Mismo recorrido del día anterior. Ese era su plan para aquella tarde soleada.
Se distrajo masticando uno de los chicles que había comprado en la tienda, cuyo nombre no notó hasta el día siguiente, cuando decidió que el valle sería su principal parada.
Aurora. Así se llamaba.
Quiso volver a comprar algo para hidratarse, sin embargo, la tienda estaba cerrada. Olvidó el asunto y continuó caminando.
Al llegar a su destino, sus pasos se volvieron cuidadosos. Se apoyaba de las rocas para bajar. Evitó pisar las lindas, escasas flores que coloreaban con sutileza la bajada de la colina y que brindaban un toque de alegría al valle. Apenas había pasado un día desde la primera y última vez que lo visitó, sin embargo, lo había extrañado.
El aire se sentía distinto ahí abajo. Más fácil de respirar.
No caminó más, no descubrió más, simplemente se sentó. Quería olvidar la razón por la que estaba en el medio de la nada, y no se refería solo a lo físico.
Se sentó en el suelo verde y mantuvo sus ojos cerrados. Había encontrado un lugar hermoso, pero no quería verlo, quería sentirlo. Deseaba perder horas y horas, sumido en sus problemas, recuerdos y cosas que no podía resolver.
Comenzaba a perder la noción del tiempo cuando un ruido lo hizo volver a la realidad. De inmediato miró detrás de él, hacia arriba, donde estaba el inicio del camino que tomó para llegar. No había nada extraño, sin embargo, decidió subir para asegurarse de ello.
Buscó a su alrededor con la mirada. Estaba convencido de que solo fue el viento, por lo que no se esforzó. No hasta que vio un movimiento fugaz y extraño en el inicio de la gran cantidad de árboles. No tuvo tiempo de procesar bien qué fue, pues duró menos de un segundo, pero sí supo el punto exacto en el que sucedió.
Frunció el ceño, confundido, y su pulso se aceleró. El miedo quiso ingresar despacio a su cabeza, acompañado con la tensión del silencio, pero por alguna extraña razón, eso no sucedió. Seonghwa no estaba asustado, pues pudo haber sido solo un animal o el mismo viento, sin embargo, ya no podía quedarse tranquilo y hacer como si nada hubiese pasado, por lo que no quiso volver a bajar.
Decidirse entre ir en dirección a aquel lugar o continuar paralizado le tomó tiempo. Aunque tarde, optó por lo primero.
Apenas estaba recuperando el aliento por subir y ya se encontraba corriendo. Hacía lo posible para que sus pasos no fueran demasiado fuertes. No perdía de vista la zona que llamó su atención, aun cuando había decenas de árboles con poco espacio entre ellos.
A metros de su destino se detuvo para respirar y admitió que no tenía la valentía suficiente para adentrarse en aquel bosque. Dio un vistazo a su entorno y al oscuro lugar: no había nada ni nadie, en ninguna parte, por lo que solo se rindió.
Caminó de nuevo por el sendero, cansado y viendo sus zapatos. Un suspiro logró escapar de sus labios. Lo que había sucedido minutos antes no le asustaba, pero comenzaba a darle una molesta sensación de incomodidad, de que no fue un simple animal o algo tan natural como el viento.
Al pasar por la calle de la tienda, alguien le dirigió la palabra. Un chico castaño que parecía de su edad. Se mostraba pensativo incluso antes de hablarle, pues iba en sentido contrario a él y pudo ver su expresión a la distancia.
─Hey, yo te he visto. Podría jurarlo.
Seonghwa frunció el ceño, sin entender de qué hablaba. Se detuvo para mirarlo con extrañeza.
─¡Ya logré recordar! Eres mi vecino nuevo. ─Ofreció una breve sonrisa─. Bienvenido, espero llevarnos bien y que te adaptes pronto. Por cierto, soy San.
El pelinegro se presentó ante la primera persona del pueblo que decidió entablar una conversación con él. Y así se quedaron durante un largo minuto, hablando en la calle que más frecuentó en los tres días que llevaba viviendo en ese lugar.
En algún momento, el valle se volvió tema de conversación. Seonghwa mencionó el suceso extraño y la reacción de San fue una expresión pensativa.
─¿Dices que estuviste ahí y viste algo? ─quiso corroborar el apenas conocido, a lo que el otro asintió─. Eso es… extraño.
─¿Lo es?
─Eso creo. ¿Piensas volver?
Claro. Seonghwa iba a volver. Comenzaba a adaptarse al lugar gracias a ese valle. San también sería de ayuda, o eso creía.
Siguieron hablando cuando, en la esquina más cercana, apareció el chico que lo había atendido el día anterior, en la tienda que estaba cerrada y a unos metros atrás. Sus ojos pasaron de San a esa persona, y él volteó para hacer lo mismo.
Puso más atención. No era tan alto, de piel morena, cabello castaño y su rostro parecía tan calmado e inexpresivo como el día anterior. Llevaba un manojo de llaves en la mano. Pasó a su lado y saludó a ambos sin hacer contacto visual por más de dos segundos. Saludaron de vuelta con rapidez y San se volvió al pelinegro.
─Venía a comprar aquí. Llegué justo a tiempo ─avisó su vecino con una sonrisa─. ¡Nos vemos luego!
Y se fue.
La normalidad no estuvo presente ese día para Seonghwa. Tampoco iba a estarlo en los siguientes.
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petals ─ seongsang
Fanfictionseonghwa descubrió el lugar perfecto para reflexionar; yeosang encontró a la persona perfecta para arrojar sus pétalos. ↣ capítulos cortos ↣ inspirado en el video jumpsuit - tøp ↣ portada hecha por @hwainbow ♡ ⠀⠀⠀⠀✧️ inicio: 12.09.22