Landon:
Estacioné el jeep negro frente a mi casa y me bajé con un humor del infierno. Solo quería ser amable con esa chica y, a cambio, ella me lanzó una mirada de asco como si fuera un perro sarnoso que se acercó a olfatearla.
Nenita, tú no tienes idea lo locas que se vuelven las mujeres por mí.
Annie me consideraba una especie de mierda humana sin cerebro. Lo tenía bastante claro desde que empecé la universidad y la vi llegar con esa pose aristocrática. Pero debería bajar su altanería después de lo que pasó entre nosotros. Cínica.
Eso sonó como la frase de una mujer abandonada.
Entré a la casa con ese estúpido pensamiento persiguiéndome: "Annie te cree una mierda humana". Mis padres como de costumbre no estaban y me sentía un maldito retardado por vivir con ellos. Pero fue la única condición para que me paguen la escuela de música. Yo no tenía madera para leyes y, definitivamente, no me imaginaba dentro de un terno rodeado de tipos obesos y mujeres cincuentonas como secretarias. Tengo la estúpida idea de que si me vuelvo abogado, engordaré.
Por ende alguien tan sexy como yo no merece ser desperdiciado.
Subí a mi habitación y quise tomar mi guitarra para componer algo de música, a pesar de que estaba jodidamente lleno de tareas. Traté de inspirarme pero mi mente traía a colación: "Annie te cree una mierda humana". Pasé mis dedos por las cuerdas unas cuantas veces buscando alguna melodía, pero hoy estaba seco. Y toda la culpa la tenía esa prejuiciosa chica.
Encendí el estéreo y sintonicé la canción más bulliciosa que encontré. Me desplomé de espaldas en la cama y recordé que hoy había dejado sobrecalentada a Megan Reyna. La mujer era muy evidente y se notaba a kilómetros que quería acostarse conmigo.
Obviamente yo también la deseaba, ella era malditamente deliciosa.
Como un pastel de mocca, mi favorito.
Pero era la frialdad con la que me ofrecía su cuerpo, lo que me desanimaba un poco, es decir, ella y yo éramos viejos amigos pero... me daba la impresión que si le decía "Hagámoslo aquí" ella se desnudaba al instante.
Y en el extremo del caso estaba "La bruja franca". No la creí una chica de una sola noche y mi concepto no había cambiado en lo absoluto. Por eso me resultó extraño que aquel día...
La canción que escuchaba terminó y empezó una especie de melodía cursi cantada por un engendro de azúcar y miel. Tomé un almohadón y lo lancé al estéreo haciendo que este se apagara al contacto.
Malditas cursilerías.
"Radioactive" sonó indicándome que tenía una llamada. No quise contestar porque tal vez sería Megan con su chillona voz queriendo tener una cita conmigo, o diciéndome: "Mis padres salieron, tengo la casa sola".
Recordé que también podía ser Max, mi profesor de música, informándome algo sobre el concurso de canto al que quería entrar. Me dirigí al escritorio y tomé el móvil. En la pantalla leí número desconocido. La llamada se cortó.
¿Y si era Annie? Tal vez quería pedirme una disculpa.
No, idiota, no. Vega nunca haría eso.
La llamada volvió a aparecer y esta vez contesté al primer timbrazo.
—Hola Guapo.
Me jodí, es Megan.
—Hola preciosa —fingí sorpresa y felicidad.
Lo sé soy un Puto.
—Creí que podíamos vernos esta tarde y salir a pasear un rato. ¿Qué dices?
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WHEN SHE WAS A VIRGIN
Teen Fiction[ PUBLICADO POR NOVA CASA EDITORIAL] "Se tomó el puente de la nariz y pude notar cómo contenía su rabia. -Maldita sea, Vega. Trato de ser amable contigo. -No maldigas. ¿Acaso no sabes que cuando dices esa jodida palabra la maldición recae en ti? -Es...