Narrador Omnisciente
Tardaron un día entero en llegar al palacio de caza, pero la espera había valido la pena.
Era la primera vez que Aysel salía del palacio a un lugar tan lejano, el único lugar lejano que había ido a visitar, había sido el viejo palacio.
Murad y Razille también estaban maravillados con lo que estaba a su alrededor.
Casi al atardecer, el sultán propuso a dar una caminata por los alrededores del palacio.
Razille y Murad iban al frente observando todo el lugar, en cambio Aysel y el sultán estaban detrás de ellos en silencio.
El silencio no era incómodo para Aysel, la verdad era reconfortante poder escapar de la caótica vida dentro del Harem.
-Tenías razón Aysel, estaba descuidando a mis hijos sin darme cuenta- dijo el sultán mientras observaba a sus hijos.
-No piense en eso ahora magestad, la felicidad que ahora hay en sus rostros será muy difícil de borrar, así que no se preocupe, aunque le ruego que no ponga favoritismo por ninguno de sus hijos, ellos lo aman y respetan y harían todo con tal de hacerlo sentir orgulloso-
Ante esas palabras el sultán detuvo su caminata y miro a Aysel directamente a los ojos.
-Me sorprende como cuidas a príncipes que no son tus propios hijos-
-Yo ayude a criar a Mehmet su magestad, y siento un gran aprecio hacia Mustafa y sus demás hijos, no soy su madre, pero los respeto de la misma forma que lo respeto a usted-
Ante esas palabras el sultán sonrió dulcemente y acaricio la mejilla de Aysel.
Aysel quedó estática ante esa acción del sultán, ni siquiera cuando ella era su favorita habían tenido esa clase de acercamiento entre ellos.
Al llegar la noche, Aysel y sus hijos cenaron juntos al sultán.
-Estoy tan feliz de poder haber venido, si me permite magestad quisiera ir a ver cómo cazan con mí hermano- dijo Razille ansiosa.
-Todo a su tiempo tenemos mucho tiempo para hacer eso- dijo el sultán dulcemente.
La cena transcurrió con normalidad hasta que el sultán pidió hablar de un asunto importante.
-Murad, por las palabras de los pashas, en mí ausencia ayudaste a Mehmet para que las cosas siguieran en su curso-
-Si su magestad, creía que debía ayudar a mí hermano en sus responsabilidades, acaso he hecho mal su magestad-
-Claro que no, todo lo contrario, por tus acciones tendrás una gran recompensa- nadie entendía a qué se refería el sultán -Ya te has convertido en todo un hombre y en un gran príncipe, planeaba anunciar esto en un tiempo, pero ya estás listo-
-A que se refiere su magestad-?- pregunto Murad con curiosidad.
-Al volver será anunciado tu ascenso como el gobernador de una provincia del imperio-
Todos quedaron atónitos ante las palabras del sultán, no podían creer lo que escuchaban, cuando el sultán permitía que un príncipe gobernará una provincia del imperio, era porque ya lo reconocía como un adulto y que ya debía tener responsabilidades de un príncipe.
-Pero su magestad, ese derecho primero debería tenerlo mí hermano Mehmet-
-Mehmet tiene habilidades dignas de gobernar una provincia, pero alguien me hizo darme cuenta de que también debo darte ciertas oportunidades para que sepas ser un buen príncipe- el sultán dijo esas palabras mirando de reojo a Aysel -Acaso rechazarlas este regalo?-
-No magestad, usted me honra con sus acciones- dijo Murad besando la mano del sultán.
Razille estaba muy feliz por su hermano y Aysel estaba más que orgullosa de su querido hijo al tener ese logro y reconocimiento del sultán, aunque por lo visto ella había tenido que ver en eso sin darse cuenta.
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La Sultana Olvidada
RandomNiña, mujer, madre, sultana. Esos son los títulos que una mujer puede obtener en su vida si es inteligente y una devota súbdita de Allah. Su nombre se ha perdido en el tiempo, ya casi nadie recuerda a esa magnífica mujer, la protagonista de esta h...