Miraba el techo blanco de su habitación como si pudiera darle color con sus pensamientos. Tenía ambas manos relajadas sobre sus costillas sobresalientes y marcaba un ritmo desesperado con el pie de forma inconsciente.
Dos días transcurrieron de forma aburrida. No había visto a su vecino, no volvió a pasar por esa tienda, no se encontró de casualidad con Yeosang, y tampoco regresó al valle. Ni siquiera había salido de su casa.
Y todo porque necesitaba pensar en lo ocurrido, tratar de comprender por su cuenta cómo es que el chico que recogió su moneda un día, dedicó parte de su tiempo a él. Pero no llegaba a ninguna conclusión. Sabía que esas dudas solo podían ser resueltas por el rubio. Incluso si todo era solo un malentendido, o si solo era para él un juego sin significado, era necesario hablarle.
Se puso de pie sin prisa alguna pero el mareo volvió de todas formas. No le dio importancia.
Y después de unos minutos se encontraba a un metro de la tienda. Entró a esta, y sin ver al frente en ningún momento, fue hasta el mostrador. No se encontró con la persona que esperaba.
—¡Hola, Seonghwa! —exclamó Mingi con suma amabilidad que también se expresaba en su sonrisa—. ¿Qué necesitas?
Quiso devolverle el gesto, pero algo no se lo permitía. Solo hizo una pequeña reverencia con su cabeza.
—¿Está Jongho? Hay algo que debo preguntarle —contestó bajando el volumen de su voz cada vez más.
El alto negó con la cabeza e hizo una mueca extraña, como si su propia respuesta le hubiese disgustado.
—Hoy no era su turno de venir, sino el mío. Pero tal vez yo pueda ayudarte.
Lo pensó por un momento mientras llevaba su vista a los pasillos, encontrándose con dos mujeres que no había notado antes. Le pareció gracioso ver más personas en la tienda que en las calles, sin embargo no se rió.
Mingi conocía a Yeosang. Gracias a él pudo enterarse de lo que necesitaba antes. Claro que iba a aceptar su ayuda.
—¿Sabes dónde vive Yeosang? Creo haberlo visto entrar a una casa el otro día, pero no estoy seguro de que sea ahí —explicó en tanto observaba de nuevo las flores. Las habían cambiado por unas más recientes, o eso creía.
Mingi también las miró unos segundos. Seonghwa no se dio cuenta de su mirada triste al hacerlo.
—Está por aquí cerca. Pasando la esquina a la izquierda, después de tres o cuatro casas, hay una azul con portón de rejas —acompañó su indicación gesticulando con una mano—. Es esa.
Seonghwa asintió y le agradeció de inmediato. Sabía bien cuál era esa casa. Justo antes de cerrar la puerta por completo para ir en busca del rubio, volvió a escuchar al chico.
—¡Suerte!
No tardó ni dos minutos en llegar al lugar indicado, pero perdió al menos cinco gracias a sus dudas. Hasta que se decidió a hacerlo.
No vio un timbre por ningún lado, en realidad no recordaba haber visto muchos en el pueblo. Abrió el portón haciendo el menor ruido posible, golpeó la puerta que estaba realmente cerca, y retrocedió hasta quedar en la acera, a un paso del patio frontal.
Su estómago comenzaba a revolverse de nervios, o tal vez de hambre.
Finalmente alguien abrió la puerta. De nuevo se encontró con alguien que no esperaba. Esta vez fue mutuo.
—¿San? —Mostró su confusión de todas las formas posibles sin siquiera notarlo.
—¿Seonghwa? —Miró a sus espaldas por menos de tres segundos y se volvió al susodicho—. ¿Qué haces aquí?
Él se preguntaba lo mismo, pero no estaba en condiciones para expresarlo.
—Yeosang… Necesito hablar con Yeosang. —Trataba de entender, de hacer encajar todo mientras buscaba con cierta dificultad las palabras adecuadas—. Ya sé todo.
El silencio y contacto visual no paraba, volviendo el aire algo pesado, hasta que San solo entró sin cerrar la puerta.
Esperó por algunos segundos y por fin vio a Yeosang frente a él. Este tomó la iniciativa con timidez, evitando los bonitos ojos de Seonghwa.
—Hola.
Una sonrisa quiso aparecer en los labios del más alto al notar cierto rubor en sus mejillas. No permitió que eso sucediera.
—Hola, Yeosang —respondió con cierta gracia en su voz—. ¿Podría hablar contigo un momento?
Lo vio asentir y salir al otro lado de la reja, quedando ambos más cerca.
No sabía ni cómo empezar. El rubio lo vio por fin a los ojos y Seonghwa sacó de su boca lo primero que se le ocurrió.
—Creo que sabes por qué estoy aquí. Siento venir a incomodarte, pero quería resolverlo —explicó como pudo antes de ir al grano—. Has sido tú, ¿cierto?
Un leve tic apareció en la comisura derecha de Yeosang antes de responder que sí. Seonghwa se permitió sonreír esta vez.
—Bien, yo… te lo agradezco muchísimo. Me has alegrado desde que llegué aquí, y no tenías razón alguna para hacerlo. Jamás se me habría pasado por la cabeza que alguien haría algo tan lindo y original por mí. Ha sido una de las cosas más lindas que me han pasado en mucho tiempo, de verdad.
El de cabello claro se notaba pensativo ante sus palabras. ¿Había dicho algo malo?
—Yo sí tuve razones para hacerlo —contradijo, preocupando un poco a Seonghwa con su voz levemente temblorosa.
—¿A qué te refieres?
Esperó con paciencia una respuesta mientras se concentraba en el cabello ajeno, que se movía con la suave brisa.
—Encontraste el lugar más importante que tengo en el mundo y lo tomé como una señal. No podía dejarla pasar.
Seonghwa seguía sin entender nada.

ESTÁS LEYENDO
petals ─ seongsang
Fanfictionseonghwa descubrió el lugar perfecto para reflexionar; yeosang encontró a la persona perfecta para arrojar sus pétalos. ↣ capítulos cortos ↣ inspirado en el video jumpsuit - tøp ↣ portada hecha por @hwainbow ♡ ⠀⠀⠀⠀✧️ inicio: 12.09.22