- Era tan deliciosa, tan suave y de textura amable y sedosa- al decir estas palabras todas pensaron que Mirta hablaba de un amor prohibido mientras que a Garibaldi se le hacía literalmente agua la boca- sedosa y suave- continuo- su fragancia era suave a chocolate
-¿Ella?- preguntó Sandra suponiendo que hablaba de una mujer
-Si- contesto la gastrónoma
- ¿Era la ?- ni siquiera pudo acabar la frase cuando la educadora soltó la palabra que todas estaban esperando.
-Sara
- ¿Sara ? ¿Era una mujer? ¿Su mujer?
-Bañada en almíbar y con finas capas de almendras alrededor
- Ok ok esta enamorada lo sabemos, es otra que sale del closet, no es mucha sorpresa ¿Sabe?- replicó Pe.
- Ella es especial, tenemos una cita cada vez que puedo, en una pastelería aquí cerca, donde culposa debo admitir, me la como toda.
- Basta por favor- Replicó Sandra- lo que haga usted con ella sinceramente no nos incumbe
- ¿Quieren comerla?- dijo la gastrónoma
Pe y Sandra se quedaron pálidas del susto, pensaron que la mujer estaba loca y que francamente les haría algo sexual, estaban seguras de eso.
La gastrónoma se levantó decidida y caminó por la sala, ellas estaban muertas de miedo hasta que se acerco a pocos centimetros de las dos y abrio un cajon. En ese punto las dos palidecieron hasta que del cajón sacó un bizcocho bañado en almíbar el cual no tardó en poner sobre la mesa y comenzó a comer, si es que todavía se puede decir así en estos casos, ella jugaba con el postre entre las manos y sus cabellos a la par que se soltaban se iban enredando entre los pedazos de tarta, era desagradable y muy sexualizado, la mujer entró en éxtasis y sin importar si estaba con alumnas empezó a emitir un sonido para nada discreto mientras ligeros temblores acariciaban su cuerpo y se apoderaban de él comenzó a gemir.
Pe y Sandra vieron que la maestra entró completa en un estado de éxtasis, Sandra tomó fuerzas para salir de la escena ya que su compañera no sabía qué hacer en estos casos hasta que logró salir discretamente de la habitación, fue a la habitación del baño y tomo un vaso de agua.
Sandra mojo a la maestra, haciendo que ella salga de su trance. La educadora escupió un poco de tarta.
- ¿Tienes el video?- pregunto Sandra a Pe
- Aha- contesto un poco atontada aún por la escena grotesca que vio a centímetros de ella
- Déjenos en paz y usted vivirá también en paz, ¿escuchó bien?
- T trato- dijo la mujer empapada en agua. Se levantó y se compuso, fue al baño y se lavo la cara - Ciento cuarenta y dos quilos- se le escuchó decir desde el baño
- ¿Qué?- replicaron las niñas
-ciento cuarenta y dos quilos- volvió a decir la mujer, esta vez con una voz más triste- con su edad
- ¿Usted llegó a pesar eso? ¿Usted? ¿La misma que nos increpó en clase sobre dietas? ¿La que para la palabra comer usaba tragar como reemplazo? ¿La que hay mujeres y cerdas? ¿La que decía que la celulitis eran marcas de vergüenza y flojera? ¿La que dijo que ...?
- !!Basta¡¡- gritó ella- si si fui yo- mientras cayó colapsada al suelo de rodillas mientras se sostenía la cabeza tratando de cerrar sus oídos.
-¿Por que lo hace?. Ninguna de nosotras esta gordita, todas estamos bien- replicó Pe
- Cualquier día niñas, cualquier día ustedes podrían ser, ser- se le cortó la voz y se escuchó una voz cortada, herida y pesada que dijo- yo.
- Señorita Garibaldi perdone que la contradiga pero a duras penas usted pesa 50 kilos- replicó Sandra
La joven educadora no las escucho y se sumergió en su tristeza, solo lloraba amargamente como el canto de un violín chirriante en la noche del instituto.
- Vamos- replicó Sandra- levantese, aun queda mucho, no puede deprimirse por esto- ella no reaccionó y solo lloraba más fuerte. Las dos niñas solo optaron por dejar el salón y cerrar la puerta. Caminaron hacia su habitación donde las dos trataron de dormir esa noche.
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Elévame, cámbiame, disfrútame
Teen FictionIris una estudiante brillante y prometedora dio todo por el deporte y brillo en ello Jade se dedico a un arte seductor que jugará con las emociones de la otra. Poco a poco una le pedirá a otra: Elévame, cámbiame, disfrútame. Esta historia se la debí...