Capítulo 48. No voy a perder mi ciudad.

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Capítulo 48.

No voy a perder mi ciudad.

This is a land of broken hearts, where bullets shatter dreams. -Curtis Jackson.

Justin PDV

-¡Pásala! ¡Pásala, hijo de puta! -escuché que Chris me gritaba al otro lado de la calle, pero me negué a hacerle caso.

Seguí pateando la lata vacía que en sus tiempos libres nos servía de balón y aventé a Jaden para que no me estorbara.

-¡Hey, eso no se vale, Justin! -gritó casi llorando, se había levantado y me giré lo suficiente para ver como se sacudía la ropa con gesto de asco.

Miré a Kevi, que tenía las piernas abiertas de par en par y los brazos extendidos, era enorme, así que cubría prácticamente toda la portería imaginaria.

-¡Corre, Justin! ¡Corre! -me gritó Chris por detrás dramáticamente.

Solté una carcajada y tiré.

La lata se hizo camino entre sus piernas y Kevi sólo la contempló con la boca abierta, como sin poder creerlo.

-¡Goooooooooool! -gritamos al mismo tiempo Chris y yo. Habíamos ganado, de nuevo.

Chocamos puños y nos giramos a ver a Jaden que seguía sacudiéndose la ropa.

La carísima camisa nueva que tanto nos estuvo presumiendo todo el día ahora estaba manchada de tierra y agua sucia de los charcos. Fruncía el ceño, como a punto de llorar, como si no supiera que mañana sus padres le regalarían veinte más.

-¡Eso no esjusto! ¡¿Por qué Alfredo no está aquí?! ¡Él te hubiera sancionado, Justin! ¡Son unos tramposos, no volveré a jugar con ustedes a menos que Alfredo esté aquí para albitrear! -gritó Kevi señalándome con su índice.

-Su papá no lo dejó venir. -murmuró Chris en voz baja. Los tres bajaron la mirada enseguida, como si sentir lástima por Alfredo fuera suficiente para que su padre dejara de azotarlo con el cinturón.

Empezaron a susurrar, un plan imaginario que nunca llevarían a cabo, para sacar a Alfredo de su casa, dejé de escucharlos cuando algún estúpido , no alcancé a reconocer cuál, dijo: "¡Llamémoslo Salvando a Alfredo!"

Mientras, seguí mirando el dedo de Kevi, con el que me había señalado. Ya lo había bajado, pero era tarde, ya había llamado mi atención.

Yo me pregunté qué clase de sonido haría su dedo si se lo rompía. ¿Sería un clap, sería un crack, sería un trap? O, tal vez su grito no me dejaría escucharlo, ¿gritaría al estilot ípico femenino, o sería un sonido más grave? ¿Lloraría?

Suspiré, sólo había una manera de saberlo, caminé hacia él sin dejar de mirar su dedo pero antes de alcanzar a tomarlo escuchamos un grito.

Me giré alerta, pero no sorprendido; los gritos eran cosa de todos los días en Bradford.

Una rubia corría hacia nosotros, llorando y gritando, los cuatro callamos enseguida y la miramos.

-¿Estás bien? -le preguntó Chris, le preguntó a una mujer que lloraba y gritaba desconsolada si estaba bien; era obvio que su cerebro aún no se enteraba de que ya había cumplido 13, seguía teniendo la capacidad mental de un niño de 5.

Lo miréy rodé los ojos, pero antes de poder hacer un comentario que le dejara claro la clase de idiota que era, vi la razón por la que la mujer corría.

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