26. Vegas

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Desesperación.

Fue lo primero que se apoderó de su cuerpo cuando despertó, Pete no estaba en la habitación y lo último que pudo percibir en su aroma dulzón fue tristeza -una que lo asfixió. Vegas recordó cada una de las palabras de su omega, logró quitarle las miles de máscaras. Pudo finalmente descubrir lo roto que estaba, y le aterraba. Su omega era fuerte, o lo intentaba. Pero él terminó consumiéndole, lo orilló al límite de querer abrazar a la muerte.

Aquello le derribó. En los ojos de Pete, pudo conocer la genuina felicidad por recibir simplemente un plato de fideos como también el dolor orgulloso que nacía de sus enfrentamientos. En ningún momento, se encontró con la profunda tristeza y el dolor de haberse equivocado. Lo último caló en su corazón profundamente, porque sintió que Pete se equivocó y rindió con él.

Miedo.

Vegas se levantó del suelo, salió corriendo de su habitación y gritando a sus hombres ir tras Pete. Poco le importó que sangrara, o que su cabeza le estallara. Su corazón estaba aterrado, latía rápido y sus manos temblaban. Debía alcanzar a Pete, asegurarse que estuviera con vida. Pero Nop se lo impidió junto con otros tres de sus guardaespaldas, ignoraron sus maldiciones y soportaron sus golpes.

No lo entendían, él debía tener a Pete en sus brazos y aferrarse a él. Necesitaba asegurarse de volver a unir lo que rompió.

"Por favor, Pete regresa. Te necesito solo a ti, no me dejes. ¿Quieres?", Vegas rogó y jalando del vínculo para que su omega pudiera sentirlo. No quería ser más ruin de lo que fue, pero estaba realmente desesperado. Tanto que podría renunciar a las ambiciones de su propio padre por tenerlo devuelta a él.

—Tenga, le ayudará. —La tía Pak le ofreció una taza de té y Vegas quiso burlarse de ella. No creía que fuera una mujer tonta hasta ahora. ¿O cómo se le ocurría pensar que una puta taza de té le ayudaría? Cuando lo que necesitaba era ver a su omega entrar a la casa, volver a tenerlo en su habitación.

La tía Pak se devolvió con la taza, Vegas no se inmutó en seguirla. Estaba ofuscado, irritado y muy desesperado por ver llegar a sus hombres con su omega. Por el bien de Nop, debía ser así. Porque el guardaespaldas en el que más confiaba dejó su puesto de vigilancia, no fue capaz de retener a Pete -solo de hacerlo a él, de impedirle ir tras de su Pete.

Los minutos pasaron, la entrada de la mansión seguía vacía y sin ninguna señal de esperanza. El miedo de Vegas se convertía en furia contra sus hombres, no podían ser tantos e inútiles al mismo tiempo. ¿Cierto?

Ira.

Vegas se preguntó y miró con rencor a Nop. Su guardaespaldas lo acompañaba en esa estúpida espera, quería golpearlo y sacar toda esa furia que iba contra sí -pero que se empeñaba en acusarla a otro. Ahora el tonto era él, porque fue él quien llevó al límite a Pete... Y el que lo liberó de esa cadena.

—A la mierda. —Vegas murmuró y se paró decidido a ir él mismo por Pete. Sus hombres no darían con su omega, no a tiempo. Ellos no conocían el aroma de Pete, no iban a poder detectar la dulzura del aroma de su omega entre la adrenalina y seguramente la pólvora de sus armas.

Nop lo volvió a detener, Vegas le tiró un puñetazo. La tía Pak ahogó un grito cuando regresó, la omega de edad mayor retrocedió asustada de ver cómo Vegas seguía golpeando a su guardaespaldas. Nop no devolvía ninguna agresión, estaba tirado en el piso soportando. La tía Pak se envalentó por el cariño hacia el guardaespaldas y tiró de la camisa de su jefe para apartarlo de él. Vegas se rehusaba a rendirse, quería destrozar el rostro de Nop -no por enojo a él, sino a sí mismo. Podía verse en Nop, quería destruirse.

Era el culpable, ahora su omega estaba perdido en el bosque. Seguramente, asustado y desangrándose por los cortes en sus manos. De solo imaginarlo en ese estado tan vulnerable, Vegas terminó por estallar. No detuvo la golpiza a Nop hasta que sus propios nudillos se lastimaron y empezaron a sangrar.

—Si Nong Pete regresa... Espero que mi golpiza le haya bastado. —Nop apenas susurró, totalmente herido. Vegas lo miró sorprendido, esperaba recibir maldiciones de su guardaespaldas. —. Porque él no puede ser agredido... No en su estado gest...

— ¡Nop, cállate! —La tía Pak calló abruptamente a Nop, no quería que Vegas supiera por indiscreción del guardaespaldas de sus sospechas. Sospechas que seguramente confirmó Nop en estas últimas horas. Ella no quería que su semejante fuera obligado a volver y a quedarse, a que fuera infeliz -cuando seguramente necesitaba lo contrario, esto para llevar un embarazo estable. —. Si Khun Vegas me lo permite, llevaré a Nop a curar sus heridas.

—... —Vegas quería encararles, saber qué le ocultaban. Pero se distrajo cuando vio llegar a sus hombres, la tía Pak ayudó a Nop a levantarse y a irse con ella.

Vegas enfrentó a sus hombres, uno de ellos le informó que todo indicaba que su omega no estaba en el bosque de la mansión. Lo que era imposible, Pete no pudo haberse ido nadando sin ser detectado por ellos. Vegas se lo hizo saber a gritos para después volver a ordenarles continuar con la búsqueda.

No iba a perder la esperanza, su omega debía volver.

Vegas volvió a tirar del vínculo, esperando que bastara para que Pete detuviera su escape y regresara con él. Tal vez, pecado de estúpido siendo consciente de la pelea interna que Pete daba a su naturaleza. Pero debía aferrarse a la mínima esperanza, porque no iba a soportar el hecho de que Pete se fuera con la primera familia.

Pete era suyo, no de ellos. El lugar de su omega era a su lado, no debía servirle a nadie más ni cuidar al loco bastardo de Khun. Pete tenía que vivir para él, estar a salvo de este mundo de mierda en el que existen. Porque enloquecería si lo perdiera definitivamente, Pete era todo para él.

Desosiego.

Vegas se aferró como un tonto a la esperanza, se devolvió a la habitación que compartía con Pete y se encerró en ella. El aroma de su omega aún seguía ahí, se esforzó por no romper en llanto al clavar su mirada en la puerta. Sus hombres llegarían pronto con él, Pete volvería a cruzar esa puerta. Iba a regresar con hambre, fue lo primero que Vegas recordó y atendió esa necesidad. Fue a la cocina, preparó dos platos de arroz con curry; teniendo presente que todas las veces que comían juntos. En esos momentos, Pete le dedicaba tantas sonrisas y bromas, que cualquiera podría jurar que lo genuino de su relación era realmente sincero.

Quería volver abrazar esa calidez, Vegas puso la comida en la mesita que había en la habitación. Tiró dos almohadas en el piso, se sentó en una de ellas y volvió a esperar la llegada de sus hombres con Pete. Pasaron las horas, la comida se enfriaría. No importaba, Pete se lo perdonaría por tratarse de su plato favorito. Vegas se abrazo a sí mismo, cada segundo se volvió una eternidad.

Que hubiera preferido no terminar.

—Khun Vegas, Pete ha regresado con la primera familia. —Uno de sus hombres avisó.

Vegas cerró sus ojos, sentía un profundo dolor en el pecho. Su corazón sufría, su Pete estaba devuelta con ellos y no a su lado. Él hizo que lo dejara, que se fuera con ellos.

Las lágrimas no tardaron en aparecer, su Pete estaba en manos de esos infelices. 

CONFUSIÓN [OMEGAVERSE]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora