Capítulo 3: Cambios.

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POV Omnisciente

Aquel día siguió transcurriendo esta vez en la casa del gran Manjiro Sano, mientras que  5 de los miembros de ToMan entraban al Dōjō junto a Takemichi (quien no pudo seguir ocultando su presencia y fue finalmente descubierto sin ninguna traba por Mikey), ahora también la castaña alta era recibida por una chica rubia que parecía ser hermana de Mikey por lo que escucho vagaamente.

-Ne, ne, ¿puedo llamarte Magee-chan? -Fue lo primero que la entusiasta y sonriente chica pregunto a la castaña alta, aunque ni siquiera espero que esta respondiera para seguir hablando ella. -Seguro mi ropa te quedará bien, ¿tienes un color que te guste en especial? Tengo de todos los colores así que seguro encuentro algo para ti. -La rubia seguía hablando mientras guiaba a la castaña por los pasillos de su casa hasta el cuarto de baño.

Mikey solo le pidió a la pequeña darle ropa a Magee así como ayudarla a que se diera un baño, esclareciendo que cuando los hombres salieran del Dōjō, se la llevarían con ellos. Sin embargo, Emma realmente no tenía muchas amigas ni era visitada por ellas, por lo que aquel encuentro la estaba emocionando de más al continuar hablando sin realmente notar la incomodidad de la castaña por causa de una persona tan extrovertida y que demostraba excesiva confianza en alguien que hacía solo 2 minutos acababa de ver por primera vez.

-Sé que esos tipos dan miedo, pero realmente son buenas personas, mi hermano sabe escoger bien a sus amigos. -Giró su mirada a ella para sonreír y ante lo dicho la castaña sintió la necesidad de responder que lo sabía y lo había visto, pero tampoco dejó que hablará de ello cuando ya habían llegado al baño. -Te dejaré tu ropa adentro en un momento, ¿bien? -Extendió unas toallas a la castaña y salió del baño sin esperar nada a cambio.

Magee realmente se sintió superada por la chica, se notaba que no era una mala persona y a pesar de que tenían edades similares, el carácter de ambas era tan distinto que en esos minutos realmente no pareció una conversación. Entre tantas preguntas seguidas sin contestar ninguna, llegó a sentirse como una pordiosera siendo ayudada por una fundación, pero ya había llegado tan lejos que era demasiado tarde para fingir orgullo por la situación. Terminó por enfocarse en ir quitando su ropa para lavar su cuerpo y su cabello, llevaba días sin hacerlo y aunque no era fan del proceso que aquello llevaba, adoraba oler rico y estar fresca, así que se sintió agradecida por la oportunidad de asearse.

-Ahh, que tonta soy, no la deje hablar. Supongo que me emocione de más...-Emma comenzó a hablar a si misma al alejarse del cuarto mientras cumplía su misión, por lo que en un viaje consiguió la ropa para la castaña, dejándola en el cuarto de baño. -Ne, estaré aquí afuera por cualquier cosa que necesites, ¿esta bien? ¡Soy Emma por cierto! -Así finalmente unos pasos empezaron a escucharse a lo lejos dejando a la chica disfrutar su baño.

La chica escucho a Emma, sin embargo pronto también oyó sus pasos alejarse así que no se preocupo en responder realmente.

No paraba de pensar en cada uno de los chicos que había visto, incluso de los tres más que llegaron después. A pesar de ser mayores que ella no parecían querer imponerse, ni por edad, ni por genero. La sociedad siempre enseñaba que uno debía tener cuidado con lo que recibía, sobre todo si aquella ayuda provenía de hombres puesto que al final, ellos buscarían la manera de cobrarse el favor.

Negó una y otra vez ante aquellos pensamientos y las ligeras taquicardias en su pecho debido a su manera de sobre pensar las cosas y su casi nula confianza en  que la gente hiciera algo sin esperar nada a cambio, pero si esperaba sobrevivir en las calles tenía que hacerse de aliados y después de haber observado al chico más alto y sus movimientos, podía darse cuenta que sabía pelear y seguramente sus demás amigos también, el más pequeño incluso pareció referirse a una pandilla cuando se declaro líder de la Tokyo Manji. Ella venía de la capital, así que no sabía mucho de como era el mundo de calles en Shibuya, aún tendría que ser observadora, conseguir buenos aliados y después pensar en las consecuencias.

Tríada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora