16.

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― entonces

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― entonces.. recordaste todo, ¿cierto nahoya? ― preguntó ran cauteloso, con una diminuta sonrisa.― soy el mismo al que humillaste vilmente.

caminó a la barra que poseía aquella propiedad, nahoya arrugó su rostro en una mueca de sorpresa, quería decir algo, pero su voz no salía. estaba asustado, petrificado, impresionado, muchas cosas a la vez y su cerebro no estaba procesando muy bien todo.

― ran... en ese momento yo.. yo no sabía que hacía o decía. ― trató de defenderse, su voz nerviosa, sus manos subieron a sus brazos buscando darse fuerza. ― no pensé que.. que en serio estabas..

― ¿enamorado de ti? ― completó sirviendo dos copas de whisky, cerrando la botella con calma. ― ¿no era obvio, acaso? ― preguntó con una una vaga risita.― ¿quién en su sano juicio busca a un adolescente en otro distrito y se declara delante de estudiantes metiches?, nadie que no esté enamorado.

― yo.. yo no te conocía. ― su voz no salía, no sabía que decir o hacer. ran caminó a él con el vaso de whisky ofreciendo un vaso, lo tomó y dió un trago. ― sé que no hay excusa para mi comportamiento y tampoco sé qué decirte.

la mano de ran fue hacia su espalda tomando su pistola, nahoya dió tres pasos hacia atrás, ciertamente él no confiaba en ningún narco y ran no era la excepción. el que estén hablando de su adolescencia no significaba que ambos eran amigos o tan siquiera algo más.

aún estaba renuente a estar vinculado a alguien que sea un mafioso, un bandido y menos si se trataba del más buscado por la policía de la república y también la policía internacional. él había leído un par de documentos donde la DEA, el INTERPOL, FBI estaban detrás de las huellas de los hermanos de roppongi.

― relájate que no te haré nada, naho. ― pidió con tranquilidad ran, acortando las distancias entre ambos. acarició la lechosa piel de nahoya con cañón de su pistola.- jamás te haría algo. eres, eres el amor de mi vida.

eso no ayudó en nada a nahoya a relajarse, sentir lo metálico de la pistola lo asustó peor. sonrió mirando a ran, él sabía lo nervioso que estaba nahoya y decidió ayudarlo a relajarse. sus labios se posaron encima de la mejilla tersa y suave de él, dejando un beso allí.

― tranquilo, cariño..― murmuró contra los labios del gemelo, sus respiraciones chocando, nahoya no estaba muy cómodo con esa cercanía aunque admitía que sí quería que pasara algo más y ran estaba agradeciéndole a dios por este momento tan íntimo. ― acéptame.. acepta mi amor..

terminando de decir aquello chocó sus labios con los de nahoya, en un suave beso, lento y amoroso, todo el amor que el haitani albergaba por nahoya estaba impreso en ese beso. tiró su pistola en el mueble y subió su mano libre hasta la nuca del más bajo, acariciando sus rizos.

y nahoya, nahoya no sabía qué hacer. aunque no podía negar que la tentación personificada o bien llamada ran haitani estaba haciéndolo dudar. sus labios luego de unos segundos renuentes aceptaron el beso, ambos labios bailando con suavidad, sus manos libres recorriendo la piel expuesta del ajeno, estaba fundiéndose en esa perdición, aunque probarla un poco... no estaba mal, ¿cierto?

𝗹𝘆𝘂𝗱𝗶 𝗶𝗻𝘃𝗮𝗹𝗶𝗱𝘆 ︙ 𝗿𝗮𝗻𝗹𝗲𝘆.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora