Narrador Omnisciente
Murad y Razille no perdieron el tiempo, y acompañados por el sultán se dirigieron a ver a Aysel.
Los doctores al principio no querían dejarlos pasar debido a que aún estaban chequeando la salud de Aysel y que no tuviera heridas graves, pero Razille a los empujones y gritos ordenando que se apartaran fueron suficientes para que le dejarán ver a su madre.
Aysel se encontraba inconsciente acostada en una cama, tenía una venda que cubría la mitad de su rostro, tenía rasguños en los brazos y en su cuello se veían claras marcas de que habían intentado estrangularla.
Al ver a su madre en ese estado Murad tuvo que sacar a Razille de la habitación y le ordenó a sus criadas que la acompañarán a sus aposentos y no la dejaran sola.
Rato después Ahmed Pasha llego en compañía de Seyid.
-Quiero que inicien una investigación de inmediato- ordenó el sultán sin apartar la vista de Aysel.
-No hará falta investigar mucho su magestad, pudimos capturar a varios de los atacantes de la sultana Aysel-
-Y podrías explicarme que hacías tú en ese lugar Seyidag- pregunto el sultán.
-La sultana Razille estaba preocupada de que su madre se estaba tardando mucho en venir a la capital, así que Ahmed pasha me pidió el favor de esperar con varios de mis hombres a la sultana, me preocupe al ver qué aún no había señales de su llegada, así que ordene a mis hombres investigar los alrededores y la encontré inconsciente en el suelo y luego la traje aquí-
-Y Furkanag y Azra? Que paso con ellos?- pregunto Murad.
-Los criados de la sultana Aysel están vivos, pero en un estado peor que el de ella, por lo visto lucharon para evitar que le hicieran algún daño a la sultana-
-Interroguen a los atacantes, recurran a cualquier método con tal de sacarles información-
Ante la orden del sultán, Ahmed Pasha y Seyidag, se dispusieron a cumplir su orden.
Murad no se apartó de su madre en toda la noche a pesar de las insistencias del sultán, el no obedeció y se quedó con ella.
A la mañana siguiente Aysel despertó, Murad y Razille estuvieron con ella todo el día hasta que en la tarde el sultán llego para ver cómo se encontraba.
-Como estás Aysel?- pregunto el sultán sentándose en su cama.
-Me siento mejor su magestad, gracias por tomarse la molestia en venir a verme-
-No es ninguna molestia, no dormí tranquilo pensando en tu estado-
-Sabes quien pudo hacerte esto madre? Quien te querría atacar de era forma?- pregunto Murad.
-Sea quien sea le arrancaré la cabeza con mí propia espada- dijo Razille con un semblante serio.
-Murad, Razille, su madre no está en condiciones de hablar del ataque por ahora, debe descansar, retirense yo me quedaré con ella-
Ambos no querían dejar a su madre sola, pero ante la mirada de Aysel indicandoles que estaría bien, se retiraron.
Aysel y el sultán se encontraban solos, un silencio se formó entre ellos, Aysel mantenía la cabeza baja debido a la razón por la que su magestad había pedido su presencia en la capital, pero se sorprendió al ver cómo el la tomo del mentón e hizo que lo mirara a los ojos.
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La Sultana Olvidada
AcakNiña, mujer, madre, sultana. Esos son los títulos que una mujer puede obtener en su vida si es inteligente y una devota súbdita de Allah. Su nombre se ha perdido en el tiempo, ya casi nadie recuerda a esa magnífica mujer, la protagonista de esta h...