Tríada.

||4.5: Sangre||

POV Omnisciente

—¡Bien! Aquí está todo Mikey. —El robusto chico golpeó unos papeles contra la pared afuera del departamento antes de entregárselos a su líder. —Esta el ultimó contrato de arrienda a nombre del primer dueño, se apellida Gopar. Su nombre esta raro, pero ahí está escrito. —Ventilo con su mano a sabiendas que no era muy inteligente y no quedaría en ridículo tratando de pronunciar aquel nombre. —Me encargué de hacer un nuevo documento donde pareciera que renovó contrato, he visto varias veces como lo hacen mis viejos, así que no deberías tener problemas al menos en unos 5 años.

El rubio chico sostuvo aquel folder, sacando los contratos perfectamente ordenados, sonriendo al saber que Pah realmente se había esforzado en darle todo aquello en excelentes condiciones, por lo que después de verificar el contenido, extendió su puño al pecho de su amigo y aprobó aquello.

—Ah, casi lo olvido. Solo falta un juego de llaves del departamento, tendré que irlo a buscar a las oficinas para que no vaya a encontrarlos mi viejo y se olvide de este. —Señalo a la puerta del departamento. —Si quieres mientras echa un vistazo, iré con Peh. —Hizo una señal con su cabeza a su compañero más alto y así ambos dejaron a su líder en la entrada cerrada, con dos de los tres juegos de llaves que existían y los papeles del contrato en mano.

—Nada mal, Pah. —Asintió cuando consiguió abrir la puerta, bastante satisfecho con el lugar.

A pesar de haber sucedido todo muy rápido, la ubicación de aquel departamento había quedado bastante acertada entre el burdel donde vivía su mejor amigo y el templo donde solían reunirse, por lo que podría siempre tener protegida a la castaña.

Después de finalmente recorrer cada parte del departamento, termino por quedarse en una de las habitaciones donde parecían haber dejado unos futones y cobijas dobladas, arrojándose de espalda sobre estos para acostarse.

—Tengo hambre... —Balanceo sus pies y después sostuvo los documentos frente a él, sonriendo al verlos —Estará feliz. —Pensar aquello sin duda era lo que le daba plenitud en ese momento.

Sin embargo, aquel tranquilo momento pronto se desvaneció cuando el sonido de captura y un flash hacia él, interrumpió su descanso.

—T-Te tengo. —Una temblorosa chica fue lo siguiente que vio en el marco de la puerta, la cual no paraba de tomar fotografías hacia él. —¡Los escuché a fuera y me escondí cuando entraste! A-Así que dame esos papeles, escuche de tu amigo que los falsificó y ahora tengo una foto tuya que no dudare en usar.

Sin embargo, a pesar de lo "amenazante" de la voz femenina que había aparecido, el rubio no se inmuto por ello y se mantuvo acostado mirando los documentos.

—¿Y de qué forma planeas usarla? Los documentos los sigo teniendo yo y aquellas fotos solo son mías mirando unas hojas que no puedes probar que pertenecen a alguien más. —Comenzó a hojear el documento.

Por otro lado, la chica se quedó titubeante pero continuo con la toma de fotos hasta que se escuchó el clic de su celular ahora tomando video, sin embargó al ella continuar acercándose para capturar mejor el rostro del chico, a su vez que trataba de que se visualizaran las hojas en sus manos, el rubio no demoró en mirar de reojo y patear el celular que pronto fue atinado correctamente hacia la ventana abierta de la habitación.

—Bueno. —Se puso de pie sin prestar absoluta atención a la chica que gritó y corrió directo hacia la ventana, dejándole ahora el camino libre. —Ahora vamos a darle esto a Magee. —Camino tranquilamente a la salida.