capítulo 11

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A quién amo es a ti...

Dalena

No he podido dormir y odió cuándo me pasa esto he cerrado mis ojos con fuerza, he parpadeado varias veces porque escuché una vez en un video de YouTube que si hacías eso te daba sueño ya qué engañabas a tu cerebro pero es mentira ya qué no tengo una milésima de sueño; también he contado hasta mil y me he puesto a cantar en mi mente pero nada de eso funciono.

Hago el acopio de levantarme pero el brazo de Tyler enroscado en mi cintura no deja que me mueva, a como puedo me doy la vuelta notando que está durmiendo plácidamente y grabando nuevamente sus facciones en mi mente para qué queden bien grabadas; su cabello alborotado, sus labios rosados entreabiertos, sus pestañas espesas y qué decir de su piel nívea tan suave a mi tacto...-¿Sigues despierta?- lo escucho hablar con su voz ronca sacándome de todos mis pensamientos y al subir mi mirada aquellas orbes azuladas me miran con intensidad haciendo que mi pecho arda de una manera descontrolada.

-No, yo duermo con los ojos abiertos- digo sarcástica con una sonrisa ladina dibujada en mi rostro -Ya qué si estuviera dormida no te estuviera hablando.

-Es una forma muy extraña de dormir, ¿Lo sabías?- dijo acompañando su comentario con una leve risa.

-Ya duérmete- digo tratando de dar la vuelta pero Tyler me impide tal acción con sus manos.

-No puedo dormir si tu me estas desgastando con la mirada- dice sonriendo de lado -A demás, conozco un método infalible para conciliar el sueño.

-¿A sí y se puede saber cual es ese método?- digo inocente.

Su cara la coloca en mi cuello dónde empieza a besar, lamer y succionar, va subiendo hasta llegar a mi boca dónde la devora con premura, sus labios se mueven al compás de los míos, su lengua invade el interior de mi boca sin permiso. Mientras tantos su mano traviesa baja hasta mis nalgas para apretarlas.

En un rápido movimiento el está sobre mi, con destreza levanta mi camisa de tirantes mandandola a volar para hacer una parada por mis montículos dónde los masajea, mete uno a su boca mientras juega con el pezón del otro haciendo que me ponga húmeda solo por su tacto; hace lo mismo con mi otro pecho para luego unirlos y meterse los dos a la boca succionando mis pezones logrando que escape un sinfín de jadeos por la forma en la que el lo hace.

Se separa de ellos y baja su pantalón de algodón y su bóxer sacando su falo erecto, frotandolo de arriba hacia abajo sin bajar la mirada de mis ojos, lubricandolo con un poco de su saliva junta nuevamente mis pechos colocando en medio de ellos su pene él mismo se abre espacio para después moverse en un va y ven.

Jamás en mi vida me había imaginado que alguien me follaria las tetas o mejor dicho nunca creí que la paja rusa fuera tan excitante y a la vez tan inmoral, sin despegar su mirada de la mía abro mi boca sacando mi lengua para tocar con esta la punta de su glande que entra y sale por mis pechos.

-¡Toma tus pechos!- ordena y mis manos sujetan mis pechos, su mano viaja hasta mi intimidad humeda dónde sus dedos se resbalan, empieza a acariciar aquel punto inchado, necesitado de atención, empieza a moverlos de una manera experta haciendo que mueva mis caderas siguiendo sus movimientos mientras miles de jadeos salen de mi boca.

Siento que voy a correrme con solo tocarme, lo siento tensarse pero se aparta de mí haciendo que el inició del orgasmo se atore en mi vientre -No quiero correrme ahí- dice sacando su falo de entre mis senos y dándome la vuelta colocandome de rodillas sobre la cama y que mis brazos queden sobre la cama y mi cabeza recostada en la almohada.

Siento como su pene le da pinceladas de placer cuando roza mi coño deseoso de ser penetrado, se acerca hacía mi dejando besos húmedos por mi espalda hasta llegar a mi oreja dónde muerde el lóbulo de está -No sabes cuanto te deseo, Dalena...- dijo con voz ronca haciendo que se me erize la piel; se incorpora y se funde en mi entrada haciendo que emita un jadeo -te desee desde el primer día en que te vi en el instituto, te desee como un loco el día de nuestra noche de bodas...- dice entrando y saliendo con rudeza como si quisiera dejarme en claro qué soy la única a quien el le pertenece y eso me queda claro -eres mi pecado el cual quiero cometer una y mil veces- dice con su voz ronca de la excitación, el sonido de nuestros sexos chocando entre sí es lo que inunda la habitación, me levanta haciendo que mi espalda choqué con su pecho, penetrandome aun más rápido y fuerte.

Mi Vida A Través De Ella © (Libro #2) [EN PROCESO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora