia la ventana soñolienta con ganas de seguir durmiendo, eran alrededor de las tres de la mañana y era horrible estar aún despierta a tales horas de la noche. Sentía como sus ojos pesaban y aun no entendía como mierda Lisa podía mantener sus ojos tan abiertos con tranquilidad y mirando el camino con normalidad, ella estaba prácticamente muerta y tratando de sobrevivir mientras todos sus sentidos se apagaban por completo..., sentía como si estuviera a punto de solo desmayarse y valerle un comino que pasaría después, se arrepentía de haber asistido a esa reunión en la empresa donde solamente se lleno de estrés, ansiedad y sueño, mucho sueño. Soló lograba mantenerse despierta gracias a las suaves melodías que la pelinegra cantaba a lo bajo, llenándola de tranquilidad mientras que la canción everything i wanted de Billie Eilish sonaba desde el reproductor de música, se sentía embriagada por el olor a vainilla que el sacó de Lisa desprendía, envolviendola al estar sobre sus hombros, las suaves melodías que acompañaban la música siendo musitadas con total deleite desde los labios de su esposa la hacían sentir plena y tranquila, dejando sus preocupaciones atrás mientras solo disfrutaba del placer auditivo que las ondas musicales le otorgaban con delicadeza.

El perfil de Lisa era iluminado con sumo cuidado con las luces azules que se proyectaban a través de las ventanas por alguna razón, la Luna brillaba con intensidad regalandole algo similar a un respiro de todas sus preocupaciones y adversidades. No pensaba en Jisoo, o en Jennie, solo pensaba en ese íntimo momento que disfrutaba con todas las letras.

La canción cambió, y la suave canción de i wanna be yours de Arctic Monkeys la remplazo para un completo deleite de la pelirosa.

Las notas que comenzaba acabar la dejaban sin palabras, el don de la poesía y el don de los instrumentos no era lo único que el universo le había otorgado a aquella hermosa pelinegra con rasgos tailandeses. Amaba casa palabra que expulsada desde sus labios con la canción.

—Si sigues cantando así terminaré por dormirme. —Murmuró la pelirosa, quien aunque amaba la melodia se encontraba soñolienta y aquella canción suave solo aumentaban sus ganas de estar en casa, sobre su cama y dormida mientras era mimada y abrazada por su pareja.

—Cariño, yo canto horrible, no podría hacer dormir ni a un perro con ello. —Murmuró con una pequeña sonrisa, en verdad creía que sus habilidades de canto estaban muy por debajo, no creía siquiera poder hacerlo correctamente. —Además, debes descansar porque estuvistes muchas horas despierta, luego soy yo quien tiene que complacer tus berrinches, amor mío.

La pelirosa se sonrojo, abrazando más al abrigo que traía puesto el cual no era suyo si no de su amada, sabía que era verdad que cuando llevaba mucho tiempo sin dormir se ponía muy caprichosa y mimosa. Pero eso no era su culpa ¿Verdad? Solo tenía horario de bebé, y quería dormir.

Se quejó en respuesta, pensando en que tan bien sería hacerle un berrinche al respecto, pero eso era hacerla ganar y no se daría por vencida tan fácilmente.

—P-pero, yo no hago berrinches, solo pido amablemente lo que quiero y me pongo a llorar porque me pongo sensible. —Se cruzó de brazos, abultando su rosado belfo en un puchero.

—Parece que estas a punto de hacer un berrinche sobre no hacer berrinches. —Carcajeo. Rose deseaba fingir molestia pero simplemente no podía, se hecho a reír a carcajadas junto a Lisa sin poder mantener su semblante serio al escuchar la estruendosa risa de su esposa, era inevitable.

—No es mi culpa, solo quiero dormir mientras me llenas de besitos y amor. —Confesó, un poco frustrada por tener que esperar mucho tiempo para su encuentro con la cama, era algo que necesitaba desde que el reloj marcó las 1:00 a.m.

Es culpa de Lisa por haberla acostumbrado a dormir temprano gracias a sus suaves caricias y hermosas palabras de amor en su oído mientras entraba al cálido mundo de los sueños. El recordar que aunque llegaran a casa aún debida tomar un cálido baño y cambiarse la hacía querer llorar.

¿Acaso no podía simplemente dormir por 14 horas seguidas sin que le molestaran?

Porqué eso es lo que más deseaba ahora.

—Cuando lleguemos te llenaré de cariños, mi dulce princesa. Después podrás dormir todo lo que quieras.

—¿Lo prometes? —Rose volteo a verla con un pequeño puchero.

—Lo prometo.

[ . . . ]

Lisa no mentía cuando dijo que la llenaría de mimos al llegar a casa, cuando finalmente llegaron a su tan anhelado destino en su nuevo y permanente hogar, la cargo con cuidado. Rose enrollaba con sus piernas la cadera ajena, al igual que sus brazos en su cuello mientras su cabello era acariciado con dulzura mientras que la bañera se llenaba con aquella tibia agua con algunas bombas de baño dentro.

Su cuerpo tocó con cuidado el agua, sumergiéndose hasta que solo su cabeza y la mitad de su cuello estaban fuera del agua, gimiendo por el placer que provocaban las sales de baño que se adherían su cuerpo y lo envolvían.

Suaves masajes eran dejados sobre sus tensos hombros por parte de su hermosa esposa que se encontraba detrás de ella, pegando su espalda a su pecho.

Era increíble, el como aquellos suaves masajes podían tranquilizarla por completo, pero la idea del dormir aún estaba presente con lo pesado que sus ojos se sentían.

Fue consentida por un gran rato, al igual que vestida por suaves prendas anchas que le daban el placer de poder respirar con tranquilidad mientas se aventaba a la cama sobre las suaves telas blancas de su nueva vivienda, recién decorada la cual olía a limpios muebles y a aromatizante con olor a vainilla en el ambiente.

Casi queda noqueada con solo tocar lo suave de las sábanas, pero el cuerpo de Lisa posicionándose a su lado, acostada la hizo mirar hacia arriba.

Y oh, no la dejaría con los brazos abiertos así como así. Gateo hacia ella y se acostó entre sus brazos recibiendo caricias en su cuerpo y cuero cabelludo, era simplemente hermoso y sus ojos cada vez pesaban más, con cada beso o caricia sentís sus párpados cerrarse un poco más.

—Descansa bien, mi hermosa princesa.

again the euphoria [ 2 ] 'nd chaelisa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora