🅓🅘🅔🅩

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Un nuevo día había llegado, los ojos de Manic se abrieron con pereza. Se encontraba recostado sobre su cama, durante la noche no había dormido del todo bien. Lo que le pareció extraño ya que los días anteriores logro concebir el sueño sin ninguna dificultad.

—Ese trauma... —susurra incorporándose hasta quedar sentado. Sus manos restriegan su rostro en busca de espantar el sueño. Su problema para dormir era que cada que entraba al sueño profundo su subconsciente rememoraba un gran dolor, la perdida de alguien importante para él y la razón por la que se quedó solo en ese mundo.

Su madre.

Ese dolor que no había logrado sanar, se muestra tan pronto como sus ojos se llenan de lágrimas. Inevitablemente Manic llora sin darse cuenta, sus manos se mojan al igual que algunas lágrimas caen sobre la sábana. Aunque no tiene un recuerdo definido de la muerte de su progenitora, su corazón duele cada que su mente le hace volver a revivir su infancia con ella.

Manic suele recordar que siempre estuvo con ella, su madre lo cuidaba y aunque era curioso, ellos vivían en un pequeño pueblo. Pero después del desastre, Manic tuvo que irse y hacerse en ese lugar que por años ha sido su hogar. Tuvo una vida difícil hasta el grado de volverse alguien invisible.

Pero siendo honestos, parecía que ya no lo sería mucho...

—¡Manic! —Scourge le observa preocupado—. ¡¿Estás bien?!

Un portazo le hace asustarse mientras vuelve la vista al frente. Scourge se ve agitado, con las púas desordenadas y pareciera que dormía y despertó de golpe. Manic le observa espantado, con cara de asombro mezclado con incredulidad. Scourge se acerca rápido hasta él, con sus manos toman el rostro del erizo que parece no querer salir de su asombro. Esos ojos celeste zafiro le analizaron detalladamente y al percatarse que nada faltaba en Manic soltó un suspiro.

—¿Por qué lloras? —le pregunta sin entender—. No hay nada que te pueda hacer daño —le dice viéndole.

Manic lo ve confundido, con la mirada llena de lágrimas y mejillas levemente sonrosadas.

—¿Cómo supiste...?

El toque de Scourge es tan cálido, Manic siente sobre su rostro aquella sensación que cuando dormía también le acarició. Lentamente su malestar disminuye hasta volverse un recuerdo.

—Tu aroma tuvo un cambio brusco... tristeza, soledad, dolor —Scourge trata de calmarse— creí que algo te podría estar atacando y me desperté tan rápido —le explica más relajado, pero al mismo tiempo voltea a ver la puerta en donde entró. Aquella estaba hecha añicos en el suelo—. Yo... lamento lo de tu puerta pero creí que era urgente y no me fije —se disculpa Scourge sintiendo que Manic se podría enfadar.

Pero es todo lo contrario, las manos de Manic cubren las de él. No tiene cabeza para pensar en puertas dañadas y menos para comenzar el día con regañetas para el lobo. El menor sonríe con nostalgia, reconoce que no esta en su mejor momento y su rostro perlado por el llanto lo demuestra, retira las manos del lobo con suavidad.

—Solo pensaba en alguien —le explica sin muchos ánimos— y la puerta, no importa...

Scourge le devuelve la sonrisa, dejando de lado el tema de la puerta, se muestra atento con Manic, siente en el tono de voz que emplea demuestra que se trataba de alguien importante.

—Oh menos mal... pero si te hace sentir triste no deberías de pensar mucho en eso —le menciona. Sus manos se dirigen hasta sus púas para tratar de alinearlas y verse un poco más presentable.

Manic al contrario, restriega debajo de sus ojos para sacarse las lágrimas restantes.

—No es como si pudiera hacerlo. Es tonto, desde que era un niño he tenido estos problemas, no puedo dormir como los demás. Siempre despierto en la noche llorando o cosas así —le cuenta volviendo a su actitud pacífica.

Impure Moon (Scourganic & Shadonic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora