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Tus labios se mueven frenéticamente contra los de Robin, manos revueltas, cuerpos tan juntos que podrían desafiar las leyes básicas de la anatomía humana, hay desesperación, se han visto esta mañana y, sin embargo, parece que no es suficiente, hay lengua, castañeteo de dientes , suspiros ligeros y respiraciones entrecortadas, un escalofrío recorre tu cuerpo cuando Robin tira de tu labio inferior, un pequeño gemido sale de tu boca, provocando que Robin se burle, una risa ligera se arrastra por el aire antes de que vuelva a devorar tus labios.
Sus manos se arrastran hasta tu cintura, guiándote involuntariamente hacia atrás con cierto dominio, haciendo que tu cabeza golpee uno de los estantes ocultos en la interminable biblioteca estudiantil, fue divertido e irrazonable, pero doloroso, haciendo que apartaras la cara de la de Robin y tu mano es llevada a la nuca, esta vez un gemido de dolor sale de tus labios.
"Mierda, ¿estás bien?" Robin ya formula una disculpa, con ojos preocupados.
"Sí, está bien", dices, preparándote para calmar lo que ya sabes que está haciendo la mente de Robin, era hora de relajarse para ella.
"¿Está segura? No quiero que tengas una conmoción cerebral ni nada por el estilo". Dice, las palabras prácticamente salen volando de la boca de la rubia, su mente ya le dice que te lleve a la enfermería.
Tomas sus manos llevándolas a tu boca, tus labios rozan suavemente las manos de Robin y te encuentras con los ojos de la chica rubia, tu mirada desborda dulzura y seguridad, expresa la frase que tanto desea escuchar Robin, estoy bien.
"No es mi culpa que estés tan desesperada", una broma interna, ella lo necesita, su ansiedad es enorme para las dos, "imagínate si muriera aquí, en la biblioteca de la universidad, ¡qué trágico!". el tono está atascado de ironía, gloriosa burla.
"Me recuerda a la poesía de cuerdas contemporánea o tal vez a las tragedias griegas". lo explicas aún más dramáticamente.
"Entonces tendré que llorar por ti como una de esas viudas", dice con los ojos cubiertos de ironía, tal vez más que los tuyos, comprende, se aferra a la seguridad que emana de ti, "qué tragedia, yo no sé qué hacer sin ti."
Una risa se intercambia entre las dos.
"Eres una tonta, Robin Buckley". Dices antes de acercar tus labios a los de Robin una vez más.
