CAPÍTULO 11: LA ENFERMEDAD DE LOS ARTIFICIALES*

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Decidida me acerqué a Carol por la espalda. Ella estaba hablando debajo de la oxidada escalera de incendios con Rodrick y con otros dos verdes con los que realmente no tenía mucha relación.

La chica creo recordar que se llamaba Elena, nombre que siempre me había parecido muy bonito. Ella era de estatura mediana, de cabello corto con pecas, bastante mona. Él, en cambio, parecía un chico bastante corriente y sin ningún atributo especial a destacar.

Le agarré del brazo derecho y la empujé levemente hacia atrás.

-Tenemos que hablar -le dije susurrando al oído al tiempo que esta intentó hacer fuerza para no dejar que la arrastrase. Estaba enfadada con ella y necesitaba urgentemente que me explicase algunas dudas relacionadas con Kai y con la mercancía que este le había dado cuando los pillé detrás de la caseta.

Carol rápidamente reacciono despidiéndose de sus dos acompañantes y de Rodrick.

-Bueno chicos, ya hablamos después... -y sin prácticamente darse cuenta se vio arrastrada hasta un rincón alejado de ellos.

-Mira Kaya, yo...

No le dejé terminar aquella frase, no quería oír ninguna disculpa. De hecho, lo que ella y Kai habían hecho no tenía ningún perdón.

-¡Carol! -en ese momento bajé el tono de voz ya que no quería que nadie oyese aquello. ¿Acaso no sabes en lo que te has metido? ¿Y se puede saber de dónde has sacado tanto dinero?

En ese momento ella bajó su cabeza, se sentía culpable.

-¿Te acuerdas cuando nos conocimos? Estuvimos hablando sobre la posibilidad de poder ser humanas. Humanas de verdad.

-No Carol, hablamos sobre el hipotético caso de que eso fuese verdad. Aunque nunca imaginé que llegarías tan lejos. Carol, aquello no iba en serio.

Seguía sin entenderlo, como una chica tan buena y dulce como Carol podría pensar en hacer algo semejante.

-Pues yo vi esa oportunidad, y decidí agarrarme a ella. Y si, sé que está prohibido pero no voy a rendirme ahora. Quiero ser humana, pero más importante, quiero que me traten como tal. Y respecto a lo del dinero te mentí, no llegue a Underwoods siendo inocente.

En aquel momento su historia cobró sentido. Me crucé de brazos y resoplé con fuerza. Aquello no podía ser verdad, era imposible...

-¿Realmente le robaste el dinero a tu hermana humana? ¡Es que acaso estás loca! Carol eso está mal y encima está peor si lo usas para comprar lentillas y tintes.

Si, aquello era lo que Kai le entregó a Carol. Todavía me dolía pensarlo pero Kai era un chico listo y sabía que uno de los trabajos mejor pagados de los azules era la fabricación de lentillas y tintes ilegales.

-Sé que hice mal en acudir al mercado negro, pero no tenía más opción. Cuando me pusieron en contacto con uno de sus distribuidores ya no había marcha atrás.

Vi como al decir esta última frase jugueteaba con uno de sus mechones color fuego. Estaba nerviosa, se le notaba en su tono irregular y en su ligero temblor en la pierna izquierda.

-¿Y todo el tema de los papeles y de la documentación? ¿Qué piensas hacer con eso?

Y esa era otra, la documentación; ya que sin ella solo podría esconderse en los bosques.

-Digamos que conozco a alguien que conoce a alguien -en ese momento se hizo un gran silencio, aquello me estaba resultando muy duro.

-Lo siento mucho Kaya.

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