A penas habían pasado veinticuatro horas cuando Cassandra y Rose reunieron a todos los artificiales en el jardín trasero para transmitirnos una de las peores noticias que recibiría en mi vida: Underwoods debía ser evacuado inmediatamente.
Cassandra nos explicó detenidamente que la guerra entre Aldabia y Katash había comenzado y que el Internado, desde ese día, finalizaría sus funciones para transformarse en un cuartel militar.
O eso se suponía que debía ocurrir, aunque más tarde descubriríamos que el gobierno tenía otros motivos ocultos para desalojar el internado.
Ante esa terrible noticia hubo muchas reacciones diferentes. Desde lloros y abrazos de unos, hasta grititos de alegría de otros; porque aquello significaba la oportunidad de regresar a sus hogares.
Claro está que aquellos que se alegraron no entendían lo que supondría entrar en guerra y del sufrimiento que esta traería a su paso.
-¿Y los que no tienen hogar al que regresar? -preguntaba más de uno alarmado por la noticia.
-En ese caso, seréis acogidos por el gobierno. Seguramente trasladados a otro internado o a otro lugar seguro -respondió Rose seriamente.
Tras oír estas palabras Lilly, que se encontraba a mi lado, me abrazó con fuerza. Ahora nuestros destinos estaban ligados.
Pero, ¿qué quería decir Rose con "seguramente"? ¿Acaso no conocía ella el destino que nos esperaba?
De fondo todavía se podían oír lloros procedentes de muchos artificiales como Salem y Elena que también se abrazaban. Cassandra se secó las lágrimas de tristeza que, sin darse cuenta, descendían por su rostro; e intentó tranquilizarse y mantener la compostura que tanto la caracterizaba.
-A partir de mañana, y durante esta semana, empezaran a llegar vuestras familias para recogeros. -respiró hondo y continúo- Y los que no tenéis a donde ir, haced las maletas también; pues el viernes vendrá un equipo de rojos para llevaros con ellos. Os deseo muchísima suerte a todos, ha sido un placer haber compartido la historia de este internado con todos vosotros. Gracias.
Finalmente, Cassandra se despidió acompañada por todos nuestros aplausos, esto debía de ser más duro para ella que para nosotros. Era la directora del Internado y también había sido una excelente profesora.
Todas las mañanas de 9 a 13.00 de la mañana ella se encargaba de enseñar a los morados; así como Rick se encargaba de los rojos; la señora Mooney, una mujer muy esbelta y alta, cincuentona, con granes ojos azules; y el señor Bryson, un hombre de mediana edad, de gran constitución y de mirada feroz, de los verdes.
A estos dos últimos solo los había visto un par de veces, ya que todos los días llegaban juntos en un coche azul y se marchaban juntos también al acabar su jornada laboral.
Cassandra me había enseñado lengua, literatura y filosofía; y le estaba muy agradecida por haberme permitido continuar mis estudios como morada. Y aunque en clase estábamos nueve, Cassandra daba tan bien las clases que sentía como si fuera una clase particular. Desde luego, la echaría de menos.
Volviendo a ese momento en el jardín, alcé la vista para poder contemplar el panorama de aquel momento: muchos artificiales ya se dirigían hacia sus habitaciones, algunos más desconsolados que otros.
Los únicos que se mantenían impasibles eran Rose e Ian, quienes no parecían ni sorprendidos ni afectados por la noticia. Seguramente porque Rose había sido la primera informada de la situación y no habría tardado mucho tiempo en contárselo a Ian, ya que desde que Rose llegó; se había vuelto la compañera inseparable del solitario Ian.
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Artificiales
Ciencia Ficción-Entonces, ¿Qué es lo que soy? ¿Humana? -No exactamente. -Pero soy real. -Sí, lo eres. Humana alterada genéticamente. - ¿Pero no humana? -No humana. Mutaciones genéticas, artificiales. Diseñados para facilitar la vida a los humanos. ...