"Tranquila Annie" #21

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Me separé de sus labios con una sonrisa traviesa.

— ¿Qué fue eso? —preguntó con los ojos muy abiertos.

— ¿Un beso?

Juntó las cejas como si no comprendiera mi actitud.

— ¿Por qué lo hiciste otra vez?

—Porque me dio la gana —respondí, luego noté que mi cuerpo descansaba sobre el suyo. Traté de incorporarme pero él me detuvo.

—Nada mal —bajó la camisura de sus labios como analizando lo que yo acababa de hacer —, pero yo te enseñaré uno mejor.

Mis ojos se abrieron como platos y sentí que el corazón me palpitaba fuerte y rápido. Landon tenía una sonrisa traviesa y pícara que provocaba que sus ojos se achinaran. Se acercó lentamente hacia mí, cerró los ojos y posó sus labios sobre los míos. Pronto nos encontramos sumergidos en un beso suave que a medida que pasaba el tiempo se iba tornando más apasionado. Mis labios al principio eran un poco torpes, pero justo ahora me sorprendía la manera en que los movía ágilmente sobre los de él, incluso me faltó la respiración en muchos instantes, pero no quise tomar un descanso, yo... yo simplemente no me había dado cuenta de lo mucho que necesitaba besarlo.

¿Estoy muerta? Porque justo ahora me encuentro en el cielo.

Pero claro, Landon no puedo saberlo. Eso podría volverlo más arrogante.

Se separó de mí después de unos segundos, entonces estiré mi cuello lo más que pude y me sorprendí al notar que necesitaba un poco más. La sonrisa traviesa de Landon cambió por una de arrogancia, fruncí el ceño y le tiré un manotazo en el hombro provocando que emitiera un quejido.

Mi cara debió haberse visto bastante ridícula.

—No cabe duda que soy el único que te hace perder el control —dijo recostado a mi lado y abrazándome.

Me revolví en sus brazos como una bestia. — ¡Ja! Claro que no, Cooper. Suéltame —me quejé.

—Ya no finjas más, es inocultable. Te gusto, y al parecer mucho —apretó más su agarre.

Hice una mueca de niña berrinchuda, pero esta vez no me dieron ganas de negar sus palabras.

— Hay ropa limpia en el baño. Puedes ir a cambiarte —me dio una sonrisa ladina—. Aunque me encanta este vestido blanco, pero si quieres me ofrezco como voluntario para quitártelo.

Rodé los ojos y me dirigí al baño. Cuando estuve dentro solo encontré una camiseta que me llegaba hasta las rodillas. Gruñí interiormente porque no me quedaba más remedio que usarla.

— ¿Dormirás conmigo? —pregunté al salir del sanitario.

—Vega, trato de ser respetuoso contigo, pero si quieres eso no tengo ningún problema en cumplirlo. ¿Algunas ves te he dicho que me gusta cumplir deseos?

— No digas tonterías. Lo digo porque esta es tu habitación y bueno... tal vez a tus padres no les agrade que esté aquí.

—Ellos nunca están en casa. No hay problema —dijo serio, luego trato de volver a su ánimo inicial —. El clima está helado y yo soy friolento, así que dormiré contigo y punto.

En realidad, me agradaba la idea.

Me recosté junto a él.

Landon me siguió abrazando como un oso de peluche y la sensación de tenerlo cerca era realmente placentera. La calidez que emanaba su cuerpo sobre el mío era reconfortante, como si estuviera en el lugar adecuado. Una sonrisa se formó en mi rostro cuando noté que se estaba quedando dormido, se veía aún más guapo cuando tenía la boca cerrada y no decía ningún comentario arrogante. Admiré cómo descansaban sus largas pestañas sobre sus mejillas y la forma en que su nariz se ampliaba al respirar. Entonces me llené de miedo porque nunca antes lo había mirado de esa forma. Eso solo significaba algo...

WHEN SHE WAS A VIRGINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora