"Mi corazón se lo está llevando este omega, estoy jodidamente perdido".
Fue lo primero que pasó por su cabeza, cuando abrió los ojos y se encontró recostado sobre el hombro de Pete. Su rostro parecía haberse refugiado en la calidez del cuello del omega, que podía percibir con total claridad ese aroma tan dulce y al que se había hecho adictivo. Por instinto, se aferró más a Pete. Volvió a cerrar los ojos, a hundir más su rostro en el cuello del omega y a abrazarlo por la cintura como si su vida dependiera de ello. Le agradaba tanto sentir la respiración tranquila de Pete, poder trazar líneas sobre su piel suave y saberse tan pleno.
Y lo mejor era que esa plenitud no venía acompañada con el miedo; por lo menos, no en estos momentos.
"¿Qué hice bien para merecer estas mañanas tan acogedoras? ¿Qué pecado se me está perdonando al tenerlo?".
Vegas se preguntaba a medida que contemplaba la serenidad con la que era recibido, nuevamente. Porque aún le resultaba extraño, sus mañanas solían ser muy distintas -siempre acompañadas con discusiones con su padre o las mujeres en turno que tenía, o con el asqueroso sabor amargo de saber que fue vendido a otro prospecto de cliente para ese día. Le costaba aceptarlo, acostumbrarse. Temía a que esta burbuja se rompiera, que Pete se fuera de su lado.
Ese miedo lo obligaba a cuestionarse otra vez. "¿En qué momento le dio poder a Pete sobre él?".
Su corazón temblaba de solo imaginar a Pete lejos de él, y su lobo estaba listo para enloquecer. El lazo que ahora tenía con Pete se fortaleció doblemente; no solo su propio instinto reaccionaba ante él, sino también su corazón. Que no imaginaba una noche o mañana sin él, no podía y simplemente pensarlo lo enfermaba. Esto era tan errado para él, porque entendía que no tenía ni el derecho o privilegio de contar con una pareja. No era nadie, solo la sombra de Kinn. Pero, su corazón y lobo fueron ambiciosos y se decidieron por Pete.
"¿Qué iba hacer?".
—Pete, por favor, quédate conmigo. —Vegas susurró para sí mismo, su omega seguía dormido. No esperaba ser escuchado por su omega, sino por algún dios. Y a pesar de no creer en ninguno, rogaba que existieran y que se lo concedieran. Tal vez así podría recuperar su fe, perdonarle a la vida su cruel fortuna.
Pero, volvía a ser codicioso. ¿Cierto?
Vegas suspiró profundamente, aspiró el aroma de su omega por última vez y se obligó a ir a la ducha. Él necesitaba sacarse esos deseos tan estúpidos, tan impropios. No podía permitirse ser alguien simple, no en el mundo que le rodeaba. Porque entre sus propósitos solo podía existir el vencer a la primera familia, satisfacer a su padre con todo el poder que quiera alcanzar y conseguirle un mejor futuro a Macao. Nada más, el querer una pareja o formar una familia solo podía ser visto como distracciones, como disparates.
"¿Entonces por qué su mente se empeñaba en aturdirlo con esas estupideces? ¿Qué pretendía su lobo con esos pensamientos?".
La convivencia con Pete lo estaba afectando, más de lo que quería reconocer. Sin embargo, no tenía ninguna intención de irrumpirla. Su instinto le gritaba cuidar a Pete, asegurarse que estuviera seguro de sí mismo y que no lo soltara. Estaba siendo tan estúpido, pero ahí se hallaba dándole una sonrisa coqueta a un Pete recién levantado y avergonzado de verlo solo con una toalla a la cintura.
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CONFUSIÓN [OMEGAVERSE]
Fanfiction[•] Parejas: Kinn/Porsche - Vegas/Pete - Kim/Chay. [•] Advertencia: Omegaverse, embarazo masculino. [•] Aclaración: La historia sigue el rubro de la serie/libro, sólo con modificaciones (es un semiAU). Por tanto, se desarrollará a las tres parejas...