🅥🅔🅘🅝🅣🅘🅒🅘🅝🅒🅞

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... Nueve días después...

Como una fresca ola del oleaje del mar Manic sintió alivio en esos días. Las cosas se habían calmado en su vida, iba a trabajar y Scourge le cuidaba; en sus labores Tails le acompañó y no se encontró más solo.

Sin embargo, la nostalgia volvía a presentarse justo como un tiempo atrás. Algunos temas le hicieron volver a sentirse triste, en especial con relación a Scourge. Ya que el lobo se volvió cada vez más distante de él.

Estaba seguro de que de seguro Scourge solamente trataba de ser amable y sincero con él, pero sus acciones comenzaban a afectarle. Aunque Manic lo intentase aclarar, Scourge siempre lo evadía diciéndole que eran ideas suyas, que él no estaba alejándose de ninguna manera y que más bien se estaba preparando para protegerlo mejor, pero sus acciones eran contradictorias.

Por ejemplo dos días después del encuentro con los otros lycans, Manic noto que Scourge se distanció físicamente de él. Su desenfrenado deseo de contacto por su persona disminuyó al punto de casi ser nulo y disculparse por tocarlo sin que se diese cuenta.

Lo más curioso era que el lobo se notaba muy alterado, impaciente y sus ánimos eran muy cambiantes en cuanto estar feliz, luego enojado hasta posteriormente ponerse triste. Se mantenía a raya con él, alejado y muy vacilante, hasta sus bromas se desvanecieron. Para Manic quizás era un alivio, pero la actitud de Scourge le hizo sentirse de cierta manera, herido.

No estaba seguro ni como ni cuando se puso a pensar en su situación, pero algo si era seguro, extrañaba a Scourge. Quizás era molesto, torpe y un payaso sin gracia, pero lo prefería de ese modo que, en cambio, al que tenía enfrente.

Era un nuevo día y justamente en esa ocasión Manic pidió que Tails le cubriera a lo que su amigo aceptó con gusto y sin resistencia. En ese instante solo podía ver como el lobo se movía de un lado a otro, como tratando de calmarse y enfocar su atención en otra cosa.

—Bien, esta vez volveré pronto —menciona Scourge restregándose la cara— no puedo tardarme tanto. Debo ser puntual —se repetía.

Manic se mantiene en silencio, no puede ocultar su malestar con él. Cómo puede ese lobo ser tan irrespetuoso con su persona y hacerlo de lado como cualquier otra persona.

—No debes salir por ningún motivo —le recuerda Scourge sacándolo de sus pensamientos— únicamente de ese modo, estarás seguro.

—De acuerdo —le afirma sin muchos ánimos el otro.

Scourge siente como los ánimos de Manic están por los suelos, y no lo culpa. ¡De hecho es su culpa y no lo puede negar!

—¿Te sientes bien? —le pregunta tratando de acercarse, pero Manic se retira unos pasos por detrás.

—No es importante —le responde iracundo, sus ojos se encuentran llenos de un brillo colérico—. ¿Scourge te sucede algo? —le pregunta viéndole fijamente.

—¿Por qué lo dices? —le contesta el otro desviando su mirada.

—Estás muy raro, mucho más de lo que normalmente eres —responde con un poco de sarcasmo—. Es como si quisieras que me alejara de ti.

El lobo no puede responder, baja la mirada llena de vergüenza. Por supuesto que no quiere alejar a Manic de su lado y mucho menos hacerlo sentir que su atención ha cambiado, pero su problema hormonal le está costando mucho más de lo que creyó. Aunque solo lleva una semana con esa situación trata de mantener un límite con Manic para no hacerlo sentir incómodo.

Claro que eso incluye el mínimo contacto físico con él y las breves charlas que tuvieron, ya que después de esos días en los que Manic fue atacado Scourge le ayudó a superar su pánico por medio de los abrazos mientras dormían. Y esto aceleró un poco más la fase más difícil para el lobo.

Impure Moon (Scourganic & Shadonic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora