Cuando Dianxia abrió los brazos esa mañana y su consorte, el Rey Demonio, se refugió en ellos, cansado de su trabajo en el inframundo, supo que era tiempo de un descanso para ambos y que debían dejar el reino de los mortales a alguien más. Así pues, después de muchos días de preparativos para buscar a un sucesor, tanto en el reino celestial como en el inframundo, Dianxia bajó de su palacio en el cielo e ingresó en el palacio del inframundo.
La fiesta de bienvenida fue tan grande que la comida y la bebida parecían no tener fin. Había música, había juegos y había faroles de colores que iluminaban todo en honor de esa celebración, incluso se soltaron fuegos artificiales cuando Dianxia ingresó a la habitación de su consorte.
Fue un gran evento que culminó varios días después.
De esa unión nacieron seis hijos que crecieron yendo y viniendo entre palacios, y los cuales no pisaron el mundo humano hasta que fue el momento oportuno. Cada uno escogió un nombre y se asentó en el lugar elegido por sus padres para realizar su trabajo, sin embargo, el menor de todos ellos, cansado de ser siempre el que se quedaba hasta el final, decidió pedir el trabajo más difícil de todos: proteger el reino de su padre, el Inframundo.
Ninguno protestó contra aquello, por el contrario, todos lo felicitaron por tener el trabajo más difícil de todos y por ser lo suficientemente fuerte y valiente para realizarlo.
Y así fue que Wen Rouhan, el nombre que había elegido el menor de todos los hermanos, pintó un Sol en una bandera y bajó al Inframundo con el pecho lleno de orgullo para tomar el lugar de su padre.
Sus demás hermanos se dividieron entre las montañas, los lagos y los riscos, y también cumplieron con la misión impuesta por sus padres, quienes ascendieron juntos al Reino Inmortal para descansar, confiando en que sus hijos harían un buen trabajo.
Pero el Inframundo es más que un lugar donde se concentran las almas de los muertos y se les designa un lugar de descanso antes de que puedan ingresar a los ciclos de reencarnación, era un lugar sombrío y alejado de la vida. No había luz de sol, al menos no la verdadera luz del sol, y todo lo que crecía ahí tenía esa aura que posee todo lo que habita entre los muertos.
No importaba qué tan hermosa se viera una fruta, su sabor era algo que, aunque no era desagradable, siempre dejaba en el paladar esa sensación de que pudo haber sido mejor.
Los años pasaron y el trabajo se volvió cada vez más triste, trágico y sombrío. Wen Rouhan veía a sus hermanos en el mundo humano, conviviendo y viviendo entre las personas cuyas almas él cuidaba, y su corazón se empezó a llenar de descontento.
Empezó a tratar de hacer que sus hermanos sufrieran, porque era injusto que ellos tuvieran una vida feliz y él se sumiera en la oscuridad, así que creó cadáveres que se movían y los envió a la tierra para causar destrozos y asustar a los humanos. Entonces, sus hermanos aprendieron a destruir a esos cadáveres para asegurar la paz entre los indefensos humanos que ellos cuidaban.
Al principio lo tomaban con diversión, una broma entre inmortales que se extendió por siglos, pero poco a poco esos juegos se volvieron más y más agresivos hasta que ya no eran juegos.
Fue entonces que Wen Rouhan le declaró la guerra a sus hermanos y las espadas se levantaron.
Nie Xi, el quinto hermano, intentó razonar con él. Él bajó al Inframundo y trató de hacer que Wen Rouhan detuviera sus ataques para no dañar a los humanos que ellos protegían, pero Wen Rouhan, cegado por la envidia, el resentimiento y todos aquellos sentimientos oscuros que genera el vivir en un lugar como el Inframundo, lo mató.
Las batallas duraron tanto tiempo, que había más cadáveres que personas vivas sobre la tierra, pero ninguno de los hermanos quería matar a Wen Rouhan porque no querían derramar su propia sangre. Fue hasta que uno de los hijos de Jin GuangShan, el cuarto hermano, se acercó a su tío y lo mató.
Nadie aplaudió eso, era algo triste y trágico, pero era algo que tenía que suceder si querían que hubiese paz de nuevo en la tierra. A los hijos de Wen Rouhan, los que apoyaron el levantamiento, los encerraron en una prisión eterna dentro del inframundo y a los más pequeños, Bao Shan, la tercera hermana, se los llevó con ella a su montaña para cuidarlos y criarlos.
La tierra sanó, las heridas sanaron y el inframundo se quedó sin vigilante.
Los cuatro hermanos que quedaron vivos se reunieron para decidir quién sería el nuevo vigilante del Inframundo, fueron muchos días exponiendo sus razones para no bajar a ese lugar, y más días exponiendo las razones por las que alguien más debía ser el responsable, hasta que Lan An se levantó de su asiento y decidió que él, por ser el mayor de todos, debía tomar esa responsabilidad.
Jiang Fengmiang, el segundo hermano, se levantó de su asiento y le pidió que considerara bien su posición con respecto a eso. Lan An era el mayor, y por lo tanto, debía de permanecer en la tierra para seguir haciendo su trabajo, pero Lan An hizo una pregunta: ¿alguien de aquí está dispuesto a abandonar todo y bajar al Inframundo?
Nadie respondió y Lan An solo asintió a ese silencio, comprendiendo que él debía hacer el trabajo.
Al final, los tres hermanos restantes volvieron a sus obligaciones en sus respectivos palacios y Lan An regresó a su montaña abrazada por las nubes para informarles a sus hijos, y a todos los que habitaban el lugar, que su nueva residencia sería el Inframundo.
—
¡Hola!
Siempre había querido hacer una historia para este fandom, así que dejaré esta por aquí aunque los capítulos no creo que sean muy largos.
Si alguien lee esto, espero que le guste.
ESTÁS LEYENDO
Semillas de Loto || XiCheng FF
FanfictionJiang Chen acompaña a Wei Ying en su viaje a Gusu solo por unas jarras de Sonrisa del Emperador, sin embargo, el alcohol y los lugares ancestrales no son una buena combinación, sobre todo si el lugar ancestral tiene una conexión directa con el Infra...