Capítulo 49

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El camino era totalmente llano y árido. Hacía calor, pero corría algo de viento. Yoana y Diego no se dirigían la palabra, solo caminaban al mismo ritmo, cada uno en su propio mundo interior. Yoana lo miró de reojo, había algo en él que la atraía. "Y maldita atracción" pensó. Había fingido que en el bunker no pasó nada, al igual que todas las veces anteriores que se besaron, pero no podía sacarlo de su mente. 

-No me mires tanto, di ya lo que me quieras decir-dijo Diego que se percató de la situación. 

-Solo te estoy mirando porque eres increíblemente apuesto-dijo Yoana con sarcasmo.

-Sé que lo piensas de verdad.

-Te encantaría que así fuera-Diego sonrió.

-No, me da igual. 

-Chicos...-dijo Gabriel que se encontraba detrás de ellos-¿Podéis cambiar el discurso? Cansáis un poco. 

-Pues...propón un tema-dijo Diego. En ese momento el coronel se paró y echó un vistazo a la zona. 

-¡Acamparemos aquí!-dijo finalmente-. La primera guardia que se posicione ya. Los demás montad las tiendas y encended las hogueras. Quiero rapidez-Los soldados se pusieron manos a la obra y en cuestión de 20 minutos ya habían terminado, dos tiendas de campaña para los equipos y otra para los soldados acompañantes y el coronel. 

Cada equipo encendió una hoguera y se sentó a alrededor. Yoana no paraba de mirar a Rubén con preocupación, la había ignorado durante toda la tarde. Parecía molesto, cuando en realidad era ella quien debería estarlo.

-No me jodas Yoana...-susurró Diego-. Estas dejando que consiga lo que quiere. 

-¿A qué te refieres?

-Solo intenta que te sientas mal por algo que en realidad ha sido idea mía-dijo Diego ignorando las palabras de ella-. Yo te he puesto las esposas, tú solo tienes que obedecer -Yoana no contestó-. ¿Sabes qué? Creo que Rubén tiene miedo de que te des cuenta de cómo es realmente y por eso no soporta que pases tiempo conmigo.

- ¿A esto lo llamas "pasar tiempo contigo"?-se rio irónicamente-. Más bien se llama "tener que aguantar tus estupideces". Rubén es maravilloso. Es honesto y leal, pero tú jamás podrías entenderlo porque a ti no te ha costado llegar hasta aquí. Solo eres el niño mimado de papá-dijo levantándose, entonces recordó que seguía unida a él y volvió a sentarse con indignación. Diego sonrió.

-Me da igual lo que pienses de mí-dijo sabiendo que no era del todo cierto, que realmente sí le importaba su opinión-. Después de todo...No me conoces-Yoana se quedó callada, pensando que no merecía la pena seguir con la conversación. Aunque sabía que él tenía razón, el enfado de Rubén no estaba justificado, intentaba hacer chantaje emocional y no lo iba a conseguir. Comenzaba estar cansada de aquella situación, hablaría seriamente con él en Delta. 

El coronel terminó con su discurso y los soldados acabaron la cena: carne hecha en las brasas de las hogueras. 

-Hola chicos, ¿qué tal?-apareció Rebeca y se sentó junto a ellos-. Yoana, pareces enfadada.

-Creo que es su cara de siempre-bromeó Diego. Yoana lo miró mal.

-No digas eso, Yoana es... Agradable-dijo Rebeca como si no se acabara de creer lo que ella misma decía, guiñó un ojo-. Solo bromeo-dijo dulcemente. Yoana le dedicó una sonrisa-. Quiero despejarme un poco, estoy harta de los gemelos y de Derek-estos le dedicaron unas burlas-. Espero que esta noche los saques de la tienda para que duerman a la intemperie-le pidió a Diego antes de levantarse. 

Campamento ÉpsilonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora