Capítulo 17

5 0 0
                                    

Cada acción trae una reacción.

Dalena

Según las leyes de la física cada acción tiene su reacción ya sea positiva o negativa, eso no lo dice el libro de ciencias lo digo yo ya qué desde que tengo memoria las personas que se relacionan conmigo tienden a colisionar y a la vez tener una reacción nada convencional.

Cómo una montaña rusa...

No, esto es mucho más complejo que una montaña rusa son sus curvas y vueltas.

Beca y Archi siempre fueron el complemento beta de mi fórmula ya que ellos siempre me ayudaban en cualquier idea loca que tuviera pero también estaban las antiguas personas que había querido olvidar desde que sali de aquel embrollo.

Quiero convencerme a mi misma que no pasará nada y que Eduardo no le hará nada a Tyler tomando represalias pero mi parte lógica y racional sabe que él lo hará porque él nunca pierde; pero hay una cosa que él no sabe de mi y es qué a mi tampoco me gusta perder.

Soy de estas personas que me gusta pasar desapercibida, analizar a una persona hasta encontrar su punto de quiebre es algo fascinante ya que la puedes manejar a tu antojo; esto me lo enseñó Ethan en el instituto, él decía que una persona se puede quebrar de todas las maneras posibles sin causarle dolor aunque a veces el dolor es inevitable.

Mi vista recorre toda la habitación con aquella claridad tenue entrando por la ventana, la cortina se mueve por el suabe toque de la brisa mañanera; Volteó mi rostro encontrándome a Tyler dormido, respirando relajadamente.

¿Cómo una persona tan paciente puede tener tanto enojo acumulado?- dice la voz de mi interior, bostezo y paso mi mano por mi rostro vuelvo mi vista a la ventana y luego al reloj notando que son las siete con diez minutos, mis planes de dormir hasta las diez se han ido al caño por completo.

Con mucho cuidado me levantó de la cama a modo de que Tyler no despierte, tomó mi albornoz y me pongo mis pantuflas; empiezo a caminar con muchísimo cuidado el gruñido de Tyler hace que me detenga en seco, se estira y vuelve a encogerse en la cama jalando toda la sábana para cubrirse. Sonrió como una tonta y sigo mi camino dónde abro la puerta y la cierro tras mio.

Lo malo de pasar por la carretera a las cinco con cuarenta y cinco es que ningún negocio está abierto para comprar algo de café y donas o algo más decente para comer, no se como los policías sobreviven a esas horas; mi estómago me ruge como si no he comido por una semana, bajo las escaleras con cuidadosamente para no despertar a nadie.

¿Me pregunto sí Annie no escucho nada anoche?.

¿Quieres apostarlo?.

Siempre pierdo en las apuestas.

Al bajar un olor a huevo frito y tocino entra en mi fosa nasal haciendo que el gruñido de mi estómago sea más estridente, entro a la cocina y la veo afanada metiendo rebanadas de pan en la tostadora -¡Buenos días, Annie!- digo alegremente, caminando hacía ella.

Ella me recibe con una gran sonrisa mostrando sus dos hoyuelos en las comisuras de su boca -¡Buenos días, Dalena!- dice abrazándome -¿Dormiste bien?- me pregunta.

-Podría decir que si- digo dando la vuelta para sentarme en los taburetes de la isla -¿Porqué la pregunta?.

Ella se seca las manos con su mandil de flores y me ve con una sonrisa cómplice -No lo sé, un repartidor vino a noche a dejarte un regalo y después ya no lo vi- dice y yo ató los cabos sueltos en mi mente.

-Sí me di cuenta de eso- digo siguiéndole la corriente ya que a decir verdad no escuché nada.

-Dalena se que no es de mi incumbencia pero...- dice dudosa recostando sus brazos en la isla para quedar a mi nivel -la forma de actuar tuya de anoche no fue la correcta- dice con el rostro serio.

Mi Vida A Través De Ella © (Libro #2) [EN PROCESO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora