Tercer día consecutivo visitando el valle, no iba a cansarse con facilidad de eso. Años atrás habría preferido vivir en una gran ciudad, ruidosa y llena de personas, recorrer distintos lugares cada semana con sus amigos, pero ya no era así; la tranquilidad y soledad eran todo lo que él y su padre deseaban.
Volvía a bajar con cuidado. Ya recordaba dónde pisar para no caerse desde la altura y el camino desde su casa para no perderse. Sabía que todo eso iba a volverse una rutina de la cual no se aburriría con facilidad.
Tomó una respiración profunda al tocar el suelo firme y plano, exhalando mientras llevaba su vista a los cerros que lo rodeaban y encerraban. Una mariposa blanca pasó justo frente a él, haciendo que sus comisuras se elevaran un poco.
No creía necesitar amigos ni a nadie cerca, solo ese preciso instante. Se sentó en el césped e hizo lo que más deseaba en ese momento: llorar.
Hasta que algo lo detuvo.
Pétalos.
Caían agraciados a su alrededor, su intenso color amarillo decoraba el ambiente y provocaron una inesperada sonrisa en Seonghwa. Tan finos, que no necesitaban un ápice de brisa para tocar el suelo con delicadeza, como si pudiera partirse en miles de pedazos.
Se puso de pie y secó sus lágrimas llenas de odio y vergüenza. Jamás vio algo así, jamás lo imaginó. El verde del césped no era característico en ese momento, sino el alegre color de los pétalos. La sonrisa no se iba de su rostro, tampoco el brillo de sus ojos. Estaba disfrutando el instante tanto como le era posible.No quiso voltear ni buscar con la mirada más de esos pétalos, no hasta que pensó en lo obvio: no había flores cerca ni forma de que llegasen solas ahí.
Alguien tuvo que arrojarlos desde la altura.
Se dio la vuelta. No había nadie, igual que el día anterior, y decidió subir.
De nuevo estaba agotado, pero ya no le importaba, más lo hacía el hecho de no ver a absolutamente nadie cerca. Debatió en su mente si gritarle a la nada o solo quedarse de pie; ambas opciones lo harían sentir estúpido, lo admitió desde el inicio.
—¿Hay alguien más aquí? —gritó mientras pensaba en el poco sentido que tenía hacerlo.
Vio el cielo. Estaba haciéndose tarde y de no ser por los pétalos, no lo habría notado. Lo habían regresado a la realidad.
Tal y como lo imaginaba, no obtuvo respuesta. Su entorno estaba silencioso, los árboles serenos y él pensativo. Silencio en todas partes. Comenzaba a ponerse nervioso gracias a este, y salir de ahí se volvió una necesidad; también lo era encontrar a la persona de los pétalos y entender la razón que tuvo para arrojarlos, si no era solo coincidencia que él estuviera presente cuando lo hizo.
Era simple curiosidad.
─¿Hay alguien aquí? ─insistió en vano para después ponerse en marcha.
En el sendero no pudo ver a nadie, nada extraño. Y no se sentía observado, no estaba incómodo, solo sumergido en sus pensamientos, en los pétalos y el agradable momento que le dieron. No iba a esforzarse por buscar a alguien en aquel lugar; si no quiso ser visto antes, tampoco querría serlo después, eso era lo más lógico.
El cansancio no se iba, no lo dejaba en paz, y ya comenzaba a sentirse deshidratado. Afortunadamente, la tienda más cercana al sendero estaba abierta y decidió entrar.
Y ahí estaba el mismo chico inexpresivo que lo había atendido, recibiendo el dinero de una mujer y despidiéndose de ella segundos después.
Lo saludó y preguntó por refrescos. Una vez le indicó dónde estaban, fue hasta estos y tomó uno de naranja. Enseguida volvió al mostrador. El chico estaba con su celular, se notaba algo preocupado, pero dejó todo eso de lado cuando Seonghwa se acercó a él para pagarle.
—Disculpa, ¿puedo saber cuál es tu nombre? —dijo mientras el castaño tomaba el billete, sin hacer contacto visual hasta escucharlo.
—Soy Jongho. ¿Tú eres…?
—Seonghwa —completó. El de menor estatura le entregaba el cambio en tanto asentía, y él lo recibió con una pequeña sonrisa—. Nos vemos, Jongho.
Caminó a la salida mas no logró llegar a esta, pues alguien que iba entrando abrió la puerta primero.
Era el chico rubio que había recogido su moneda.
Seonghwa lo saludó muy amable, y luego de recibir un "hola" de vuelta, se quedaron viendo el uno al otro, sin decir ni una palabra. La forma en que el contrario lo observaba le hizo creer que algo estaba mal con su aspecto. La expresión en el rostro del pelinegro desapareció, fue reemplazada por simple seriedad.
Jongho tosió e hizo que el extraño tuviera una reacción: dar pasos rápidos que lo alejaban de Seonghwa, además de confundirlo.
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petals ─ seongsang
Fanfictionseonghwa descubrió el lugar perfecto para reflexionar; yeosang encontró a la persona perfecta para arrojar sus pétalos. ↣ capítulos cortos ↣ inspirado en el video jumpsuit - tøp ↣ portada hecha por @hwainbow ♡ ⠀⠀⠀⠀✧️ inicio: 12.09.22