🅥🅔🅘🅝🅣🅘🅢🅔́🅘🅢

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Nunca había sentido una angustia tan terrible en su vida. A pocos metros delante de él se encontraba su celular con la pantalla rota. De la impresión lo lanzó lejos y se hizo un ovillo tratando de convencerse así mismo que nada de eso estaba ocurriendo.

Sus manos cubrían su rostro petrificado del miedo, no entendía a qué se refería ese último mensaje. Su mente se nubló cuando lo leyó. Pero entonces recordó su preocupación que atacó a su cerebro y es que su amigo estaba metido en su trabajo con todo ese revuelo de los lobos.

—Tails... —mascullo gateando hasta el celular—. ¡Tails!

Con desespero tomó el celular entre sus manos y nuevamente marcó el número de su amigo. Tenía la esperanza de volverlo a escuchar y que solo le haya jugado una mala broma, claro después se vengaría por hacerlo pasar un mal rato. Pero después de un rato la llamada se desvió al buzón personal. Volvió a insistir unas tres veces más hasta que escuchó como contestaban.

—¡Tails por el caos deja de jugar de ese modo conmigo! —le gritó casi aliviado, pero entonces una risa distorsionada le hizo guardar silencio—. ¿T-Tails? —masculla casi sin voz.

—No creo que esto sea una broma —escuchó hablar a alguien más— si quieres ver al zorro de nuevo, ven enseguida a donde trabajas. Creo que me reconocerás Manic. No tardes, la paciencia no es una virtud propia de mi —le amenazó y escuchó como cortó de golpe la llamada.

Manic no podía asimilar lo que ocurría, se sintió solo, abandonado, sin salida... justo como unos años atrás cuando era más joven. Su celular terminó de destruirse cuando cayó al suelo.

—¿Q-Qué está ocurriendo? —se pregunta consternado mientras cae de rodillas al suelo.

Todo era confuso, se suponía que si los lycans atacaban porque tomaron a Tails como rehén y lo más importante, pero porqué uno de ellos se enfocó en atraparlo si ni siquiera lo conoce.

Manic quería llorar de la angustia, no podía procesar bien lo que ocurría y se sentía mal. Pero no podía dejar a su amigo, si un lycan lo tenía entonces sus palabras no eran para nada un juego; con rapidez cogió un suéter, agarro las llaves de su apartamento y olvidándose del pedido de Scourge salió disparado de su casa hasta el camino que le guiaría a su trabajo.

Su amigo era lo más importante en ese momento.

[…]

Durante el trayecto observo a muchos correr y refugiarse en sus casas y edificios. Muchos policías daban instrucciones de no salir pero a Manic no le importaba.

La zona por donde vivía aún no tenía indicios de ser atacada pero todos corrían para estar a salvo cuando llegasen los lobos. Ni siquiera pensó que podría encontrarse con alguno en su camino.

Pero Manic era muy inocente para saber que aquello era el indicio de una posible trampa.

Corrió hasta estar frente a la tienda, y frunció el ceño al verla normal, sin rastros de haber sido saqueada o destruida. Con lentitud decidió dirigirse a ella pero por la parte de atrás. Siempre que habían problemas Tails y él utilizaban esa salida para escapar.

Entró mientras sus ojos observaban a su alrededor y sus manos temblaban sin control, de repente un apagón le sorprendió. Casi gritó pero se mordió los labios sabiendo que no estaba solo. Con los nervios de punta sigue en busca de su amigo zorro, llega a la caja registradora y no lo ve allí. Se dirige a los pasillos en donde están los insumos, unos metros más adelante logra ver una de las colas de su amigo.

—¡Tails! —susurra alegre, corre hasta él y se coloca a su nivel. Con su mano lo mece pero no le responde. Con sus brazos lo levanta hasta recostarlo sobre su pecho, su amigo respira pero esta inconsciente—. ¡Vamos Tails, reacciona! —le pide hecho un mar de emociones.

Impure Moon (Scourganic & Shadonic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora