CAPÍTULO 7: LA VERDAD SE OCULTA ENTRE LOS ARBOLES*

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-¿Me estáis pidiendo lo que creo que me estáis pidiendo?

Ian nos miró desconcertado mientras se tomaba sus tostadas con aceite y tomate. Desayunaba solo, como solía hacerlo siempre.

En realidad me daba pena que no tuviese amigos allí.

-Si lo que crees que te estoy pidiendo es que nos guíes en el bosque mientras buscamos a Lilly; si, eso es exactamente lo que te estamos pidiendo.

Es cierto que aquella frase parecía mucho más lógica en mi cabeza, pero por la forma en la que me miraba parecía una idea completamente descabellada.

-Sí, sí. Eso lo he entendido perfectamente, lo que no entiendo es porque me lo pedís a mí.

-Quizás porque eres el único que conoce suficientemente bien el bosque para guiarnos.

Carol apartó una de las cinco sillas vacías y se sentó a su lado, yo hice lo mismo.

Todo el comedor nos miraba atentamente y empezamos a oír cuchicheos y susurros de fondo. Hacía mucho tiempo que nadie que no fuese Ian se había sentado en la mesa de Ian.

-Ya veo...

Apartó la mirada, intentando disimular que le incomodaba que todos los artificiales de la sala nos observasen. Se retiró uno de sus mechones fucsias del rostro y se quedó callado.

-Entonces, ¿Vas a ayudarnos? -no me apetecía andarme por las ramas, así que fui directamente al grano.

-Deja que me lo piense... No.

Carol abrió bien los ojos y me miró como diciendo "o le convences tu o lo hago yo". Ian, por su parte, se limitó a acabar su tostada y su café, se limpió la boca con una servilleta y apartó la bandeja.

-¿No? ¿Por qué no?

-Porque no.
Si no os habéis dado cuenta, no me caéis precisamente bien ninguna de las dos.

Y por si él no se había dado cuenta, tampoco es que nosotras le adorásemos.

-Pero, realmente necesitamos tu ayuda. Estoy desesperada. Y créeme, no quieres verme más desesperada de lo que ya estoy.

-¿Desesperada? Eso ya empieza a sonar como una verdadera proposición -sonrío durante un breve segundo. Pero no lo haré, no consigo ningún beneficio con esto, y no es precisamente porque quiera disfrutar de vuestra compañía y dar un largo paseo por el bosque. Y recordemos que ir al bosque está prohibido ahora mismo.

-Venga ya Ian, todo el mundo tiene un precio, incluido tú. ¿Acaso no hay nada que te podamos ofrecer para que vengas con nosotras?
Carol podía ser muy persuasiva si quería, después de todo ella era una roja, intimidante y un poco agresiva por naturaleza.

-Ahora que lo dices, me gustaría librarme de mis tareas durante un mes.

Cruzó los brazos y nos miró fijamente, primero a Carol y después a mí.

-¿Un mes? Ni de broma, no pienso fregar los platos durante todo un mes entero y encima tener que cumplir mis tareas también.

Como ya he mencionado, estaba desesperada y realmente necesitaba toda la ayuda posible para encontrar a Lilly.

Parte de mí se culpaba por haber dejado que se fuese (aunque fuera inconscientemente) y ahora necesitaba traerla de vuelta. Sabía que Lilly conocía el bosque pero al mismo tiempo tenía una sensación espantosa sobre él, como si algo horrible hubiese ocurrido allí.

-De acuerdo. Como no me queda otro remedio limpiare los platos y todo lo que haga falta. Pero debes ayudarnos a encontrar a Lilly primero.

Realmente fregar y barrer eran de mis menores preocupaciones en aquel momento. Pero he decir que estaba acostumbrada a hacer ese tipo de labores en casa de los Meyer, así que con los años había dejado de molestarme tanto.

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