CAPÍTULO 9: LA EXCEPCIONAL HABILIDAD DE IAN*

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Ya habían pasado aproximadamente veinticuatro horas desde la vuelta de Lilly y ella parecía seguir muy confundida.

¿Un cadáver de cabello blanco y sin iris? No, de ninguna manera podría ser cierto.

¿Pero si todo aquello fuese verdad? ¿Si aquello no fuese una alucinación y realmente hubiese ocurrido de verdad?

Pero por mucho que intentase convencerme a mí misma de que aquello no tenía ningún sentido seguía teniendo muchas dudas. Es decir, técnicamente nosotros éramos unas mutaciones humanas con grandes habilidades, ¿tan raro sería que hubiesen creado otro grupo de artificiales?

Todas estas preguntas y muchas más rondaban por mi cabeza mientras golpeaba un gran saco de boxeo. Según había leído en uno de los libros que me había dejado Kai el ejercicio físico ayudaba a tratar el estrés y los nervios, y eso necesitaba en aquel momento; descargar todas mis energías dando un par de puñetazos a un saco de boxeo.

-Lo estás haciendo mal.

No me había percatado de que alguien más estuviese en el gimnasio. Era Rose, llevaba ropa deportiva ajustada negra, no como yo que utilizaba unos leggings y una camiseta vieja como "ropa deportiva".

Me encantaba como llevaba su cabello rojo fuego recogido en una coleta alta que dejaba caer algún que otro de sus preciosos tirabuzones rojos.

-¿Qué?

Se acercó lentamente hasta mí y se colocó detrás de mí. Agarró una de mis muñecas y la colocó en la posición correcta.

-Tienes que colocar la mano izquierda delante y con la mano derecha protegerte la cara. Así se boxea mejor.

Parecía muy segura de ello, así que me limité a seguir sus indicaciones.

-¿Así?

Me giré para ver su reacción y me la encontré mirándome fijamente con sus ojos color lava. No sé si aquellos ojos me asustaban o me encantaban, o quizás ambos.

-Más o menos. Ahora intenta llevar el peso del cuerpo hacia la pierna que corresponde con la mano que golpea. ¿Lo has entendido?

-Eso creo.

Cerré los ojos durante un segundo y golpee con fuerza el saco de boxeo, pero apenas se movió.

-Inténtalo otra vez, pero ahora imagínate que el saco fuese alguien a quien quisieses golpear. La rabia te ayudará a concentrarte.

Esta vez me imagine a Drake como si fuese mi saco de boxeo. Sin apenas darme cuenta golpee con tanta fuerza que sentí como si mis nudillos se rompiesen. Había sido un gran golpe.

Conseguí distinguir en la cara de Rose una sonrisa de aprobación y eso me tranquilizó, algo debía estar haciendo bien.

-Bien, ahora intenta darme un golpe.

Me giré hacia ella, no parecía estar de broma. Pero no pensaba golpearle, ¿estaba loca? Ella era una roja que había sido entrenada para luchar mientras que mi mayor pelea había sido con un chico morado en la biblioteca para ver quien se llevaba el libro que quería.

-Espera, ¿qué? No pienso golpearte.

Se ajustó sus guantes de boxeo plateados, se cruzó de brazos y me miró de abajo a arriba.

-Tampoco creo que vayas a poder.

Normalmente cuando me dicen que no puedo hacer algo, lo hago; así que al menos iba a intentarlo.

-Está bien, allá voy.

Intente darle un golpe de frente, pero fallé. Ella desvió el golpe con tanta facilidad que ni siquiera se inmutó.

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