Peleas internas

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-Cinco copias, cinco jodidas copias- dijo disgustada Sandra del Carmen. Ahora no hay manera de salvarnos, lo mejor sería solo tragar y acatar en silencio- dijo Ann. Aún así ¡¡Ella estar loca!!- suspiro Pe.

-¿Podemos pasar?- dijo Jade mientras las veía de lejos 

-Gracias Jade- dijo Sandra con tono sarcástico

- Shi tu nos arruinas vida- replico Pe 

- L lo siento, no fue mi intención, solo trataba de no pelear con- ella trato de completar la frase hasta que todas escucharon el martilleo clásico de los tacos de la maestra Garibaldi seguidas de unas  pisadas que la acompañaban. Era la directora junto con la maestra.

Las chicas saludaron por un protocolo de educación, luego se quedaron heladas mientras disimuladamente caminaban en dirección contraria, tan pronto como el grupo de chicas se dio cuenta de que algo iba a pasar volvieron a ir hacia atrás, hasta que escucharon un portazo.

- Tengo razón en mis métodos disciplinarios, estoy en el método correcto¡- replicó la voz ronca y reconocible de la gastrónoma.

- No en todo Mirta- replicó la contundente pero segura voz de la señorita Paula 

- Si la tengo, ¡Si que la tengo!- dijo Mirta- luego que pasará, que sucedería, todo sería horrible y descontrolado.

Sandra ayudó a Pe a subirse a sus hombros y ella vio la discusión desde un lado pequeño de una ventana de la dirección. La señorita Garibaldi gritaba y agitaba los brazos furica, estaba roja y casi ronca mientras la directora con mucha calma y paciencia solo la escuchaba con los brazos cruzados, prácticamente no hacía nada y veía como Garibaldi ardía en ira y rabia mientras el uniforme blanco se estiraba para lograr acomodarse a su torbellino de brazos que usaba la gastrónoma para expresar su natural discurso.

- Nunca en mis años de preparación tuve un grupo así de problemático- grito Garibaldi, seguido a esto empezó a exponer a la directora la lista de quejas del grupo de flojas, caraduras y sinvergüenzas de alumnas  que le había tocado

-Mirta, Mirta- repitió la señorita Valcárcel, se dirigió a la cocinera que estaba furica. Pe y Sandra creían que la directora algo haría, lo mas sensato y razonable sería un golpe, sus ojos de las chicas se abrieron de par en par cuando escucharon un golpe seco en la mesa de madera que separaba a la maestra de cocina con la directora.


Elévame, cámbiame, disfrútameDonde viven las historias. Descúbrelo ahora