CAPÍTULO TRES.
Strange
I’m a strange in your perfect world.
Justin’s POV
Entré a mi habitación dando un portazo, estaba furioso. ¡Ese hijo de puta! ¡Harry Styles es un jodido hijo de puta!
Siendo el hijo del sheriff cree que es intocable, y de alguna manera lo es, pero algún día podré reventar toda su mierda con mis puños.
Tomé la lámpara que estaba al lado de mi cama y la arrojé con fuerza al otro lado de la habitación, hice lo mismo con todo lo que me encontraba a mi paso.
Ese maldito me encaró frente a toda la maldita preparatoria y yo no pude darle lo que se merecía porque Alfredo y Jaden me detuvieron.
Recordé su cara cuando me vio abalanzándome hacia él, estaba aterrado, su valor de mierda se había ido al caño cuando se dio cuenta de que en verdad iba a golpearlo.
Él era tan marica, pero claro yo no podía tocarlo porque su padre tenía una placa.
Un ruido de afuera me sacó de mis pensamientos, alcé la mirada y la vi.
Era la chica que había estado mirando antes de que Harry llegara, supongo que es su nueva conquista o algo. No es algo que a mí me importe realmente, pero debía reconocer que estaba bastante bien.
Era pequeña y delgada, pero con curvas prominentes, cabello castaño y ojos obscuros y enormes. Tenía labios llenos y rojizos, la cara ligeramente redondeada aún por la niñez, supongo que es algunos años menor que yo.
Su mirada se encontró con la mía y ella tembló ligeramente, estaba a punto de cerrar la puerta de su balcón cuando alcancé a detenerla y me adentré a su habitación, había cajas y casi ningún mueble, acababa de mudarse, esta casa llevaba meses desocupada.
Ella levantó su teléfono y antes de que pidiera ayuda se lo arrebaté y colgué su llamada.
La miré, sus ojos me recordaban a los de un niño, inocentes, puros.
¿Qué hace una chica como ella en este lugar de mierda?
-¿Cuál es tu nombre? –cuando le pregunté eso su expresión se descompuso aún más, parecía que estaba viendo al diablo. Por un momento creí que no me iba a responder, parecía más bien a punto de llorar.
No me sorprendió demasiado su reacción ante mí. Mi cara, mi cuerpo y mi manera de vestir eran dignas de un delincuente. Yo era la personificación de la violencia. Las peleas en las que solía meterme, o que solía iniciar, habían dejado huellas en mí, que iban desde moretones y cortadas que se irían en unos días, hasta feas cicatrices que me acompañarían por siempre.
-Marissa. –dijo mirándome directamente a los ojos.
Algo que casi nadie hacía, más que mis amigos más cercanos, menos de cinco, la demás gente agachaba la mirada cuando yo los miraba. Se notaba que ella tenía miedo, pero aun así me miraba a los ojos.
-Yo soy Justin. Justin Bieber. –me acerqué a ella y le ofrecí mi mano.
Creí que se desmayaría, pero igual estrechó mi mano.
El contacto de nuestras manos y nuestras miradas conectadas fue la experiencia más extraña que haya tenido, fue diferente.
Supe que debía alejarme de ella, mantener distancia antes de que fuera muy tarde, supe que no estaba bien conocernos, supe que estábamos yendo en contra de todo, supe que esto iba a terminar muy mal.
Pero, como todo lo demás en mi vida, no me importó.
-¿Cuántos años tienes? –pregunté mientras me sentaba de nuevo en su balcón.
-16 ¿Y tú? –preguntó no muy segura.
-18.
-¡Marissa, hija ya llegué! –gritó alguien en la planta baja.
Ella abrió aún más sus enormes ojos y me miró asustada, yo entendí su problema y salté de regreso a mi balcón, en el que me senté.
Un hombre de unos cuarenta años entró a su habitación y su mirada enseguida se dirigió hacia mí. Pues con ambos balcones abiertos, era perfectamente visible.
-¿Quién eres tú? –preguntó condescendiente.
-Mi nombre es Justin, señor.
-¿Justin qué...? –preguntó.
-Bieber.
-No me suena tu apellido, jovencito. –dijo mirándome como si fuera poca cosa por no tener un buen apellido, riquillo de mierda.
-Es nuestro vecino –dijo Marissa mirándolo mal, como si comprar una casa junto a un don nadie fuera lo peor que un padre le puede hacer a su hija.
-Así es, justo aquí. –dije sonriendo falsamente.
El hombre me miró como si le hubiera dicho que su madre había muerto.
-Qué bien.
Vaya mentiroso.
-Sí, esta es mi habitación, de hecho.
Y me miró como si YO hubiera matado a su madre.
-¡Genial!
-Bien, debo irme pero si necesita ayuda no dude en pedírmela, señor…
-Josh Shay.
-Señor Josh.
Sonreí hipócritamente y antes de girarme la miré.
Ya no me miraba con miedo, ahora me miraba con… desprecio. Casi asco.
¿Desde cuando alguien se atrevía a mirarme así?
Claro. Ella era una niña de papi y yo un delincuente.
Claro que pensaba que yo era poca cosa.
Yo no encajaba en su vida, ella no encajaba en la mía.
Yo era un plebeyo y no había lugar en su reino para mí.
Sonreí amargamente, ¿en qué estabas pensando, Justin?
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BAD
FanficMarissa Shay llega al peligroso barrio de Bradford siendo una chica consentida y capichosa, pronto aprendera que a los habitantes de aquella ciudad no les agradan esas actitudes. Y la únca persona que puede protegerla de la maldad de aquella ciudad...