Capítulo 53

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Úrsula salió detrás de Yoana y vio cómo se adentraba en el bosque. Un relámpago iluminó el cielo gris y segundos después se escuchó un trueno. Se avecinaba una tormenta, al parecer, en todos los sentidos. Acto seguido aparecieron Diego y Gabriel.

-¿Has visto a Yoana?-preguntó Gabriel preocupado-. Se ha enterado de algo que...

-¡Ha escapado!-dijo Úrsula muy nerviosa-. No quiere verme. Tenéis que buscarla, acaba de irse por allí-dijo señalando el lugar.

Diego salió corriendo y Gabriel lo siguió unos metros hasta que él le pidió que volviera para cubrirlos si alguien empezaba a hacer preguntas. Mientras avanzaba miraba a su alrededor buscando cualquier indicio que le condujera hacia Yoana. No podía dejar que escapara, así no, la acusarían de traición y en terreno de la dictadura no tardarían en dar con ella. Pronto encontró unas ramitas partidas que colgaban de un arbusto y más adelante unas huellas en la tierra húmeda. Corrió más deprisa y cuando estuvo lo suficientemente alejado del campamento comenzó a llamarla.

-¡Yoana!-gritó agotado, apoyó las manos en sus rodillas para recuperar el aliento, había perdido su rastro y empezaba a notar las primeras gotas de lluvia que traía la tormenta-. ¡Tienes que volver!

-¿Por qué?- preguntó una voz que provenía de detrás de un árbol muy cercano. Diego se dirigió hacia allí y descubrió a Yoana apoyada en un enorme tronco, parecía cansada. Sintió un gran alivio al verla.

-Sé que es difícil, pero...

-No, no lo sabes-dijo enfadada-. No sabes lo desesperante que es no tener noticias de las personas a las que quieres. Martínez está en Épsilon, pero ¿y mi hermano y Devon? No sé si han sobrevivido en el ataque o si estarán heridos. Y yo mientras estoy rodeada de imbéciles que se atreven a mentirme en mi puta cara.

Diego no dijo nada y se sentó junto a ella. Yoana quiso levantarse, pero estaba demasiado dolorida por los golpes que le habían dado, estaba mental y físicamente cansada. Solo deseaba cerrar los ojos y no pensar en nada, pero la preocupación y la incertidumbre se adueñaban de ella.

-Sé lo que se siente cuando te engañan-dijo Diego finalmente-. También sé lo que es no tener noticias de mi familia. Mi madre pensaba distinto a mi padre, quería cambiar las cosas. Leía mucho, pasaba horas en la biblioteca que protegían los padres de Mikel-sonrió al recordarla-. Leía libros sobre cómo era la política y la sociedad antes de la tercera guerra mundial. Sabía que este modelo de estado no funcionaría, que al final habría rebeliones. Recuerdo que en una libreta diseñaba alternativas a la dictadura, donde todas las personas vivirían felices. Y aunque mi padre siempre encontraba algún fallo ella no se rendía. Pensaba en otra opción y se la mostraba. Hasta que se cansó- miró al suelo y tomó aire para pronunciar su próxima frase, que se atascaba en su garganta-. Se quitó la vida.

El sonido de la suave lluvia tropezando con las hojas de los árboles fue lo único que se escuchó durante algunos segundos. No era fácil para él hablar de ese tema, solo lo había hecho con Mario, el mismo que lo traicionó. Yoana escuchaba con atención, ahora sabía que era verdad cuando decía que quería llegar al poder para cambiar la situación. Lo creía, por primera vez no se preguntaba si lo que estaba contando era cierto. Entrelazó su mano con la de él para mostrarle su apoyo.

-Yo estaba en Épsilon-prosiguió-. Y hasta una semana después de su muerte no recibí noticias. Cuando me enteré ya habían esparcido sus cenizas por el lago. Mi padre está destrozado desde entonces, lo único que hace es beber. Tampoco he recibido noticias de él en meses-. Levantó la vista de la tierra para mirarla a los ojos-. Entiendo esa frustración, Yoana. Solo te pido que aguantes un poco más, no puedes escapar así. Yo te ayudaré y...

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⏰ Última actualización: Sep 26, 2023 ⏰

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