||5.5: Golden fish||

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POV Omnisciente



Día del festival, tiempo antes de la pelea contra Mobieus



¡Waaah! ¡Mira, Kenchin! ¡Rápido! ¡Dame dinero! —Pronto el rubio líder de la gran pandilla empezó a portarse como un niño ante tantos puestos de comida, asaltando cada uno mientras al mismo tiempo asaltaba el bolsillo de su mejor amigo. —Prueba este, Takemicchi, tú también Magee. —Puso una galleta de pez en la boca de cada uno y posteriormente comenzó a comer los suyos mientras continuaban por aquellos puestos.

Oe Mikey, deja de ir tan rápido. —El asaltado chico apenas lograba pagar antes de continuar siguiendo al rubio. Al menos para él, las multitudes en los Matsuri no le suponían tanto problema. Su altura lo hacía resaltar y gracias a eso no perdió de vista al pequeño, aunque quizá a los demás sí.

A-Ah, disculpa...—Una tenue voz fue lo que escucho Draken, sin embargo cuando este se giró no miró a nadie, hasta que la misma chica jalo su ropa y volvió a disculparse, bajando la mirada ahora a la pequeña niña de quizá 11 años y a la que le sacaba casi medio cuerpo de altura.

No te preocupes, yo tampoco te vi... Oye, eso que traes puesto, ¿de dónde lo sacaste? —Quizá no ocupo el mejor semblante en su de por si intimidante rostro, sin embargo, fue mucho para él ver a aquella chica vestir justamente la prenda superior del atuendo verde de Mikey.

Justo el día que Magee llegó, cuando Mikey regreso consiguiendo con éxito el departamento de la chica, su torso estaba descubierto y ni siquiera a él le había dicho el motivo.

No creyó que fuera necesario saberlo, pero ahora darse cuenta de que la prenda perdida era ocupada por una niña como un yukata corto de festival, sin duda alguna le encendió todo tipo de focos rojos al subcomandante.

Ne, ne, ¿con quién pláticas? —La respuesta no llego cuando Manjiro intervino ahora, tratando de mirar con quien platicaba su amigo al cubrir de cuerpo completo a la persona, que cuando finalmente se dio cuenta de quien era, el panecillo de su boca cayó directo al suelo y la sorpresa no pudo evitar escaparse de él. —¿Qué estás haciendo...? —Sin embargó, apenas estaba tratando asimilar el verla ahí ahora, cuando empezó a notar aquella prenda que sin duda alguna ahora parecía pertenecerle muy bien a ella, dejándolo anonadado en su lugar al igual que la chica que lo miraba avergonzada frente a ambos.

Por un momento, Sano Manjiro no supo reaccionar pronto a la situación. No sabía si primero reaccionar al hecho de que aquella chica podría encontrarse con ToMan, al hecho de que Draken ya la había visto o al aún más grande hecho de que ella estaba vistiendo su ropa como si de un yukata común se tratara.

¡Ho-Hola Man-jiro...! —Salió un hilo apenas audible de sus labios.

No es como si la chica haya escrito su nombre unas cien o mil veces en su libreta entre clases mientras se enojaba y ensayaba en su mente como reclamarle por no haberla vuelto a buscar cuando él lo había prometido. Sin embargo, teniéndolo ahora de frente, solo salían balbuceos de su boca y su rostro se coloraba cada vez más al recordar precisamente lo que traía puesto.

¿De verdad tenía que aparecer justo este día?

Oe , responde, ¿por qué una chica de primaria tiene puesta la ropa de alguien de tu edad? —Jaloneo el hombro de Mikey, casi incluso la vena de su frente buscaba reventarse del coraje por la malinterpretación de los hechos. —¿Por eso llegaste así el día de la reunión? ¡Qué es esta mierda!

Incluso ante la situación, Draken solo podía cuestionarse el cómo le reclamaría ahora a Baji si al parecer su propio líder se había metido con una chica todavía menor a Magee.

Tríada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora