TIC, TOC el reloj de la enfermería no para de emitir ese molesto sonido.
TIC, TOC un artificial azul me pincha el brazo para sacarme sangre. Ese artificial se coloca una mascarilla blanca y se ajusta unos guantes de látex blancos. Tengo miedo.
TIC, TOC mi sangre es plateada, casi metálica. Con mi sangre ese doctor rellena un bote que etiqueta como 253G, luego rellena otro bote, y rellena otro más...
TIC, TOC solo quiero que acaben ya las pruebas médicas para irme allí. Estoy rodeado de maquinaria extraña, maquinas puntiagudas, maquinas afiladas...Máquinas aterradoras.
TIC, TOC me estoy empezando a agobiar, hay tres azules junto a mí. Uno pinchándome y los otros dos sujetándome. Siento la aguja atravesándome la piel, lo siento todo. Y duele, duele mucho.
Necesito salir de allí ahora mismo. Las venas de mis brazos se empiezan a hinchar, son grises, muy grises. Esto no puede ser bueno, esto no puede ser bueno.
Mi respiración empieza a ser más fuerte, más brusca. Y el reloj no deja de sonar:
TIC TOC, TIC TOC, TIC TOC...
-¡Basta! ¡NO PUEDO AGUANTARLO MÁS! -Les grité a todos los médicos de aquella sala.
Y para mi sorpresa ni se inmutaron, simplemente limpiaron y recogieron todos sus afilados y tortuosos instrumentos en silencio.Salí de la habitación a toda prisa, necesitaba respirar aire puro.
Necesitaba además calmarme un poco, pero por algún motivo me sentía incapaz de lograrlo.
Me senté en un bordillo en la parte trasera del internado, allí no habría nadie que viniese a hacerme preguntas, solo quería quedarme tranquilo hasta que mi corazón recobrase un ritmo normal.No sabía en aquel momento que me estaba ocurriendo, pero sabía que si no lo solucionaba pronto, el corazón se me saldría del pecho.
Y sin apenas darme cuenta, unos metros delante de mí apareció la niña de las trenzas verdes.
-¡Hola Nu! -dijo ella alegremente mientras se acercaba hacia mí ¿Qué haces...? -se detuvo cuando me vio hiperventilando. En ese momento levantó la ceja y preocupada me preguntó:
¿Estás teniendo un ataque de ansiedad? Y si es así, asiente con la cabeza.Asentí, ahora ya no solo me costaba respirar sino que comencé a sentir un cosquilleo de lo más desagradable en las puntas de mis dedos, como si se tratase de pequeñas descargas eléctricas.
-Vale, quiero que te coloques en una posición de noventa grados y que trates de respirar lentamente: inspira y expira. Repítelo las veces que necesites hasta que te empieces a tranquilizar .Venga, inspira y expira.
INSPIRA Y EXPIRA, INSPIRA Y EXPIRA, INSPIRA Y EXPIRA, INSPIRA Y EXPIRA, INSPIRA Y EXPIRA...
Al principio sentí que aquello era inútil, pero me intenté concentrar en un punto fijo mientras inspiraba y expiraba lentamente.
Y aquello que vi fueron sus ojos, sus ojos de un color verde intenso, de bordes oscuros y de color verde radiactivo, ciertamente artificial.
-¿Ya estás mejor? -dijo ella al ver que ya había recuperado un pulso medianamente normal.
-Sí, ya está. No sé qué me ha pasado, estaban haciéndome unas pruebas cuando de pronto me he empezado a poner nervioso.
-Te entiendo, a mí antes me pasaba continuamente.
Ella se sentó conmigo en el bordillo en el que estaba sentado y miró hacia el suelo, preocupada.
Y yo no tenía ni idea de cómo debía reaccionar en ese momento.
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Artificiales
Ciencia Ficción-Entonces, ¿Qué es lo que soy? ¿Humana? -No exactamente. -Pero soy real. -Sí, lo eres. Humana alterada genéticamente. - ¿Pero no humana? -No humana. Mutaciones genéticas, artificiales. Diseñados para facilitar la vida a los humanos. ...