Capítulo 17

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23 de junio. 5:30 a.m.

Los chicos atados con cuerdas seguían a los nómadas desterrados. Volvían a la playa. El Gato había cambiado de opinión,  quería chantajear a Don Maestre utilizando a su nieta Ariel y tal vez, conseguiría recompensa extra por los chicos, no sabía que algunos de ellos eran de Las Plantaciones. El Gato dirigía la marcha subido a lomos de un caballo raquítico, otro de ellos tiraba de un burro que arrastraba un carro cargado de trastos y chatarra.  Los seguían tres hombres que llevaban las armas robadas y detrás de ellos andaban los chicos. Dos hombres los custodiaban al final de la fila.

Comenzaba a amanecer, apenas habían entrado en el bosque y Devon ya había logrado aflojar su cuerda. Miró a Martínez que negó con la cabeza, los nudos se le resistían. Jason estaba intentándolo aún. Pasada una hora, decidieron parar a descansar. Los hombres se burlaron dejando caer agua al suelo, torturando a los chicos que tenían sed. Los dejaron sentados junto a unos arbustos mientras ellos encendían un fuego y cocinaban unas ranas para almorzar a media mañana.

-¡Pss! Devon-susurró Martínez-¿qué hacemos?

-Las armas que tienen son las que traje de la playa-dijo Ariel cuidadosamente.

-Sí, las nuestras se quedaron en la ciudad, las escondí al llegar-dijo Martínez-¿Eso qué tiene que ver ahora?

-Las balas-susurró Nelson.

-Exacto. No hay balas. ¿Os acordáis cuando os enseñé el arsenal de la playa? Las balas siempre las tenemos en otro lugar, por seguridad-dijo Ariel-. Tenía bastantes paquetes en mi mochila, antes de que me atrapasen la tiré por un barranco.

Un hombre se levantó y les amenazó con cortarles el cuello si no se callaban. Después de unos minutos de silencio los chicos siguieron:

-¿Entonces para qué queréis las armas? No os sirven de nada sin balas, peor seguridad que esa...-dijo Jason.

-Pero ellos no lo saben-entendió finalmente Devon-. Son tan tontos que ni las han probado.

-Pues antes de que se den cuenta hay que salir de aquí-dijo Nelson.

-Yo estoy libre-dijo Devon. Junto a él estaba Ariel y Ñoño. Disimuladamente los desató a ellos también, y estos ayudaron a los demás-Martínez, el caballo está atado allí enfrente, ¿lo ves? ¿Crees que puedes llegar hasta a él y asustarlo sin que te vean?

-Si doy la vuelta y me acerco por detrás, sí.

-Cuando yo te de la señal sales, espero que no noten que falta uno-dijo Devon observando a aquellos hombres-. Escóndete bien y no salgas hasta que actuemos nosotros. Ya, sal ya, no miran.

Martínez se introdujo entre los arbustos y desapareció ágilmente. Devon le dio ordenes a Ñoño para que se ocupara de dos de los hombres más corpulentos, Nelson se enfrentaría junto a Jason al resto. Ariel buscaría un escondite seguro ya que no era muy buena luchando, y Devon iría a por El Gato.

Pasaron 15 minutos y Martínez llegó hasta el caballo, logró desatarlo del árbol y le dio una cachetada para que saliera  corriendo. Un hombre fue tras él y en ese momento de distracción actuaron los demás. Apuntaban con las armas pero los chicos seguían plantando cara, El Gato apretó el gatillo apuntando a Nelson, para su sorpresa no había balas. Acto seguido, dispararon los demás comprobando que tampoco tenían balas y sacaron sus cuchillos. Ñoño cogió una piedra y se la lanzó a uno de los hombres que cayó al suelo inconsciente, otro fue a atacarlo viendo lo ocurrido. Llevaba una navaja y comenzó a moverla de arriba a abajo, de izquierda a derecha, Ñoño se adelantó y le pegó un manotazo en la muñeca haciendo que soltara el arma, ahora estaban en igualdad de condiciones. Jason y Nelson juntaron sus espaldas tres hombres los rodeaban. Nelson vio como caía algo al suelo, la navaja del hombre que luchaba con Ñoño, no dudó en deslizarse y cogerla. Uno de los hombres se lanzó contra él y le hizo un pequeño corte en el brazo. Martínez apareció de entre los helechos, recogió una escopeta del suelo y con el mango de esta se lanzó a por uno de los dos hombres que luchaban con Jason.  

Ñoño recibía numerosos golpes que parecían no afectarle. Apretó su puño y golpeó a aquel nómada en la cara dejándolo también, inconsciente. Corrió hacia donde estaban los demás para ayudarlos. El Gato intentaba acuchillar a Devon pero este era más rápido. Ariel que había acordado esconderse, apareció por detrás con una rama en llamas de la hoguera y golpeó fuertemente la cabeza de El Gato, que cayó al suelo con el pelo incendiado. Los demás hombres se rindieron. Mientras que los ataban a los troncos de los árboles, apareció uno de ellos con el caballo.

-Jefe, ya lo he encontr...-empezó a decir y salió corriendo. Los chicos se rieron.

-¿Dónde vamos ahora?-preguntó Martínez.

-Sé donde están los vigilantes de mi pueblo-dijo Nelson- Puedo avisarles para que se encarguen de esta basura-miró a los lados asegurándose de que no lo escuchaban-así podemos volver a la ciudad.

-Genial-dijo Devon.

-Y ahora tenemos animales-dijo Martínez. Ñoño acariciaba con delicadeza al burro.

-No solo eso-dijo Jason levantando un paño que cubría parte del carro-dinamita.

-Esto pinta bien-dijo Ariel. 

Abandonaron el lugar cuando los vigilantes nómadas se llevaron a los desterrados, que fueron condenados a muerte. Llegaron a la ciudad antes del anochecer. Martínez sacó de su escondite las armas que robó en Las Plantaciones, y eligió una para él, jamás se desprendería de ella. Ariel encontró la mochila con las balas. Empezaban de cero. Decidieron realizar las guardias desde la segunda planta, por las ventanas.

Ariel sacó de su mochila un mapa de la zona hecho a mano, lo extendió en el suelo y se sentaron al rededor de él. Había un dibujo de unos huertos, eran Las Plantaciones, se encontraban al este del bosque. También estaba representada la ciudad en ruinas y La Playa. Además de otros lugares ocupados por los nómadas y los campamentos. Las Minas se encontraban dirección noreste de la ciudad.

-¿No tiene nombre la ciudad?-preguntó Martínez.

-Cada pueblo la llama de diferente manera-contestó Nelson.

-Podemos ponerle nombre-propuso Martínez.

-SÍ, claro, "la gran mierda" por ejemplo-dijo Jason serio.

-Libertad-susurró Ñoño. Todos lo miraron sorprendidos y pensaron que sería buena idea.

***

FELIZ DOMINGO! Ya vamos por el capítulo 17! Muchas gracias a todos vosotros por seguir leyendo!




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