Tríada.

Capítulo 17: Sentir.

POV Omnisciente

—Ups...—Para mi desgracia, mis únicas palabras audibles.

De cualquier modo, aún no lograba entender exactamente el motivo por el cual me sentía más avergonzada ante la mirada de alguien de mi confianza que de toda la bola de extrañas que ahora susurraba por la puerta. No es como si Draken fuera una persona que juzgara, aunque vaya que su reacción era aun más increíble que la mía.

—"¿Ups?"—Sorpresivamente, Draken se mantenía cerca y no a 100 pasos como yo creía. Aun en el borde de la puerta se palapaba el impacto que sentía por la escena. —¿En verdad es lo único que vas decir? —Mis latidos se dispararon cuando entro al cuarto y cerro la puerta detrás para silenciar un poco el bullicio. —Todos estamos más que enterados de la relación que tienen, ¡pero no tenían que venir a hacerlo en el maldito edificio donde vivo! Además, ni siquiera te han quitado las puntadas, ¿sabes lo riesgoso que es hacer movimientos cuando aun estas cicatrizando? ¡Casi mueres! ¿Y aún así no piensas en las consecuencias?

—Basta, Draken...—Suspire y finalmente conseguí ponerme la blusa. —Me quite las puntadas hoy y no...lo hacíamos con tanta agresividad. —No sabía que tan detallada debía ser al explicar y lo que era más, me contrariaba tener que hacerlo y agachar la cabeza.

—¡Ah! No lo hacían con tanta agresividad, ¡que alivio!—El sarcasmo era palpable.

—Oe, tampoco tienes que gritarnos, harás que esto sea más grande de lo que debería. —Mencionó Baji mientras abrochaba sus pantalones y por fin pude mirar a alguien más que no fuera Draken. —No es algo que hayamos planeado hacer, solo se dio, pero su herida será bien. No hubo ninguna complicación de esa clase, ¡Dios!... No sé por que te alteras tanto, ni porque mierda te lo explico.

—De verdad te superas cada día. —Bufo.—Te desapareces todo este tiempo, ni siquiera te dignas a visitarla correctamente pero tan pronto la ves, ¿haces esto? ¡Sabías lo herida que estaba y aun así parece no importarte!

—Lo dices como si yo no fuera consciente y no pudiera cuidar de mi misma.

—¡Ambos son unos irresponsables! No puedo creer que obligaron a que las mismas trabajadoras de aquí fueran a buscarme para sacarlos de sus malditos camerinos.

—No es como si no escucharan cosas similares o peores, así que sigo sin entender el maldito alboroto.

—Maldita sea no dijiste eso. —Se giro hacia mi.—Claro que es normal para todos aquí escucharlas trabajar y muchas no tan a gusto como... —Ambos cerramos la boca un buen rato. Sabía que estuvo a punto de decir, pero no el motivo del que se haya interrumpido solo. —Además, ¿cuando rayos te quitaste los puntos? ¿No lo hiciste tu misma, verdad? —Y ahí estaba de nuevo, aquel va y viene donde segundos antes parecía al borde de despreciarme y ahora se encontraba con esa maldita expresión preocupada. —¡Dios!

Si Draken fuera Baji, casi podría asegurar que estaba frustrado, desesperado, que en cualquier momento patearía la puerta o alguna de las telas esparcidas por el suelo. Pero él no era Baji y yo no podía entender porque rayos parecía ser él quien tuviera tantas cosas que decir al respecto. Hacía mucho que no lo veía tan alterado, y comenzaba a cuestionarme si en realidad lo había visto de esa manera alguna vez por culpa mía.

Nuestras miradas se cruzaban constantemente y no sabía si, como yo, trataba de descifrar que clase de sentimientos y pensamientos lo invadía para llegar a ese grado. Por un buen rato me olvide que no estábamos solos en el lugar, pero pronto él me lo recordó cuando dirigió su mirada hacía Baji.