En el reino Luna roja existe 3 casa.
Casa dorada:
Donde se educan al futuro consorte del rey .
Casa plateada:
Donde se educan a los concubinos del rey.
Casa roja:
Donde se enseña a los esclavos a servir correctamente.
En Luna roja ser Omega no s...
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Tenía dos horas que estaba en plena facultad de su conciencia, aun así se rehusaba a ponerse aquella túnica color Borgoña, él no era un sirviente, por sus venas corría sangre noble de ambas partes.
—Nuevo, ponte la túnica, el catador de las herramientas te espera en su oficina—así eran llamados lo que eran esclavos.
Gulf no hace caso y sale de la habitación mientras sus dos compañeros molestos por ser ignorados empiezan a murmurar.
Mientras camina, puede ver cómo algunos chicos de su edad se sorprenden al verlo.
—¿El gran dorado se ha perdido?
Gulf pudo entender que lo confundía seguramente con unos de los aspirantes a consorte.
—Busco al catador de la casa roja—dice sin un ápice de emoción en sus palabras.
—Está al fondo, si quiere lo llevo.
—No, gracias—dice secamente. Sigue su camino hasta llegar a una enorme puerta de madera roja, la cual estaba custodiada por dos guardias.
—¿Qué desea?
—El catador quiere verme—dice sin expresión alguna en sus ojos, no entendía la razón de su tranquilidad, tal vez se debía al sedante, el cual seguramente no había salido completamente de su sistema.
—Tu mano—dijo uno de los guardias.
Gulf extiende su mano y este le pasa un lector de código de barra, el guardia al notar que era un aprendiz de servidumbre se asombra.
—Esto está fallando—lo sacude varias veces y revisa el pequeño monitor para ver si el resultado cambiaba.
—No, a pesar de ser puro, vales menos qué nosotros dos. Dale paso—dice sintiendo pena por el omega, ya que su destino estaba marcado, su rostro y cuerpo eran deseable, seguramente sería carne para los lobos.
Gulf estaba indignado, nunca había sido tratado de esa manera, sabía que no tenía títulos y menos apellidos, pero su padre lo protegió de las humillaciones toda su vida.
Las puertas se abrieron sacando a Gulf de sus pensamientos, mostrando así a un hombre de 40 años, su belleza aún se atenuaba en sus rostros, pero se podía ver en sus ojos azules y su cabello castaño opaco, que su vida no había sido del todo fácil, pero, ¿qué vida era fácil para un omega?
Almont cierra su libro de cuentas y puede ver que el joven se aferraba a su antigua vida, lo podía notar en su hermosa camisa de seda cosida a mano con hilos de oro, pantalones del más fino y caro cuero y zapatos de diseñador.
—¿Acaso la túnica no es de tu gusto?
—¿Puedo sentarme?—dice Gulf mientras suaviza su mirada.
Almont asiente, al menos el chico de mirada altiva era educado. Luego de tomar asiento, Gulf no se fue con rodeos.
