Maratón 3/3 |
••••••••••••••••POV. Aralin
Después de aquel beso que Legolas me dio, agradecí el hecho de que estuviéramos en la oscuridad, de no haber sido así, él y todos los presentes hubieran visto mi cara totalmente roja.
Mientras caminaba junto a Legolas, nuestras manos se rozaban cada cierto tiempo hasta que terminamos uniéndolas y caminando mucho más juntos de lo que creí posible, mis nervios incrementaban a medida que avanzábamos hasta que llegamos al arco, Gandalf se adelantó indicándonos que nos detuviéramos haciendo que Legolas y yo nos apartáramos el uno del otro.
Espiamos y vimos otra sala cavernosa. Era más ancha y mucho más larga que aquella en la que habíamos dormido. Estábamos cerca de la pared del este; se prolongaba hacia el centro se alcanzaba perdiéndose en la oscuridad. Todo a lo largo del centro se alzaba una doble fila de pilares majestuosos.
* * *
Escuchamos de nuevo los redobles del tambor: bum, bum, bum. Más allá de las sombras en el extremo oeste de la sala estallaron unos gritos y llamadas de cuerno. Bum, bum: los pilares parecían temblar y las llamas oscilaban.
-¡Síganme! -ordenó Gandalf-
El mago se volvió a la izquierda y echó a correr por piso liso de la sala. La distancia era mayo de lo que habíamos creído, escuchamos golpeteos y los ecos de muchos pies que venían detrás. Se oyó un chillido agudo: nos habían visto. Una flecha silbó por encima de la cabeza de Frodo, Boromir rió.
-Nos acercamos al puente -dije-
Las flechas cayeron entre nosotros, una atravesó el sombrero de Gandalf, los orcos esgrimían lanzas y cimatarras que brillaban rojas como la sangre a la luz del fuego.
Legolas se volvió y puso una flecha en la cuerda, aunque la distancia era excesiva para aquel arco tan pequeño. Iba a tirar la cuerda cuando de pronto soltó la mano dando un grito de terror y desesperación. La flecha cayó al cielo. Dos grandes Trolls se acercaron cargando unas pesadas losas y las echaron al suelo para utilizarlas como un puente sobre las llamas. Pero no eran los trolls lo que había aterrorizado al Elfo. Las filas de los orcos se habían abierto y retrocedían como si ellos mismos estuvieran asustados. Algo se acercaba, parecía una gran sombra y en medio de esa sombra hacia una forma oscura, quizá una forma de hombre pero más grande, y en esa sombra había un poder y un terror que iban delante de ella.
Llegó al borde del fuego y la luz se apagó como detrás de una nube, de un salto, la sombra pasó por encima de la grieta. Las crines flotantes de la sombra se encendieron y ardieron detrás. En la mano derecha llevaba una hija como una penetrante lengua de fuego, y en la mano izquierda empuñaba un látigo de muchas colas.
-Eso...eso es...-dije-
-¡Un Balrog! ¡Ha venido un Balrog! -se quejó Legolas-
-¡El daño de Durin! -dijo Gimli con ojos muy abiertos-
-Un Balrog -murmuraba Gandalf- ahora entiendo
La figura oscura de estela de fuego corrió hacia nosotros. Los orcos aullaron y se desplomaron sobre las losas que servían como puentes, Boromir alzó entonces el cuerno y sopló. Los orcos titubearon un momento y la sombra ardiente se detuvo, los ecos murieron como una llama apagada por el soplo de un viento oscuro y el enemigo avanzó de nuevo.
-¡Por el puente! -ordenó Gandalf- Es un enemigo que supera sus fuerzas, yo le cerraré aquí el paso.
El Balrog llegó al puente, listo para enfrentar al mago, esgrimió el látigo, las colas crujieron y gimieron, un fuego le salía por la nariz. Gandalf no se movió.
-No puedes pasar -dijo con voz autoritaria mientras los orcos permanecían alrededor y un silencio mortal reinaba- soy servidor del Fuego Secreto, que es duelo de la llama de Anor. No puedes pasar. El fuego oscuro no te servirá de nada. Llama de Udûn ¡Vuelve a la Sombra!
El Balrog no respondió, sólo avanzo lentamente y de pronto se enderezo hasta alcanzar una gran estatura y de la sombra brotó llameando una espada roja.
Hubo sonido de metales que de entrechocaban y una estocada de fuego blando. El Balrog cayo de espaldas y la hija le saltó de la mano en pedazos fundidos.
-¡No puedes pasar! -dijo el mago-
-¡Gandalf! -dije- no resistirá solo -corrí por el puente esquivando las manos de Legolas que intentaban detenerme-
De un momento a otro me encontré perdida bajo una cortina enceguecedora de fuego blanco, el puente crujió rompiéndose justo por debajo de los pies del Balrog y la piedra que lo sostenía de precipitó al abismo.
Con un grito terrible el Balrog desapareció, se precipitó hacia delante; la sombra se hundo y desapareció pero mientras caía, el látigo se sacudió envolviendo las rodillas del mago, arrastrándolo al borde del precipicio. Gandalf se tambaleó y cayó al suelo tratando de agarrarse a la piedra, corrí hacia él para intentar ayudarlo en cuanto comenzó a deslizándose al abismo.
-¡Váyanse! ¡Váyanse, tontos! -gritó y desapareció-
-¡Gandalf! -gritamos Frodo y yo-
El fuego se extinguió y volvió la oscuridad, Boromir, Aragorn y yo regresamos de prisa para posteriormente escuchar como el resto del puente crujía y caía. Aragorn llamó a todos con un grito.
-¡Mi hermana nos guiará ahora! Es su deber como aprendiz de Gandalf, yo la ayudaré ¡sígannos!
Subimos las grandes escaleras que estaban más allá de la puerta. Aragorn y yo adelante, Boromir detrás, arriba había un pasadizo ancho y habitado de ecos, corrimos por ahí.
Bum, bum bum, resonaban detrás los redobles ahora lúgubres y lentos: bum.
Seguimos corriendo mientras la luz crecía delante, grandes aberturas traspasaban el techo, cruzamos una sala con ventanas altas pasando por puertas grandes y rotas, de pronto, se abrieron ante nosotros las Grandes Puertas, un arco de luz resplandeciente.
* * *
Corrimos hasta estar seguros de estar fuera del alcance de las flechas que venían de los muros. El Valle del Arroyo Sombrío se extendía alrededor.
Las Puertas oscuras bostezaban a la sombra de la montaña, los lentos redobles eran lejanos y débiles. Bum. No se veía nada más; el valle estaba vacío. Bum. La pena nos dominó a todos al fin y lloramos; algunos de pie y en silencio, otros caídos en tierra. Bum, bum. El redoble se apagó.
Me dejé caer en el suelo junto a Frodo quien lloraba sin control, lo abracé y comencé a llorar también; Legolas se acercó a nosotros, tomó mi mano, la acarició gentilmente y puso su cara en el hueco de mi cuello mientras sus lágrimas caían en mis hombros.
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Lo siento si es un maratón pequeño pero tengo mucha tarea :( es horrible pero mañana subiré un especial y otro capítulo (o dos).
Si hay algún error ortográfico o eso, avísenme y lo corregiré.
Voten, comenten, síganme, etc.
Bye bye ^^
Pd: ¿Alguien ha leído Asylum?
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Amor Oculto (Legolas y Aralin)
أدب الهواةEl Único ha sido encontrado, la guerra se desatara pronto Diez acompañantes irán a destruir el anillo pero por el camino se separaran. Un elfo, un enano, un mago, dos hombres, cuatro hobbits y...¿una mujer? Él es un elfo, ella una princesa. Él es...