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el humo espeso y pálido del cigarro picoteaba en la nariz de nahoya, su boca abriéndose y cerrándose alrededor del cigarrillo dándole una buena calada para después cerrar sus ojos y buscar ordenar sus pensamientos

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el humo espeso y pálido del cigarro picoteaba en la nariz de nahoya, su boca abriéndose y cerrándose alrededor del cigarrillo dándole una buena calada para después cerrar sus ojos y buscar ordenar sus pensamientos. su pie moviéndose con rapidez en un acto de nerviosismo y su dedo picoteando la madera oscura de su escritorio era quizá el mecanismo que tenía para relajarse y pensar con claridad lo que haría ahora en adelante pero la pregunta real era.

¿podrá salir de aquello? ¿podrá buscar una salida que no conduzca a su muerte o a problemas?

sin duda la visita de ese par de bandidos dañó la comodidad y tranquilidad que había construido al pasar de lo años en ese negocio, un abogado limpio con un historial limpio y condecorado por ser uno de los mejores en el país estaba actualmente en una crisis nerviosa.

incluso su hermano menor era uno de los más buscados abogados y también uno de los mejores que gozaba todo japón. simplemente que ahora él tenía otros intereses laborales y hasta sentimentales.

se aburrió de las leyes niponas y largas lecturas de casos inconclusos por pistolas de altos calibres, plata por pacas y uno que otro capricho que era consentido por su nuevo amor.

¿en qué falló? ¿en qué lugar perdió a souta y nunca se percató? ¿en qué momento se distrajo lo suficiente y dejó que souta mirara los bajos mundos como unas nuevas posibilidades de vida?

tragó grueso y rebuscó entre sus cajones el número de alguien que podía aconsejarle, papeles y más papeles de casos en los que él estaba y debía atender pero en estos momentos eso era lo de menos, las palabras de ran y rindō era lo único que podía escuchar en su mente, voces susurrándole que debía hacer algo o acabaría mal, voces hablándole sobre cómo él ahora era el interés número uno de alguien como ran haitani, mismo ran haitani que era la máxima rata del país. las flores que trajo aún estaban en su oficina más precisamente delante suyo y sus manos picaban para agarrarlas y botarlas por la ventana interesándole poco a quién golpearía abajo.

el timbre de su celular resonaba con insistencia y el nombre de su hermano menor brillaba con intensidad anunciando que era él quién llamaba. ¿rindō ya le fue con el chisme de su linda visita? o quizá ran, quizás ambos ya fueron con el chisme y ahora souta quería saber también.






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𝗹𝘆𝘂𝗱𝗶 𝗶𝗻𝘃𝗮𝗹𝗶𝗱𝘆 ︙ 𝗿𝗮𝗻𝗹𝗲𝘆.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora