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la prueba daba positivo. puta vida de mierda.
nahoya kawata, un adolescente de dieciséis años, estudiante de último año de bachillerato junto a su hermano menor, estaba embarazado. embarazo de un chico años mayor que él el cuál no era ni su novio ni amigos. ran haitani era el nombre del chico que confesó sus sentimientos a nahoya una noche antes de irse para otro continente a empezar con sus estudios de medicina. estudios que según calculaba el pelinaranja y dicho por propias palabras del hermano menor de él que duraría un total de seis años. seis años en venecia estudiando y buscando graduarse en eso que tanto ran anhelaba ser. doctor en medicina general y cirugía.
ran conoció a nahoya el día que estuvo de visita en la casa del menor para una cena familiar que únicamente contaba con la presencia de rindō, souta y nahoya. él aún no había conocido a su cuñado debido a la falta de tiempo que le traía el tener que estudiar y hacer pasantías en el bufete que su familia manejaba, grandes abogados y jueces abundaban en su familia y él no sería la excepción. ya cuándo se desocupó y obtuvo su título universitario como abogado fue cuándo tuvo un respiro y pudo visitar a la pareja de su querido hermano menor.
linda por su sorpresa cuándo un bonito y descarado jovencito de linda sonrisa apareció en su vista, luciendo tan jovial y despreocupado, siempre buscando hacer sonreír a la gente incluso cuándo sus chistes no tienen gracia alguna. hablando y hablando sobre temas que ran jamás hablaría y nunca había escuchado a nadie hablar. ¿quién hablaría sobre si la música de doja cat era la ideal para coger en un puto carro? ¿quién habló alguna vez sobre si joji era el indicado para largas noches de depresión? ¿cómo fue que terminaron hablando sobre ello?
la química entre el chico de las trenzas y el lindo melocotón fue genuina y de forma inmediata. suaves sonrisitas se mandaban uno al otro, susurros discretos con picardía y como no, coqueteos que eran fáciles de entender.
pasaron las semanas y las cosas fueron ¿para mejor? ran salía con nahoya a diferentes sitios con la intención de pasar tiempo con él aunque jamás se habló sobre si eran algo más o si eran tan siquiera amigos. nunca se tocaban esos temas y mucho menos cuándo nahoya besaba con ferocidad los labios del rubio moviéndose encima suyo.
hasta que ran le confesó su amor en suaves susurros en su oído, hablándole tan bonito y delicado, recordándole lo mucho que le gusta y lo mucho que deseaba llevárselo consigo a venecia y que él fuera su único dueño y la única razón que ran tuviera para existir. que aprendió a amarlo tanto que incluso sentía que dejaba su corazón con él.
la pasión estalló y nahoya se fundía en ella, se fundió en aquello que significaba ran. sus largos dedos acariciando su piel, su alma y corazón. sintió fundirse junto a ran en el abismo que significaba el amor y quedó atrapado allí ahora con un pequeño cachorro en su vientre.
